Agencias /Ciudad de México.- Un equipo de científicos rusos concluyó que los rayos cósmicos podrían influir positivamente sobre las capacidades de aprendizaje de los astronautas en las misiones interplanetarias, informó el servicio de prensa de la Universidad Estatal de Moscú Lomonósov.
“La radiación ionizante produce una profunda remodelación del tejido nervioso, resulta que tiene un efecto positivo sobre el sistema nervioso central”, comenta Víctor Cojan, investigador principal del laboratorio de psicofarmacología del Centro Médico Nacional de Psiquiatría y Narcología Vladímir Serbski.
En un estudio comparativo en laboratorio, un grupo de ratas fue expuesto a la radiación de partículas cargadas (de hierro y níquel) y rayos gamma, mientras que al otro grupo no se le aplicó la radiación.
Las dosis de radiación que recibieron los animales eran equivalentes a las que podrían afectar a los astronautas en una misión de 860 días.
Los roedores fueron sometidos a una serie de pruebas cognitivas y se les realizó una resonancia magnética del cerebro.
“Las ratas expuestas a la radiación mostraron mejores resultados en las pruebas de orientación en el espacio en comparación con los grupos de control”, constataron los científicos.
El estudio demostró que las concentraciones de glutamato y ácido gamma-aminobutírico (GABA) son diferentes en las ratas expuestas a la radiación y las ratas a las que no se les aplicaron los rayos ionizantes.
Estas biomoléculas actúan como neurotransmisores, de manera que el glutamato acelera la actividad cerebral, mientras que el GABA la retarda.
En las ratas sometidas a la radiación, el nivel de GABA fue más bajo, lo que causó excitación del sistema nervioso central.
Olav Krigolson's group measure brain activity w/ portable EEG devices (headband + phone) enabling neural assessment of fatigue with a 5 minute set-up! Applications range from healthcare settings and in Mars habitats… #ExponentialTechTuesday #SpaceHealth https://t.co/kHPBi0g1Yp pic.twitter.com/l1nWMjJXQe
— Jules Lancee (@juleslancee) June 6, 2018
Autorregulación de la actividad cerebral
La magnetoencefalograma (MEG) es una interesante tecnología de visualización de la actividad cerebral con una alta resolución temporal y espacial. Permite registrar de forma remota el débil campo magnético generado por las fuentes neuronales de la corriente. El método consiste en medir los débiles campos magnéticos creados por la actividad sincronizada de grandes grupos de neuronas. Este proceso es posible gracias al uso de sensores superconductores conocidos como ‘squids’.
Con la ayuda de un magnetoencefalograma, los científicos de la UEPPM analizaron la capacidad del cerebro de controlar y restringir la actividad propia. Un tipo especial de neuronas ‘freno’ se encarga de desempeñar un papel importante en nuestro cerebro: equilibra la excitación en las redes neuronales y participa en la generación de actividad gamma de alta frecuencia.
Para este estudio, personas sanas fueron sometidas a pruebas en las que se les mostraron estímulos visuales que cada vez iban más rápido, intensificando de esta manera la entrada visual y registrando una actividad gamma de alta frecuencia en el cerebro.
Los experimentos revelaron que cuando se intensifica la afluencia de estímulos externos se incrementa en un primer momento la actividad gamma, pero más tarde, al alcanzar cierto nivel crítico, hay una disminución.
Semejante dependencia no lineal de la fuerza de respuesta cerebral ante la intensidad de entradas externas demuestra la capacidad de las neuronas ‘freno’ de reducir una excitación en aumento en la red neuronal.
“Al analizar los indicadores de la actividad cerebral de un nutrido grupo de niños y adultos sanos revelamos que, a pesar de los importantes cambios que sufren la frecuencia y la potencia de la actividad gamma con la edad, su inhibición relativa —dadas las altas velocidades de movimiento— se interpolaba hasta un mismo rango de valores durante toda la vida”, señala la investigadora del Centro de Estudios Nuerocognitivos, Elena Oréjova.
La estabilidad de este indicador en las personas sanas hace posible usarlo para diagnosticar el nivel de control de la actividad cerebral en los pacientes con enfermedades neurológicas y psíquicas o con epilepsia.
La aplicación práctica de los resultados obtenidos consiste en la posibilidad de emplear este método no invasivo y seguro para diagnosticar la regulación de la excitación cerebral en niños y adultos con alteraciones del desarrollo psíquico y para monitorear los efectos de los nuevos preparados psicotrópicos.
#OTD in 2000, the Compton Gamma Ray Observatory was intentionally de-orbited after 9 years. Where did it land? The Pacific Ocean. Compton weighed about 17 tons and when the gyros began to fail a controlled de-orbit was the best way to prevent damage on Earth. pic.twitter.com/OoL7ZplqY1
— NASA History Office (@NASAhistory) June 4, 2019