Agencias/ Ciudad de México.- Los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio, que se retrasaron un año por la pandemia de coronavirus, consignaron que el costo final de las justas fue de 13,000 millones de dólares (1.4 billones de yenes), el doble de lo pronosticado cuando el COI les otorgó la sede en 2013.

Reunidos antes de la disolución del organismo a fin de mes, los funcionarios olímpicos de Tokio dieron el detalle de las cifras finales.

Sin embargo, el monto definitivo dado a conocer por los organizadores quedó por debajo de los 15,400 millones de dólares que pronosticaron cuando las justas culminaron hace casi 11 meses atrás.

“Hicimos un estimado, y el estimado resultó ser más bajo de lo esperado”, declaró el director ejecutivo del comité organizador Toshiro Muto. “Como monto total, sea grande o no — cuando se habla de esto no es fácil evaluarlo”.

Medir los costos olímpicos con exactitud — quién paga, quién se beneficia y qué gastos son o no son de los Juegos — es un laberinto móvil.

El cálculo de los costos resulta difícil debido a fluctuaciones recientes de la tasa de cambio entre el dólar y la moneda japonesa. Cuando se iniciaron los Juegos hace un año, 1 dólar equivalía a 100 yenes. El lunes, 1 dólar equivalía a 135 yenes, el nivel más alto de la moneda estadounidense frente al yen en 25 años.

Victor Matheson, economista deportivo del College of the Holy Cross y autor de numerosos trabajos sobre los Juegos Olímpicos, escribió en un correo electrónico a The Associated Press que la mayor parte de “los gastos e ingresos son en yenes, de manera que el hecho de que la tasa de cambio altere las cifras en dólares no afecta la ‘sensación’ que tienen los organizadores acerca del evento.

En el período previo a los Juegos de Tokio, los organizadores solían utilizar la tasa de cambio de 107. En tal caso, 1.42 billones de yenes equivaldrían a 13,330 millones de dólares como precio final.

Matheson y Robert Baade investigaron los costos y beneficios de los Juegos Olímpicos para un trabajo titulado “Going for Gold: The Economics of the Olympics”.

Escriben que “la conclusión determinante es que en la mayoría de los casos las Olimpíadas son un negocio que genera pérdidas a las ciudades sede; solo rinden beneficios netos bajo circunstancias muy específicas e inusuales”.

Pero los organizadores perdieron al menos 800 millones de dólares de ingresos al no vender entradas, una cifra que debió cubrir el gobierno metropolitano de Tokio.

Un estudio de la Universidad de Oxford en 2020 dijo que los de Tokio fueron los Juegos Olímpicos más caros de la historia.

Según los organizadores, la ausencia de público redujo los costos de seguridad, mantenimiento de las arenas y otros.

Hay un hecho innegable: más de la mitad de los costos fueron cubiertos por las arcas públicas: el gobierno de Tokio, el gobierno nacional y otras entidades oficiales.

El legado más importante sin duda el Estadio Nacional, diseñado por el arquitecto japonés Kengo Kuma, y que costó 1.400 millones de dólares. El coloso se acopló perfectamente en su ubicación céntrica en la capital japonesa.

Japón afrontó antes de la celebración de los Juegos una oleada de contagios de covid-19 que llevó a los organizadores y al Ejecutivo nipón a cuestionarse la viabilidad de los mismos por el riesgo de contagios entre atletas o de provocar una circulación del virus aún mayor entre la población local, así como por el incremento presupuestario que acarreaban.

La versión anterior del presupuesto, del pasado diciembre, se situaba en 13,600 millones de dólares (12,872 millones de euros), e incluía ya una estimación de los costes extra derivados de reprogramar el evento.

La ligera rebaja respecto a esa estimación previa se ha logrado gracias a las medidas de ahorro y simplificación aplicadas por los organizadores, como reducir el número de participantes extranjeros -sin contar a los deportistas- y eventos dedicados a los mismos o recortes en las sedes deportivas y otras instalaciones.

Del coste final de los Juegos, la mayor parte la aportaron el Ejecutivo central y el Gobierno de Tokio, mientras que el COI inyectó unos 800 millones de dólares (757 millones de euros) y los patrocinadores contribuyeron con unos 3,900 millones de dólares (3,692 millones de euros).

Japón había calculado el coste de los Juegos en unos 7,000 millones de dólares (6,625 millones de euros) en 2013, cuando la candidatura tokiota fue elegida como sede olímpica para 2020 por delante de las otras aspirantes, Madrid y Estambul.

La presidenta del comité organizador expresó su esperanza en que pese a todas las dificultades que afrontó Tokio 2020, estos Juegos sean recordados en el futuro “por su contribución para lograr una sociedad más sostenible, más armoniosa, más diversa y más inclusiva”.

También confió en que la experiencia de Tokio a la hora de lidiar con circunstancias excepcionales como una crisis sanitaria global “sea de utilidad para otras sedes olímpicas” en el futuro, así como para hacer que los Juegos “sean más sostenibles”.

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