Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- El último Delta II de United Launch Alliance cumplió a la perfección su misión de poner en órbita el satélite ICESat-2 de la NASA, que apenas 75 minutos después del lanzamiento establecía contacto con la estación de seguimiento en Svalbard para indicar que todo funciona correctamente a bordo.
En su órbita de 460 kilómetros de altitud y 7 kilómetros por segundo de velocidad ICESat-2 da una vuelta a la Tierra cada 90 minutos. Su órbita está diseñada de tal forma que revisita cada punto de la superficie de nuestro planeta cuatro veces al año para medir con una precisión de 4 milímetros el grosor de las capa de hielo que cubren los polos y Groenlandia, la altura de los océanos y otras grandes superficies de agua. También es capaz de medir los movimientos de tierra tras terremotos o avalanchas y la altura de las grandes masas de vegetación para ayudar en el estudio de sus posibles cambios.
Esto lo hace disparando un láser diez mil veces por segundo y midiendo el tiempo que tardan en llegar de vuelta los fotones que salen rebotados hacia él. Es un láser de 532 nanómetros –verde– y mediante el uso de unos filtros que sólo dejan pasar luz de esa longitud de onda se evita que capte señales espureas.
El láser es separado en seis haces que se agrupan en tres pares separados entre sí 3,3 kilómetros antes de salir del ICESat-2. Así cubre más superficie en cada pasada.
Flying free! We have spacecraft separation from the @ULALaunch #DeltaII rocket. Watch as @NASA_ICE’s #ICESat2 finishes its journey to orbit around the Earth as we embark on a mission to use lasers to measure the changing height of Earth's ice. Watch: https://t.co/MIVnfneKo2 pic.twitter.com/nG8yARyUec
— NASA (@NASA) September 15, 2018
Pero eso no será hasta dentro de un par de semanas, cuando se hayan comprobado el resto de los sistemas de a bordo y por fin se de la orden de encender ATLAS, de Advanced Topographic Laser Altimeter System, de Sistema láser topográfico avanzado, que es el nombre del único instrumento que va a bordo del ICESat-2.
Los datos que proporcione documentarán los cambios en los casquetes polares de la Tierra, mejorarán los pronósticos del aumento del nivel del mar, que se ve reforzado por el derretimiento de la capa de hielo en Groenlandia y la Antártida, y ayudarán a los científicos a comprender los mecanismos que están haciendo que cada vez haya menos hielo flotante y también a evaluar la forma en que la pérdida de hielo marino afecta al océano y la atmósfera.
ICESat-2 toma el relevo a la misión ICESat, que estuvo en activo de 2003 a 2009, en el registro de mediciones de la altura del hielo y se une al CryoSat-2de la Agencia Espacial Europea, lanzado en 2010 con una misión muy similar.. Y aunque no es lo mismo que tener un satélite en órbita funcionando permanentemente la Operación IceBridge sobre el Ártico y la Antártida, que comenzó en 2009, ha servido de puente entre ambas misiones. Los datos del ICESat-2 estarán disponibles al público a través del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo.
La duración estimada de la misión es de 3 años, aunque el satélite lleva combustible para al menos siete años.
Tras el lanzamiento Tory Bruno, el presidente de United Launch Alliance, la empresa que fabrica los Delta II, anunció que tienen las suficientes piezas de repuesto como para montar uno que se incorporará al Jardín de cohetes del Centro Espacial Kennedy.
Las áreas congeladas y heladas de la Tierra, llamadas criosfera, son uno de los puntos clave en la investigación que realiza la NASA sobre la ciencia de la Tierra. ICESat-2 ayudará a los científicos a investigar por qué, y cuánto, la criosfera está cambiando en un clima cálido. El satélite también medirá las alturas en las regiones templadas y tropicales de la Tierra y hará un inventario de la vegetación en los bosques de todo el mundo. Gracias a las precisas mediciones se podrá crear un retrato global de la tercera dimensión de la Tierra, con todos aquellos cambios que haya habido en el terreno, incluidos los glaciares, el hielo marino y los bosques.
“Las nuevas tecnologías de observación de ICESat-2 mejorarán nuestro conocimiento de cómo las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida contribuyen al aumento del nivel del mar y nos ayudarán a entender la conexión de la pérdida de hielo marino con el sistema global”, explica Thomas Wagner, científico del programa de criosfera de la NASA.
En los últimos años, el derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida ha elevado el nivel global del mar en más de un milímetro al año, representando aproximadamente un tercio del aumento observado del nivel del mar, y la tasa “está aumentando”, según la NASA. El objetivo de la agencia estadounidense es que los datos de ICESat-2 ayuden a los investigadores a reducir el rango de incertidumbre en las predicciones del aumento futuro del nivel del mar y conectar esos cambios a los factores climáticos. Hasta ahora, la NASA ha medido rutinariamente el área cubierta por hielo marino y ha observado un declive de ese tipo de superficie en el Ártico de alrededor del 40% desde 1980.