Desde el Sótano/Por Ery Acuña Meneses/Tuxtla Gutiérrez.- Para la gente que no vive en Chiapas, aquí tenemos un vocablo muy ‘sui géneris’, florido y picaresco, formado con el paso de los siglos. Por ejemplo, a los perros les decimos *“chuchos”*, a los de cabello rizado, *“colochos”*; a las personas ebrias o borrachos, *“bolos”*; a los despistados, *“totorecos*, y así, existe una larga lista de vocablos chiapanecos.
También usamos una frase muy a modo que denota reclamo contra personas que abusan de la generosidad de la gente: *“Parecemos chucho de rancho, nos esconden en las fiestas y nos sacan en los pleitos”*.
Esta frase aplica bien para las fuerzas federales de seguridad arraigadas en Chiapas, llámese *Ejército Mexicano, Guardia Nacional, o Fiscalía General de la República*, entre otras, responsables de la dantesca situación de violencia que impera en Chiapas desde hace cuando menos tres años o cuatro años.
Ocurre un hecho violento y se callan. Casi todos los días *ocurren incidentes del que los chiapanecos nos enteramos de forma no oficial*, o por los mismos ciudadanos que logran enterarse de algún hecho violento y lo publican en Redes Sociales, prestándose a la *desinformación, a falta de información oficial*, de por sí tardía, incompleta, mochada o en la mayoría de los casos, inexistente.
Qué negligencia. Ellos son los principales responsables de la desinformación que existe todos los días en Chiapas, y que solo provoca angustia, pánico y efectos adversos a la economía, la paz y la justicia en nuestro estado.
Claro, se entiende que *hay casos en los que el sigilo de las investigaciones, obligan a las fuerzas de seguridad federales a verificar información*, resguardarlas o posponerlas para evitar entorpecer las indagatorias pertinentes. *Pero ¿todo el tiempo, todos los días, todas las veces?*
Eso sí, cuando conviene a las fuerzas de seguridad federales, encargadas directa y “constitucionalmente” de combatir al crimen organizado, narcotráfico, portación de armas de fuego, trasiego de drogas, el pan de cada día en Chiapas, lo publican por todos los medios posibles, y la sociedad chiapaneca tan noble, ávida de in formación creíble, lo recibe con los ojos abiertos. Ojo: esto no corresponde directamente a las fuerzas estatales, pero sí a coadyuvar, por lo que su labor informativa es limitada.
Hoy más que nunca, el Ejército Mexicano no había gozado de tanto desprestigio. Su obligación ante la sociedad, nos referimos a las fuerzas de seguridad federales en general, es combatir la desinformación con información pronta, expedita y clara.
Si les conviene, abren puertas y ventanas informativas, si no les conviene, se encierran y que pase lo que pase. Por eso este dicho cobra hoy mucha vigencia en nuestro querido Chiapas: “nos esconden pa’ las fiestas, y nos sacan pa’ los pleitos”.