Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- De acuerdo con un artículo publicado por MIT Technology Report, en Países Bajos se lleva a cabo un ambicioso proyecto cuyo propósito es desarrollar un Internet cuántico inhackeable, y así “frustrar a los piratas informáticos que intentan espiar los datos que fluyen a través de la red”. El futuro de las telecomunicaciones promete que, al aplicar la mecánica cuántica en la creación de redes de telecomunicaciones se pueda avanzar avanzar prodigiosamente en términos de ciberseguridad.

El instituto de investigación QuTech trabaja en un sistema cuyo fin es hacer imposible espionajes como los evidenciados por Edward Snowden en 2013. La meta del grupo de investigadores consiste en crear una red de telecomunicaciones inviolable entre las ciudades de Delft, La Haya, Leiden y Ámsterdam para fines de 2020. El proyecto es dirigido por Stephanie Wehner y Ronald Hanson, quienes aclararon que aún enfrentan varios desafíos técnicos de enormes proporciones.

La vulnerabilidad de Internet ante la piratería informática se debe a que los datos aún viajan a través de cables en forma de bits clásicos, es decir, un flujo de pulsos eléctricos u ópticos que representan unos y ceros; al conectarse a los cables, un hácker puede leer y copiar los bits en tránsito. Por su parte, los bits cuánticos o cubits son capaces de ocupar estados cuánticos: representan una combinación de 1 y 0 a la vez; si alguien intenta aprovecharse de una secuencia de cubits, el intruso destruye la información cuántica, pues hace a los cubits colapsar en 1 o 0 y, por ende, deja rastros de la manipulación de los datos.

Ahora bien, las claves de cifrado generadas a través del proceso conocido como distribución de clave cuántica (QKD), producto del aprovechamiento de las propiedades cuánticas antes descritas, tiene sus limitaciones. En 2017 China uso el satélite Micius para transmitir claves cuánticas a dos estaciones terrestres, una en Beijing y la otra en Viena; también construido una red de comunicaciones QKD desde Beijing hasta Shanghai, usada por bancos y otras compañías para transmitir datos comerciales confidenciales.

Uno de los problemas consiste en que los fotones pueden ser absorbidos en la atmósfera o por materiales de los cables, es decir, pueden viajar por no más de unas pocas decenas de kilómetros. La red Beijing-Shanghai soluciona el problema gracias a 32 nodos de confianza, situados en varios puntos a lo largo de la red; son una especie de repetidores (encargados de amplificar la señal en un cable de datos común).

Tales nodos de confianza se encargan de descifrar las claves de forma clásica para luego volver a cifrarlas (en un estado cuántico nuevo) y enviarlas al siguiente punto de la ruta y así sucesivamente. Pero esto en realidad no soluciona el problema: los nodos de confianza no son del todo confiables, dado que un pirata informático podría violar su seguridad y copiar las claves clásicas sin ser detectado. Otros problemas se relacionan con la teletransportación cuántica, softwares y hardwares incapaces de soportar estetipo de tecnología, entre otros aspectos. La búsqueda de un Internet cuántico inhackeable apenas comienza.

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