Agencias, Ciudad de México.- Para muchas personas en Medio Oriente, el alto al fuego entre Israel y Hezbollah fue un alivio: la primera señal importante de avance en la región desde que comenzó la guerra hace más de un año.
Sin embargo, para los palestinos en Gaza y las familias de los rehenes retenidos en el territorio, la noticia pareció inaugurar un período aún más sombrío del conflicto. Para ellos, fue otra oportunidad perdida para terminar con los combates que se han prolongado por casi 14 meses.
Los palestinos esperaban que cualquier acuerdo de alto al fuego con Hezbollah incluyera también una tregua en Gaza. Por su parte, las familias de las personas secuestradas por los milicianos liderados por Hamás que atacaron el sur de Israel en octubre de 2023 querían que el acuerdo incluyera la devolución de sus seres queridos. En cambio, el alto al fuego se limitó solo a los combates en Líbano.
“Sentimos que se perdió la oportunidad de incluir a los rehenes en el acuerdo que se firmó hoy”, dijo Rubi Chen, cuyo hijo, Itay Chen, fue tomado como rehén de una base militar israelí.
Aunque están vinculados, ambos conflictos han sido muy diferentes. En Líbano, el objetivo de Israel era expulsar a Hezbollah de la frontera compartida y terminar con los ataques del grupo político-paramilitar contra el norte de Israel. El alto al fuego que entró en vigor tiene la intención de lograrlo.
En Gaza, los objetivos de Israel son más amplios. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha insistido en que Hamás debe ser completamente destruido y que Israel debe tener el control permanente sobre varias partes del territorio. Meses de conversaciones no han logrado hacer que Netanyahu se retracte de esas demandas ni convencer a Hamás de liberar a los rehenes en esos términos.
Para los palestinos en Gaza, eso significa seguir sufriendo bajo una campaña israelí que ha demolido gran parte del territorio y ha expulsado a casi toda la población de sus hogares. Cientos de miles de personas pasan hambre y viven en miserables campamentos de carpas mientras el segundo invierno de la guerra provoca frías lluvias e inundaciones.
“¿Acuerdan un alto al fuego en un lugar y no en el otro? Tengan misericordia de los niños, los ancianos y las mujeres”, dijo Ahlam Abu Shalabi, que vive en una carpa en el centro de Gaza. “Estamos en invierno, y toda la gente se ahoga”.
La guerra entre Israel y Hamás comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando un grupo de milicianos atacó Israel desde Gaza, matando a unas 1.200 personas y capturando unos 250 rehenes. La ofensiva de represalia israelí ha causado una gran devastación en el territorio palestino, provocando la muerte de más de 44.000 personas, según autoridades de salud locales, que no distinguen entre civiles y combatientes en su conteo, y afirman que más de la mitad de los muertos son mujeres y niños.
Hezbollah comenzó a disparar hacia Israel un día después del ataque de Hamás, en solidaridad con el grupo palestino. Desde entonces, ambas partes han intercambiado ataques casi diarios. Israel movilizó a miles de tropas a su frontera norte, intensificó el bombardeo del sur del Líbano y lanzó una invasión terrestre en la zona hace dos meses, matando a muchos de los líderes de Hezbollah.
Los palestinos ahora temen que el ejército de Israel pueda volver su atención a Gaza, algo que Netanyahu dejó claro al anunciar el alto al fuego en Líbano.
“La presión será mayor sobre Gaza”, dijo Mamdouh Younis, un desplazado que vive en un campamento de carpas en el centro de Gaza. Netanyahu, dijo, ahora puede aprovecharse de que “Gaza ha quedado sola, lejos de todos los escenarios que la apoyaban, especialmente el frente libanés.”
Las tropas israelíes ya participan en feroces combates en el norte de Gaza, donde una ofensiva de dos meses ha cortado la mayor parte de la ayuda y ha hecho que los expertos adviertan que puede estar en marcha una hambruna. Los ataques en todo el territorio suelen provocar la muerte de docenas de personas.
Al firmar el acuerdo de alto al fuego, Hezbollah revirtió la postura que mantuvo durante mucho tiempo de que no detendría sus ataques transfronterizos a menos que Israel termine la guerra en Gaza.
“Esto podría tener un impacto psicológico, ya que profundizará la idea de que los palestinos en Gaza están solos en su resistencia contra sus ocupantes”, dijo Tariq Kenney Shawa, becario de políticas estadounidenses en Al-Shabaka, un centro de estudios palestino.
Esto también deja a Hamás, cuyas capacidades ya han sido gravemente dañadas por la ofensiva israelí, luchando solo. En una entrevista realizada el funcionario de Hamás Osama Hamdan pareció aceptar la nueva postura de Hezbollah.
“Cualquier anuncio de un alto al fuego es bienvenido. Hezbollah ha estado al lado de nuestro pueblo y ha hecho importantes sacrificios”, dijo Hamdan a la emisora libanesa Al-Mayadeen, que muchos consideran políticamente aliada con Hezbollah.
Khalil Sayegh, un analista palestino, dijo que el alto al fuego podría hacer que Hamás sea aún menos popular en Gaza, al demostrar el fracaso de su apuesta de que su ataque a Israel reuniría a otros grupos militantes para la lucha.
“Es un momento en el que podemos ver que el mensaje de Hamás se vuelve más y más débil, mientras luchan por justificar su estrategia ante el público”, dijo Sayegh.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que el alto al fuego entre Israel y Hezbollah podría ayudar a que Hamás se vea obligado a negociar porque mostraría al grupo que “la caballería no está en camino”.
Pero los expertos en Hamás pronostican que el grupo solo se atrincheraría en el campo de batalla y en las conversaciones. Hamás ha insistido en que solo liberará a todos los rehenes a cambio de una retirada completa israelí de Gaza.
“Es de esperar que Hamás continúe utilizando la guerra de guerrillas para enfrentar a las fuerzas israelíes en Gaza mientras éstas permanezcan en la zona”, dijo Shawa.
Docenas de israelíes abarrotaron una importante autopista en Tel Aviv, manifestándose por el regreso de los rehenes mientras el país esperaba escuchar si se había acordado un alto al fuego en Líbano.
Unos 100 rehenes aún están en Gaza, al menos un tercio de los cuales se cree que están muertos. La mayoría de los otros rehenes secuestrados por Hamás fueron liberados durante un alto al fuego el año pasado.
Ricardo Grichener, tío del rehén de 23 años Omer Wenkert, dijo que el alto al fuego con Hezbollah mostró cómo el gobierno israelí desprecia abiertamente a los rehenes.
Aunque Israel ha infligido un daño mayor a Hamás en Gaza que a Hezbollah en Líbano, dijo que “la decisión de posponer un acuerdo en Gaza y liberar a los rehenes no se basa en los mismos criterios de éxito militar”.
El esfuerzo más reciente para poner fin a la guerra se estancó en octubre. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que comenzaría un nuevo impulso, pero su administración se encuentra en sus últimos días tras la reelección del expresidente Donald Trump.
“Este alto al fuego no concierne a nuestros rehenes. Creo que Netanyahu los olvidó, y solo quiere seguir luchando en Gaza”, dijo Ifat Kalderon, sosteniendo una foto de su primo, Ofer Kalderon, quien es rehén y padre de cuatro.
“Ofer ayer cumplió 54 años. Su segundo cumpleaños en Gaza”, dijo. “Es increíble que todavía esté allí”.
Miles de libaneses desplazados por la guerra entre Israel y los militantes del grupo político-paramilitar Hezbollah regresaban a casa al tiempo que se mantenía un cese del fuego y los automóviles cargados de pertenencias personales desafiaban las advertencias de las tropas libanesas e israelíes de mantenerse alejados de ciertas áreas.
Si se mantiene, el cese del fuego pondría fin a casi 14 meses de combates entre Israel y Hezbollah, que se intensificaron a mediados de septiembre en una guerra total y amenazaban con arrastrar a Irán, patrocinador de Hezbollah, y a Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel, a una conflagración más amplia.
El acuerdo no aborda la guerra en curso en la Franja de Gaza, donde ataques israelíes perpetrados durante la noche contra dos escuelas convertidas en refugios en la Ciudad de Gaza causaron la muerte de 11 personas, incluidos cuatro niños, según funcionarios hospitalarios. Israel dijo que un ataque tenía como objetivo a un francotirador de Hamás y el otro a militantes escondidos entre civiles.
La tregua en el Líbano podría dar un respiro a los 1.2 millones de libaneses desplazados por los combates y a las decenas de miles de israelíes que huyeron de sus hogares ubicados a lo largo de la frontera.
“Fueron 60 días desagradables y feos”, dijo Mohammed Kaafarani, de 59 años, desplazado de la aldea libanesa de Bidias. “Llegamos a un punto donde no había lugar donde esconderse”.
El acuerdo, mediado por Estados Unidos y Francia, y aprobado por Israel, exige una pausa inicial de dos meses en los combates y requiere que Hezbollah ponga fin a su presencia armada en el sur del Líbano, mientras que las tropas israelíes deben regresar a su lado de la frontera.
Miles de tropas libanesas adicionales y cascos azules de la ONU se desplegarían en el sur, y un panel internacional encabezado por Estados Unidos supervisaría el cumplimiento.
Israel dice que se reserva el derecho de atacar a Hezbollah si este viola los términos del acuerdo. La oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que las tropas arrestaron a cuatro operativos de Hezbollah, incluido un comandante local, que habían entrado en lo que se refirió como una zona que había sido declarada como restringida. Señaló que se había ordenado a las tropas impedir que las personas regresaran a las aldeas cerca de la frontera.
Israel todavía está luchando contra los milicianos de Hamás en Gaza en respuesta al ataque transfronterizo del grupo en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023. Pero el presidente estadounidense Joe Biden dijo que su gobierno haría otro esfuerzo en los próximos días para intentar renovar los esfuerzos por lograr un cese del fuego allí y la liberación de decenas de rehenes retenidos por Hamás.
Israel puede reclamar grandes victorias en la guerra, incluyendo la muerte del líder máximo de Hezbollah, Hassan Nasrallah, y la mayoría de sus comandantes, así como la destrucción de la extensa infraestructura del grupo. Un ataque complejo que involucró bíperes y walkie-talkies que explotaban, y que muchos atribuyen a Israel, pareció mostrar un grado notable de penetración del cerrado grupo militante.
Hezbollah sale de la guerra golpeado y ensangrentado, con la reputación que construyó al luchar contra Israel hasta llegar a un punto muerto en la guerra de 2006. Sin embargo, sus combatientes aún lograron ofrecer una fuerte resistencia en el terreno, ralentizando el avance de Israel mientras continuaban disparando decenas de cohetes, misiles y drones que atravesaban la frontera cada día.
“Este es un momento de victoria, orgullo y honor para nosotros, la secta chií, y para todo el Líbano”, dijo Hussein Sweidan, un residente que regresaba a la ciudad costera de Tiro. Se escucharon disparos de celebración esporádicos en una importante rotonda de la ciudad, mientras las personas que regresaban tocaban las bocinas de los autos y los residentes vitoreaban.
Israel perpetró fuertes ataques hasta que se instauró el cese del fuego, bombardeando objetivos en los ya muy afectados suburbios sureños de Beirut conocidos como Dahiyeh, donde tenía su sede Hezbollah. Los residentes que regresaban a sus calles llenas de escombros proyectaban desafío.
“No nos importan los escombros o la destrucción. Perdimos nuestro sustento, nuestras propiedades, pero está bien, todo volverá”, dijo Fatima Hanifa, evocando la reconstrucción después de la guerra de 2006.
“Será aún más hermoso. Y le digo a Netanyahu que has perdido, y perdido, y perdido porque nosotros estamos de vuelta y los otros (israelíes) no regresaron”.
Otros libaneses son más críticos con Hezbollah, acusándolo de haber arrastrado al país económicamente devastado a una guerra innecesaria en nombre de su patrocinador, Irán.
En Israel, el ánimo era mucho más moderado, debido a que los israelíes desplazados estaban preocupados de que Hezbollah no haya sido derrotado y de que no se produzcan avances hacia la devolución de los rehenes retenidos en Gaza.
“Creo que aún no es seguro regresar a nuestros hogares porque Hezbollah todavía está cerca de nosotros”, dijo Eliyahu Maman, quien fue desplazado de la ciudad norteña de Kiryat Shmona, que fue duramente golpeada por los meses de combates.
Un puñado de personas deambulaba por la ciudad, inspeccionando los daños causados por ataques con cohetes anteriores. El centro comercial de la ciudad, que había sido alcanzado antes, parecía tener nuevos daños, y un cohete estaba plantado en el suelo junto a un edificio de apartamentos.
Un retorno significativo de los desplazados a sus comunidades, muchas de las cuales han sufrido daños extensos por el fuego de cohetes, podría llevar meses.
El ejército israelí advirtió a los libaneses desplazados que no regresaran a las localidades evacuadas en el sur del Líbano, donde las tropas israelíes todavía estaban presentes después de su invasión terrestre a principios de octubre. Las fuerzas israelíes abrieron fuego para hacer retroceder a varios vehículos que entraban en una zona restringida, dijo.
Tres periodistas, incluido un fotógrafo independiente que trabajaba para The Associated Press, dijeron que fueron heridos por disparos de tropas israelíes mientras cubrían el regreso de personas desplazadas al pueblo de Khiam, a unos 6 kilómetros (4 millas) de la frontera, que había sido escenario de intensos combates en días recientes. El ejército israelí dijo que estaba investigando.
Un funcionario de seguridad israelí dijo que las fuerzas israelíes permanecían en sus posiciones horas después de que comenzara el cese del fuego y que sólo se retirarían gradualmente.
El funcionario dijo que el ritmo de la retirada y el retorno programado de los civiles libaneses dependerían de si se implementa y se hace cumplir el acuerdo. El funcionario habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado para discutir el acuerdo y su implementación con la prensa.
El ejército libanés pidió a los desplazados que regresaban al sur del Líbano que evitaran los pueblos y localidades ubicadas en al línea del frente cerca de la frontera hasta que se retiren las fuerzas israelíes.
Los residentes regresarán a una vasta destrucción causada por el ejército israelí, con aldeas enteras aplanadas. El ejército dijo haber encontrado grandes depósitos de armas e infraestructura que, según dice, estaba destinada a lanzar un ataque al estilo del 7 de octubre en el norte de Israel.
Más de 3,760 personas murieron por fuego israelí en Líbano desde el inicio del conflicto, muchas de ellas civiles, según funcionarios de salud libaneses. La lucha causó más de 70 muertos en Israel, más de la mitad civiles, y docenas de soldados israelíes que luchaban en el sur del Líbano.
Destrucción en sur de Líbano genera temores de que Israel trata de crear zona de contención
Encaramada en la cima de una colina a pocos pasos de la frontera con Israel, la pequeña aldea de Ramyah, en el sur del Líbano, ha sido casi borrada del mapa. En una aldea vecina, las fotos satelitales muestran una escena similar: una colina que alguna vez estuvo cubierta de casas ha sido reducida a una mancha gris de escombros.
Los aviones de guerra y las fuerzas terrestres israelíes dejaron un rastro de destrucción en el sur del Líbano el mes pasado. El objetivo, dice Israel, es debilitar al grupo extremista Hezbollah, alejarlo de la frontera y poner fin a más de un año de fuego de Hezbollah en el norte de Israel.
Incluso las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas y las tropas libanesas en el sur han sido atacadas por las fuerzas israelíes, lo que plantea dudas sobre si pueden permanecer en el lugar. Más de 1 millón de personas han huido de los bombardeos y vaciado gran parte del sur.
Algunos expertos dicen que el plan de Israel podría ser crear una zona de amortiguación despoblada, una estrategia que ya ha desplegado a lo largo de su frontera con Gaza. Algunas condiciones para una zona neutral de ese tipo ya parecen dadas, según un análisis de imágenes satelitales realizado por The Associated Press y datos recopilados por expertos en cartografía que muestran la amplitud de la destrucción en 11 aldeas cercanas a la frontera.
El ejército israelí ha dicho que el bombardeo es necesario para destruir los túneles de Hezbollah y otras infraestructuras que, afirma, el grupo ha incrustado en las ciudades. Las explosiones también han arrasado con casas, vecindarios y, a veces, aldeas enteras, donde las familias han vivido durante generaciones.
Israel dice que su objetivo es hacer retroceder a Hezbollah lo suficiente para que sus ciudadanos puedan regresar con seguridad a sus hogares en el norte, pero los funcionarios israelíes reconocen que no tienen un plan concreto para garantizar que Hezbollah se mantenga alejado de la frontera a largo plazo. Ese es un objetivo clave en los intentos de Estados Unidos de negociar un alto al fuego.
Orna Mizrahi, investigadora sénior del Institute for National Security Studies (Instituto de Estudios de Seguridad Nacional), de Israel, dijo que el propósito israelí inmediato no es crear una zona de contención pero que eso podría cambiar.
“Tal vez no tengamos otra opción (más) que quedarnos allí hasta que tengamos un acuerdo que nos prometa que Hezbollah no volverá a la zona”, agregó.
Las tropas avanzaron hacia el sur del Líbano el 1 de octubre, respaldadas por fuertes bombardeos que se han intensificado desde entonces.
Con imágenes satelitales proporcionadas por la empresa Planet Labs PBC, la AP identificó una línea de 11 aldeas —todas a 6.5 kilómetros (4 millas) de la frontera de Líbano con Israel— que han sido severamente dañadas en el último mes, ya sea por bombardeos o por detonaciones de explosivos colocados por soldados israelíes.
El análisis encontró que los daños más intensos en el sur se produjeron en las aldeas más cercanas a la frontera, con entre 100 y 500 edificios posiblemente destruidos o dañados en cada una, según Corey Scher, del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), y Jamon Van Der Hoek, de la Universidad Estatal de Oregon, expertos en evaluación de daños.
En Ramyah, casi no queda ninguna estructura en pie en la cima de la colina de la aldea, tras una detonación controlada que los soldados israelíes mostraron en videos publicados en redes sociales. En la ciudad vecina, Aita al-Shaab —una aldea con fuerte influencia de Hezbollah—, el bombardeo convirtió la cima de la colina con la mayor concentración de edificios en un páramo gris de escombros.
En otras aldeas, el daño es más selectivo. En algunas, el bombardeo dejó cicatrices en bloques de casas; en otras, ciertas casas fueron destruidas mientras que las vecinas permanecen intactas. Otra detonación controlada arrasó gran parte de la aldea de Odeissah, con una explosión tan fuerte que activó las alertas de terremoto en Israel.
En los videos de la explosión, Lubnan Baalbaki, director de la Orquesta Filarmónica Libanesa, observó con incredulidad cómo la casa de sus padres —que contenía la colección de arte y una biblioteca que su padre había construido durante años— era destruida.
“Esta casa era un proyecto y un sueño para mis padres”, dijo a la AP. Las tumbas de sus padres en el jardín ahora están perdidas. Cuando se le preguntó si su intención era crear una zona de amortiguación, el ejército de Israel respondió que “llevaba a cabo incursiones localizadas, limitadas y dirigidas con base en inteligencia precisa” contra objetivos de Hezbollah.
Agregó que Hezbollah había “incrustado deliberadamente” armas en casas y aldeas. El periodista israelí Danny Kushmaro incluso ayudó a hacer estallar una casa que, según los militares, era utilizada para almacenar municiones de Hezbollah.
En un segmento de televisión, Kushmaro y los soldados hicieron una cuenta regresiva antes de presionar un botón que desencadenó una explosión masiva. Los videos publicados en línea por el ejército de Israel y por soldados individuales muestran a tropas israelíes que plantan banderas en suelo libanés.
No obstante, Israel no ha construido ninguna base ni ha logrado mantener una presencia permanente en el sur de Líbano. Las tropas parecen cruzar de un lado a otro de la frontera, a veces bajo un intenso fuego de Hezbollah.
Octubre ha sido el mes más mortífero de 2024 para el ejército israelí, con alrededor de 60 soldados muertos. Los bombardeos han estado marcados por ataques israelíes a las tropas de la ONU y al ejército libanés —fuerzas que, según el derecho internacional, se supone que mantienen la paz en la zona.
Israel se ha quejado de que su presencia no ha impedido que Hezbollah construya su infraestructura a lo largo del sur del país. Israel niega tener como objetivo a ninguna de las dos fuerzas. El ejército libanés ha dicho que al menos 11 de sus soldados murieron en ocho ataques israelíes, ya sea en sus posiciones o mientras ayudaban en las evacuaciones.
La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL), dijo que sus fuerzas e infraestructura han sufrido daños al menos 30 veces desde finales de septiembre, y culpa al fuego o acciones militares israelíes por aproximadamente 20 de ellos, “con siete que son claramente deliberados”.
Un cohete probablemente disparado por Hezbollah o un grupo aliado golpeó la sede de la FPNUL en Naqoura y causó algunas heridas menores, dijo Andrea Tenenti, portavoz de la FPNUL.
La FPNUL se ha negado a abandonar el sur de Líbano a pesar de los llamados del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu para que se vaya. Los expertos advierten que eso podría cambiar si las fuerzas de paz se encuentran bajo un mayor fuego.
“Si pasaras de que la ONU sufra bajas a que la ONU realmente sufra muertes”, algunas naciones que contribuyen con tropas podrían “decir: ‘ya es suficiente’, y podrías ver que la misión comienza a desmoronarse”, dijo Richard Gowan, del International Crisis Group (Grupo Internacional de Crisis), una organización no gubernamental y sin fines de lucro dedicada a prevenir y resolver conflictos mortales.
Los esfuerzos internacionales por un alto al fuego parecen centrados en la implementación de la Resolución 1701 de la ONU, que puso fin a la guerra de 2006 entre Israel y Hezbollah. Especificaba que las fuerzas israelíes se retirarían completamente de Líbano, mientras que el ejército libanés y la FPNUL —no Hezbollah— serían la única presencia armada en una zona de hasta unos 25 kilómetros (15 millas) de la frontera.
Pero la resolución no se implementó por completo: Hezbollah nunca abandonó la zona fronteriza y Líbano acusa a Israel de mantener ocupadas pequeñas áreas de su territorio y de realizar frecuentes sobrevuelos militares en el sur del país.
Durante una reciente visita a Beirut, Amos Hochstein, enviado especial de Estados Unidos, dijo que era necesario un nuevo acuerdo para hacer cumplir la Resolución 1701. Quizás Israel intenta presionar para que se firme un acuerdo a través de la destrucción que ha causado en el sur del Líbano.
Yossi Yehoshua, corresponsal militar del diario israelí Yedioth Ahronoth, escribió que el ejército necesita “consolidar aún más sus logros operativos” para presionar a Hezbollah, al gobierno libanés y a los países mediadores “a aceptar un fin (de la guerra) en condiciones que sean convenientes para Israel”.
Algunos libaneses temen que eso signifique una ocupación de partes del sur, 25 años después de que Israel puso fin a su ocupación allí. Mark Daou, parlamentario libanés crítico tanto de Hezbollah como de las operaciones militares israelíes, dijo que creía que Israel trataba de degradar las capacidades de Hezbollah y poner al público libanés “en contra de la voluntad de resistir las incursiones israelíes”.
Gowan, del International Crisis Group, refirió que uno de los objetivos de la Resolución 1701 era dar al ejército libanés suficiente credibilidad para que este, no Hezbollah, fuera visto como “el legítimo defensor” en el sur. “Eso se evapora si se convierte en la gendarmería (de Israel) en el sur del Líbano”, agregó.
Fuerzas navales israelíes capturaron a un agente de Hezbollah en el norte del Líbano, dijo un funcionario militar israelí.
El operativo tuvo lugar en el pueblo norteño libanés de Batroun, dijo el funcionario sin dar el nombre del agente de Hezbollah que Israel capturó.
Horas antes, las autoridades libanesas dijeron que estaban investigando si Israel estuvo detrás de la captura de un capitán de barco que fue llevado por un grupo de hombres armados en Batroun.
“El agente ha sido trasladado a territorio israelí y está siendo investigado actualmente”, dijo el funcionario israelí.
Dos funcionarios militares libaneses confirmaron a Associated Press que una fuerza naval desembarcó en Batroun, a unos 30 kilómetros (18 millas) al norte de Beirut, y secuestró a un ciudadano libanés. Ninguno proporcionó la identidad del hombre ni indicó si se pensaba que tenía vínculos con el grupo Hezbollah de Líbano. No confirmaron si los hombres armados eran una fuerza israelí.
Hablando para la televisión Al-Jadeed de Líbano, el ministro de Obras Públicas y Transporte, Ali Hamie, se negó a entrar en detalles o responder preguntas sobre si se pensaba que era una operación israelí.
Tres funcionarios judiciales libaneses dijeron a AP que el incidente ocurrió al amanecer, agregando que el capitán podría tener vínculos con Hezbollah. Los funcionarios dijeron que una investigación está analizando si el hombre está vinculado a Hezbollah o trabajando para una agencia de espionaje israelí y una fuerza israelí vino a rescatarlo.
Tanto los funcionarios militares como los judiciales hablaron bajo condición de anonimato ya que no estaban autorizados para compartir detalles sobre el incidente o la investigación en curso.
Hezbollah emitió un comunicado calificando lo ocurrido como una “agresión sionista en el área de Batroun”. El comunicado no dio detalles ni confirmó si uno de los miembros de Hezbollah fue capturado por Israel.
Israel ha llevado a cabo en el pasado operaciones de comando en el interior de Líbano para secuestrar o matar a funcionarios de Hezbollah y palestinos.
Los residentes del edificio de apartamentos donde fue capturado el hombre dijeron que el grupo armado se presentó como seguridad del estado.
“Estábamos aterrorizados. Estaban irrumpiendo en el apartamento junto al nuestro”, dijo Hussein Delbani a The Associated Press cerca de donde fue capturado el hombre. “Pensé que una agencia estatal estaba realizando una operación de seguridad”, dijo Delbani, quien fue desplazado del sur de Líbano hace un mes cuando estalló la guerra entre Israel y Hezbollah.
Dijo que vio desde su balcón a personas abajo en la costa y gritaron de nuevo para que entrara.
Hamie dijo a Al-Jadeed que el hombre era capitán de barcos civiles. Se graduó en 2022 y a fines de septiembre se unió al Instituto de Ciencias Marítimas y Tecnología de Batroun para cursos adicionales. Hamie dijo que el hombre vivía a unos 300 metros (980 pies) del instituto.
Las declaraciones de Hamie llegaron poco después de que dos periodistas libaneses publicaran un video en redes sociales mostrando lo que parecía ser unos 20 hombres armados llevándose a un hombre de frente a una casa, su rostro cubierto con su camisa.
Kandice Ardiel, portavoz de la fuerza de paz de la ONU desplegada en el sur de Líbano, negó las acusaciones de periodistas locales de que los cascos azules ayudaron a la fuerza de desembarco en la operación. La misión de la ONU, conocida como UNIFIL, tiene una fuerza marítima que monitorea la costa.
“La desinformación y los rumores falsos son irresponsables y ponen en riesgo a los cascos azules”, dijo Ardiel.
La opinión pública cree que los acuerdos políticos no mejorarán la seguridad del país y que la creación de un Estado palestino supone una clara amenaza para Israel: éstas son algunas de las conclusiones extraídas de dos rondas de grupos de debate realizados por el INSS.