Agencias/Ciudad de México.- Por primera vez se ha documentado que los animales tratan sus heridas con plantas curativas, en el caso de un orangután macho de Sumatra que sufrió una herida facial.
Comió y aplicó repetidamente savia de una planta trepadora con propiedades antiinflamatorias y analgésicas comúnmente utilizadas en la medicina tradicional. También cubrió toda la herida con la malla vegetal verde. Por lo tanto, el tratamiento médico de heridas puede haber surgido en un ancestro común compartido por humanos y orangutanes, según concluyen biólogos del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, Alemania y la Universitas Nasional, Indonesia.
El estudio se llevó a cabo en el sitio de investigación Suaq Balimbing en Indonesia, que es un área protegida de selva tropical que alberga aproximadamente 150 orangutanes de Sumatra en peligro crítico. “Durante las observaciones diarias de los orangutanes, notamos que un macho llamado Rakus había sufrido una herida en la cara, probablemente durante una pelea con un macho vecino”, dice en un comunicado Isabelle Laumer del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, primera autora del estudio.
Tres días después de la lesión, Rakus arrancó selectivamente hojas de una liana de nombre común Akar Kuning (Fibraurea tinctoria), las masticó y luego aplicó repetidamente el jugo resultante precisamente sobre la herida de la cara durante varios minutos. Como último paso, cubrió completamente la herida con las hojas masticadas.
“Esta y otras especies de lianas relacionadas que se pueden encontrar en los bosques tropicales del sudeste asiático son conocidas por sus efectos analgésicos y antipiréticos y se utilizan en la medicina tradicional para tratar diversas enfermedades, como la malaria. Los análisis de compuestos químicos vegetales muestran la presencia de furanoditerpenoides y alcaloides de protoberberina, que se sabe que tienen actividades antibacterianas, antiinflamatorias, antifúngicas, antioxidantes y otras actividades biológicas relevantes para la cicatrización de heridas“, dice Laumer.
Las observaciones realizadas durante los días siguientes no mostraron ningún signo de infección de la herida y después de cinco días la herida ya estaba cerrada. “Curiosamente, Rakus también descansó más de lo habitual cuando resultó herido. El sueño afecta positivamente a la cicatrización de heridas, ya que durante el sueño aumentan la liberación de la hormona del crecimiento, la síntesis de proteínas y la división celular”, explica.
Como todo comportamiento de automedicación en animales no humanos, el caso reportado en este estudio plantea preguntas sobre cómo de intencionales son estos comportamientos y cómo surgen. “El comportamiento de Rakus parecía ser intencional ya que trató selectivamente su herida facial en el reborde derecho, y ninguna otra parte del cuerpo, con el jugo de la planta. El comportamiento también se repitió varias veces, no sólo con el jugo de la planta sino también más tarde con material vegetal más sólido hasta que la herida estuvo completamente cubierta. Todo el proceso llevó una cantidad de tiempo considerable”, afirma Laumer.
Este comportamiento posiblemente innovador presenta el primer informe sobre el tratamiento activo de heridas con una sustancia biológicamente activa.