Agencias/Londres.- Simona Halep se convirtió en la primera rumana en ganar el título individual de Wimbledon al vencer en la final a la estadunidense Serena Williams, siete veces campeona, por 6-2 y 6-2, en tan solo 56 minutos.

Por segundo año consecutivo, Serena perdió en la lucha por el título. Si la temporada pasada fue la alemana Angelique Kerber, en esta lo ha sido la jugadora de Constanza, ganadora de Roland Garros en 2018, exnúmero uno del mundo, que este lunes subirá del séptimo puesto de la lista WTA al cuarto.

Curiosamente las dos jugadoras llegaban a la final sin haber ganado un título este año. Halep se convirtió en la duodécima ganadora de Wimbledon que se hace con este título en su primera final.

Serena, de 38 años, tendrá que esperar una nueva oportunidad para poder igualar los 24 títulos del Grand Slam de la australiana Margaret Court. Este sábado perdió la sexta desde que ganó el Abierto de Australia en 2017.

Williams se bloquea cuando juega para igualar los ‘Grand Slam’ de Margaret Court. Y por eso, sin quitarle méritos a Halep, una competidora única, la rumana se ha coronado este sábado como la nueva reina de Wimbledon.

A Serena le cuesta jugar las finales en las que hay mucho en juego. Por primera vez ha perdido tres seguidas. Y parece mentira que eso le pase a la mejor tenista de la historia. Cometió 26 errores no forzados, 23 más que la campeona. No pudo manejar la presión hace un año en la final de Wimbledon ante Angelique Kerber. Le pasó más de los mismo dos meses después con Naomi Osaka en el US Open, donde, además, montó un show difícil de olvidar. Y le ha sucedido este sábado en la lucha por su octava corona de Wimbledon, que hubiese sido la vigésimo cuarta en los ‘majors’.

Buscaba empatar el tope histórico de Court y eso le pesa como una losa a la pequeña de la familia Williams, apoyada en la grada por su marido, Alexis Ohanian; su hermana Venus y su madre Oracene. La importancia del choque para ella se veía en los preparativos. Su entrenador, Patrick Mouratoglou, se pasó el desayuno mirando vídeos de los precedentes con Halep, en especial del último que disputaron en los octavos del pasado Open de Australia y que terminó con triunfo de la estadounidense en tres sets.

Pasados los cuatro primeros juegos de la final, Serena seguía sin estrenar su casillero. La pelota, como se suele decir, le iba para atrás. Nada de potencia. Y desde el fondo de la pista, en los intercambios, Halep era y es mejor por juventud y por piernas. La rumana se hizo con la manga inicial y rompió por tercera vez el servicio de la yanqui en el quinto asalto de la continuación. Se situaba a tres juegos de la gloria y con el saque a favor.

En la grada estaba más que nervioso Ion Tiriac, la cabeza visible del Mutua Madrid Open y la persona clave en la carrera de Simona. Sin el dirigente rumano nunca hubiese sido jugadora profesional. La tenista de Constanza, a sus 27 años, se quitó la pasada campaña en la tierra de Roland Garros la losa de haber sido número uno WTA pero no haber conquistado un grande.

La soltura con la que se desenvuelve desde entonces le permitió terminar 2018 por delante de las demás y ganar hoy en una superficie totalmente desconocida para ella. Y es que su mejor resultado sobre la moqueta verde del All England Club habían sido las semifinales en 2014.

Serena se vio con 4-2 y 0-30 abajo en el segundo set. Luego, salvó una pelota de rotura que sonaba a definitiva. No pudo con la segunda. Adiós al récord de Court. Desde la final entre Steffi Graf y Monica Seles, con un 6-2 y 6-1, en 1992, que no se veía un marcador tan aparatoso.

Halep es la duodécima novata que se impone en Wimbledon en su primera final mientras que a la veterana Williams, a sus 37 años y 291 días, se le ha pasado el penúltimo tren. Hoy firmó su peor tanteo en una gran final y su peor partido en césped, por lo que hace referencia a juegos ganados.

“Aunque no lo haya parecido, he tenido nervios. He jugado el mejor partido de mi vida. El sueño de mi madre era que jugara la final de Wimbledon y el sueño se ha hecho realidad. Además, gané. Una de mis motivaciones era llevarme el trofeo para ser miembro de este torneo de por vida y lo conseguí”, reflexionaba la triunfadora.

No se olvidó de la disciplina espertana que le impuso Tiriac, su mentor, para ser la mejor. “Gracias por haber venido a verme y haber sido dura conmigo”. Ilie Nastase disputó las finales de 1972 y 1976. Su compatriota ha dado un paso más para dar brillo al tenis rumano.

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