Agencias/Ciudad de México.- El aumento en los precios de alimentos, combustibles y fertilizantes debido a la guerra en Ucrania amenaza con arrastrar a los países de todas partes del mundo hacia una hambruna, con la consiguiente “desestabilización, inanición y migraciones multitudinarias a una escala sin precedentes”, advirtió el miércoles un alto funcionario de Naciones Unidas.

David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos, dijo que el más reciente análisis de este organismo de la ONU muestra que “la cifra récord de 345 millones de personas con hambre aguda se dirigen al borde de la inanición”, 25% más que a principios de 2022, antes de que Rusia invadiera Ucrania. A comienzos de 2020, el número se ubicaba en 135 millones, antes de la pandemia de COVID-19.

“Existe el peligro real de que la cifra suba aún más en los próximos meses”, afirmó. “Más preocupante aún es que si se desglosa este grupo, la asombrosa cifra de 50 millones de personas en 45 países está a sólo un paso de la hambruna”.

Beasley habló en una reunión de alto nivel de Naciones Unidas para dar a conocer el informe más reciente del Programa Mundial de Alimentos y otras cuatro agencias de la ONU sobre el hambre global.

De acuerdo con el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, el hambre a nivel global aumentó en 2021, cuando unas 2,300 millones de personas enfrentaron dificultades moderadas o severas para conseguir alimento suficiente. El número de personas en inseguridad alimentaria severa aumentó a unos 924 millones.

La prevalencia de desnutrición —en la que el consumo de alimentos es insuficiente para mantener una vida activa y saludable— se emplea para medir el hambre, y continuó aumentando en 2021. El informe calcula que entre 702 millones y 828 millones de personas pasaron hambre el año pasado.

Beasley dijo en declaraciones virtuales en vivo que el impacto del conflicto en Ucrania —“el granero de Europa”— en la disponibilidad de comida y la seguridad alimentaria a nivel global “significa que el número de personas con hambre crónica en el mundo posiblemente ya rebasa los 828 millones”.

Antes de la guerra, Ucrania y Rusia representaban en conjunto casi un tercio de las exportaciones mundiales de trigo y cebada, y la mitad de las de aceite de girasol. Rusia y su aliada Bielorrusia, por su parte, son el segundo y tercer productores de potasa, un ingrediente crucial para los fertilizantes.

Beasley se pronunció por una solución política urgente que permita el regreso del trigo y los granos ucranianos a los mercados internacionales.

También instó al envío de más recursos a grupos humanitarios a fin de que atiendan “los desorbitados niveles de hambre”; a que los gobiernos se resistan al proteccionismo y mantengan los flujos comerciales, y a que las inversiones contribuyan a los países más pobres a protegerse del hambre y otras perturbaciones.

El informe, publicado por el PMA, la FAO, la UNICEF, la OMS y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, dice que las estadísticas de 2021 dejan claro que “el mundo está retrocediendo en sus esfuerzos para poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y la desnutrición en todas sus formas”.

 

“Grave” impacto en América Latina

En América Latina y el Caribe, “en solo dos años, 13 millones de personas han caído en el hambre y “cuatro de cada diez viven con inseguridad alimentaria”, señaló el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, que calificó la situación de “extremadamente grave”.

Según el informe, del total de personas con hambre en 2021, un 7.4% vive en América Latina y el Caribe.

El Caribe, dentro de la región, presenta la mayor proporción de población que pasa hambre (un poco más del 16%), el doble que en América Central y del Sur.

Pero desde 2015, “el hambre casi se ha duplicado en América del Sur”, mientras que en el Caribe aumentó un 2.2% y en América Central, un 0.9%.

“En 2021, el 40.6 % de la población (268 millones de personas) enfrentó inseguridad alimentaria moderada o grave, es decir, un 1.1% más que en 2020” en la región de América Latina y el Caribe, precisó.

Este problema “ya no se limita a grupos sociales que han vivido en la pobreza durante mucho tiempo”, sino que “la inseguridad alimentaria ha llegado a las ciudades y a decenas de miles de hogares que antes no la habían vivido”, alertó Julio Berdegué.

 

Resiliencia

Si no se adoptan medidas drásticas a escala global, “todos nuestros esfuerzos habrán servido simplemente a atajar las grandes crisis que hemos vivido”, lamentó el presidente del FIDA, Gilbert Houngbo, en una entrevista con la AFP.

Las cinco organizaciones alertan de “la intensificación de los principales factores de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, a saber, los conflictos, los fenómenos climáticos extremos y las perturbaciones económicas, en combinación con el aumento de las desigualdades”.

“La cuestión ahora no es si las adversidades seguirán produciéndose o no”, concluyen, “sino que deberíamos estar adoptando medidas más audaces para crear resiliencia ante ellas”, como por ejemplo el conflicto en Ucrania, que perturba las cadenas de abastecimiento y provoca un aumento de los precios.

El Cuerno de África (Somalia, Kenia, Etiopía) atraviesa además una de las peores sequías en más de 40 años, que está diezmando ganado y cultivos y que amenaza de hambruna a más de 16 millones de personas, según la ONU.

Por otro lado, 2,300 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria grave o moderada en algún momento de 2021, lo que significa que no tuvieron acceso a una alimentación adecuada o tuvieron dificultades para alimentarse en algunos periodos.

La mayoría vive en zonas rurales de países en desarrollo, sobre todo de Asia y de África, precisó el presidente del FIDA.

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