Agencias / La Habana.- El gobierno del presidente Donald Trump prohibirá todos los vuelos desde Estados Unidos hacia destinos en Cuba, con excepción de La Habana, dijeron el viernes las autoridades.
Los partidarios de la prohibición dijeron que limitará el flujo de efectivo del gobierno y su capacidad para reprimir a su pueblo y respaldar al presidente venezolano Nicolás Maduro, al que Washington desea derrocar.
Los opositores a la medida señalaron que prohibir los vuelos simplemente les dificultará a los cubanoestadounidenses visitar a sus familias fuera de la capital, sin tener un impacto significativo sobre el gobierno cubano.
El Departamento de Estado indicó que los vuelos de la aerolínea JetBlue a Santa Clara, en el centro de Cuba, y a Holguín y Camagüey, en el oriente de la isla, estarán prohibidos a partir de diciembre. Los de American Airlines a Camagüey, Holguín, Santa Clara, Varadero y la ciudad oriental de Santiago también fueron prohibidos.
Los vuelos hacia La Habana, que representan la gran mayoría de los que se realizan desde Estados Unidos hacia Cuba, seguirán siendo legales.
“Esta medida impedirá que el régimen de Castro obtenga ganancias de los vuelos estadounidenses y utilice esos ingresos para reprimir al pueblo cubano”, afirmó el secretario de Estado Mike Pompeo en Twitter. Raúl Castro dejó la presidencia de la isla el año pasado, pero sigue encabezando el Partido Comunista, la máxima autoridad del país.
Otro motivo declarado para tomar la medida es evitar que haya turismo estadounidense a Cuba, algo que está prohibido en Estados Unidos. Sin embargo, no está claro cuántas personas toman esos vuelos con fines turísticos. Muchos son utilizados por cubanoestadounidenses que visitan a sus parientes en ciudades que están lejos de La Habana.
“En afán por castigar rebeldía inquebrantable d Cuba, imperialismo arremete contra vuelos regulares a varias ciudades cubanas”, dijo Carlos F. de Cossío, director de la sección para Estados Unidos de la Cancillería de Cuba, vía Twitter. “No le importa afectar contactos familiares, modesta economía mayoría cubanos en ambos países, ni incomodidades injustas. Nuestra respuesta es invariable”.
Aparentemente la prohibición no afecta a los vuelos fletados a destinos afuera de La Habana, pero esos vuelos tienden a ser más caros y mucho menos prácticos. La otra opción legal restante es volar a la capital cubana y luego efectuar un viaje por tierra que podría durar de ocho a más de 12 horas por caminos inseguros y llenos de baches, en el caso de las ciudades del oriente de Cuba.
JetBlue y American Airlines emitieron breves comunicados diciendo que cumplirán con la medida.
El anuncio coincidió con un evento en Miami para exigir un cambio de régimen en Cuba, al cual asistieron funcionarios estadounidenses, el presidente de la OEA, Luis Almagro, y diversos cubanoestadounidenses y disidentes cubanos.
“Es un avance”, dijo el peluquero Ernesto Regues, nacido en Cuba hace 48 años, quien llegó a Miami en 2012 y aún tiene familiares en la capital cubana. “Lo que hace falta es que frenen los viajes a La Habana”.
Carrie Filipetti, subsecretaria adjunta para Cuba y Venezuela en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, dijo que la capital de la isla fungirá como el puerto de entrada para los cubanoestadounidenses que deseen ver a sus parientes.
“Queremos asegurarnos de que los cubanoestadounidenses tengan una forma de visitar a sus familias. Es necesario entrar. En la actualidad, La Habana cumple con esta función”, señaló.
Sin embargo, advirtió que “seguiremos incrementando las sanciones”, y dijo que otros países deberían hacer lo mismo.
“Es una ruta larga con muchos escalones a lo largo del camino”, afirmó, ante lo cual el público se puso de pie para ovacionarla.
En los últimos meses, el gobierno de Trump ha endurecido continuamente el embargo a Cuba (implementado hace seis décadas) con el objetivo declarado de reducir los ingresos del gobierno cubano y obligarlo a cortar lazos con Venezuela, y de que confiera más derechos humanos a los cubanos. Washington ha prohibido que cruceros estadounidenses visiten la isla, sancionó a buques petroleros que trasladaban petróleo de Venezuela a Cuba y permitió demandas contra compañías extranjeras por beneficiarse del uso de propiedades confiscadas a estadounidenses o cubanos que después obtuvieron la ciudadanía estadounidense.
Las medidas han contribuido a la escasez crónica de divisas para el gobierno cubano, y se les atribuyó la escasez de combustible durante varias semanas en la isla, pero hasta ahora no hay indicios de que la política de Trump esté teniendo el resultado esperado. Los servicios de seguridad de Cuba continúan con la detención y hostigamiento a disidentes, y los grupos defensores de los derechos humanos dicen que la libertad de expresión, de reunión y otros derechos siguen muy restringidos.
Los gobiernos cubano y venezolano siguen alineados y ambos han declarado su intención de estrechar aún más sus lazos ante las medidas de Trump.