Agencias, Ciudad de México.- El dolor no se ve, pero se siente y su intensidad es diferente en cada persona. Esa sensación desagradable causada por algún padecimiento es materia de análisis y tratamiento para los especialistas en Algología, como la doctora Yocelin M. Gudiño Larios, titular de la Clínica del Dolor del Hospital Universitario de Puebla, un espacio que brinda atención especializada desde hace más de diez años.
Al respecto, la doctora Gudiño Larios explica que el objetivo de esta clínica es ayudar a los pacientes con dolor crónico, el cual se caracteriza por ser permanente durante más de dos meses y no se resuelve con analgésicos comunes como paracetamol, iboprufeno o aquellos que se pueden conseguir en la farmacia.
“Si ya no se resuelve el dolor con ese tipo de medicamentos, la Clínica del Dolor le proporciona al paciente medicamentos con mayor perfil de seguridad para riñón, estómago, hígado, a fin de lograr un tratamiento adecuado que les permita tener una mejor calidad de vida”, señala.
En la Clínica del Dolor del HUP los padecimientos más frecuentes de quienes acuden son en primer lugar, los distintos tipos de cáncer, como mama, próstata o pulmón. Estos pacientes, explica la especialista, registran diferentes tipos de dolor, muchas veces ocasionados por sus terapias o por la propia enfermedad.
“Los acompañamos en sus cirugías, quimioterapias, radioterapias, porque todas estas intervenciones también ocasionan dolor, entonces actuamos al mismo tiempo que el tratamiento para que no tengan secuelas”.
Un segundo grupo que también requiere de los servicios de este espacio son los pacientes que presentan dolor de espalda o lumbalgia, ya sean o no candidatos a cirugía, de igual forma se les brinda tratamiento para el control del dolor.
“Sean o no candidatos a cirugía se les empieza a dar tratamiento. Hay algunos que tienen antecedentes de alguna enfermedad cardiaca importante y que por eso no puedan ser intervenidos, entonces a ellos se les hacen procedimientos poco invasivos que no necesitan tener una anestesia muy profunda para ayudarlos a superar el dolor”, refiere.
Otro tipo de padecimientos que atienden son por migraña, fibromialgia o enfermedades reumáticas. También problemas articulares, de rodilla, cadera o aquellos que no se puedan operar, pero se les brinda el apoyo para que no tengan más dolor o bien lo controlen y puedan desarrollar sus actividades cotidianas.
Los tratamientos para aliviar el dolor
En la Clínica del Dolor del HUP lo que ofrecen a los usuarios es una atención integral que implica no sólo la prescripción de medicamentos, también se realizan procedimientos para infiltración de sustancias para desinflamar y aliviar dolor, además de asesorías y acompañamiento en los planes de nutrición y manejo para el cuidado de los pacientes.
“Lo que acostumbro con mis pacientes es tratar de ser primero muy didáctica, es decir, a lo mejor no utilizo términos que no son familiares, les explico con modelos anatómicos para que comprendan cuál es su enfermedad y sean más conscientes de lo que tienen para alcanzar ciertas metas del tratamiento”.
En cuanto al tipo de medicamentos, estos dependerán del tipo de padecimiento, pero generalmente son fuertes, como morfina, buprenorfina y otros derivados, los cuales se indican gracias a que se cuenta con la certificación y permisos de la Cofepris.
“En ocasiones tenemos pacientes con diabetes e hipertensión que no pueden tomar por ejemplo Ketorolaco, porque les causa lesiones severas de tipo renal, entonces se recurren a esos medicamentos que les ayudan a controlar su dolor, pero sin modificar las funciones de su riñón. Si es por cáncer, tocará atender el dolor tras la cirugía o por la quimioterapia. También vemos pacientes a quienes les tratamos sólo el dolor, las náuseas, el tipo de alimentación, el cambio de posturas y la capacitación a las familias para sus cuidados”.
No automedicarse, nunca aguantar el dolor
En la opinión de la doctora Jocelin Gudiño las personas no deben de acostumbrarse al dolor y menos si este es crónico. No obstante, dice, es peor automedicarse con productos de farmacia, como iboprufeno, diclofenaco, ketorolaco, ya que si se prolonga su consumo diario por más de un mes pueden causar lesiones severas como úlceras en el estómago o el riñón, lo que podría llevar a una insuficiencia renal e incluso a la hemodiálisis.
“Lo importante es identificar el dolor, la causa, saber si podemos modificarla. Muchas veces se consigue mejorar el dolor con cambios en los hábitos de alimentación, dieta y ejercicio; aunque si se trata de un padecimiento que no se cura, entonces no hay que aprender a vivir con el dolor, porque obviamente no duermes bien, no descansas y eso puede detonar enfermedades como depresión y después se hace un ciclo más complejo”, concluyó.