Agencias/InsurgentePress/ Nueva York.- Aviones militares C-17 estadunidenses despegaron de Florida el pasado sábado para transportar toneladas de asistencia humanitaria supuestamente destinada a Venezuela.

El movimiento de ayuda humanitaria forma parte de la operación de Trump que busca quitar del poder a Nicolás Maduro en Venezuela.

Paralelamente el ‘Comando Sur’ lleva a cabo maniobras para posibles misiones en la nación petrolera.

A su vez, el vicepresidente Mike Pence en una conferencia de seguridad en Munich exigió a la Union Europea (UE) declararse como bloque en favor de reconocer como el único presidente legítimo de Venezuela al autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó, ratificado en su puesto por el régimen de Donald Trump.

Todo indica que parte de la estrategia coordinada por Washington es detonar algún tipo de enfrentamiento con el gobierno de Nicolas Maduro el próximo 23 de febrero, cuando Guaidó ha anunciado que se intentará introducir la asistencia a Venezuela desde el pueblo fronterizo de Cúcuta en Colombia, donde se están almacenando los envíos de Estados Unidos.

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), representantes de los departamentos de Estado y de Defensa, así como ONG estadunidenses se están preparando para trasladar la asistencia ese día en coordinación con Guaidó, afirmaron.

Al mismo tiempo, el multimillonario británico Richard Branson, dueño del grupo empresarial Virgin, está organizando –a petición de Guaidó– un concierto con talento musical internacional y regional en Cúcuta el 22 de febrero, el cual se transmitirá en vivo mundialmente y que busca recaudar 100 millones de dólares para asistencia humanitaria.

Sin embargo, en Estados Unidos casi no se menciona la notable ausencia en este esfuerzo humanitario de algunas de las principales entidades internacionales en este tipo de esfuerzo, por ejemplo las agencias de apoyo humanitaria de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Cruz Roja Internacional y otros.

La acción humanitaria necesita ser independiente de objetivos políticos, militares u otros, afirmo Stephane Dujarric, vocero de la ONU, a medios esta semana pasada y expresó que la solución debería ser una negociación política de las partes. Lo que es importante es que la asistencia humanitaria sea despolitizada y que las necesidades de la gente debieran ser la prioridad en términos de cuándo y cómo es usada la asistencia, concluyó Dujarric.

Sin embargo, Washington insiste que sólo está respondiendo a la solicitud del presidente encargado. Hoy Robert Palladino, vocero del Departamento de Estado, declaró que “esta misión humanitaria resalta el compromiso firme y la disposición de Estados Unidos para responder a la crisis política, económica y humanitaria en Venezuela, y advirtió que esta asistencia debe tener permiso para ingresar a Venezuela y alcanzar a los necesitados.

Sin embargo, el gobierno de Trump no oculta su objetivo de usar la crisis humanitaria y el envió de esta asistencia para su propósito de cambio de régimen, tal como lo ha denunciado el propio gobierno venezolano

El enviado especial de Trump para Venezuela, Elliot Abrams –penalmente condenado por mentir al Congreso en torno al escándalo Iran-contras, defensor de regímenes represores y escuadrones de muerte en Centroamérica, y uno de los promotores del intento de golpe fallido contra Hugo Chávez en 2002–, señalo que nuestra esperanza es que (los militares venezolanos) podrán convencer a Maduro, o sencillamente desobedecerán órdenes para evitar la hambruna del pueblo de Venezuela.

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