Agencias/Ciudad de México.- La reciente oleada de desastres aéreos y situaciones de riesgo ha generado preocupación sobre los peligros de viajar en avión.
La colisión en el aire que mató a 67 personas cerca de Washington, el accidente de un avión ambulancia en Filadelfia y ahora una aeronave desaparecida en Alaska son apenas los desastres más sonados. También hubo un avión de Japan Airlines que rozó un Delta estacionado cuando lo remolcaban en el aeropuerto de Seattle a principios de esta semana y un avión de United Airlines se incendió durante el despegue en el aeropuerto de Houston después de que un problema en el motor provocó un incendio en el ala.
Eso sin mencionar las preocupaciones de seguridad que surgieron después de que se encontraron polizones muertos dentro de los compartimentos del tren de aterrizaje de dos aviones y a bordo de otros dos vuelos. Y no olvidemos la vez que un pasajero abrió una puerta de emergencia en un avión que era remolcado para despegar en Boston.
Entonces, ¿es lógico que la gente se pregunte si su vuelo es seguro?
La colisión del 29 de enero entre un avión de pasajeros de American Airlines y un helicóptero del Ejército estadounidense mató a todos a bordo de ambas aeronaves. Fue el peor accidente aéreo en Estados Unidos desde el 12 de noviembre de 2001, cuando un avión cayó en un barrio de la ciudad de Nueva York justo después de despegar, matando a las 260 personas a bordo y a cinco en tierra. No había habido un accidente mortal de ningún tipo que involucrara a una aerolínea estadounidense desde febrero de 2009.
Los accidentes son más comunes con aviones pequeños como la avioneta Cessna de un solo motor que se estrelló en Alaska. Diez personas, incluido el piloto, murieron.
Una ambulancia aérea se estrelló en Filadelfia el 31 de enero, matando a las seis personas a bordo y a otra persona en tierra. Ese Learjet generó una enorme bola de fuego cuando se estrelló contra el suelo en un barrio poco después de despegar de un aeropuerto cercano.
Los accidentes mortales atraen una atención extraordinaria, en parte porque son inusuales. El historial de las aerolíneas estadounidenses es notablemente seguro, como lo demuestra el largo periodo entre este tipo de accidentes.
https://twitter.com/NTSB_Newsroom/status/1888703466798710878
Pero accidentes mortales han ocurrido más recientemente en otras partes del mundo, incluido uno en Corea del Sur que mató a las 179 personas a bordo en diciembre. También hubo dos accidentes mortales que involucraron al problemático avión 737 Max de Boeing en 2018 y 2019. Y el pasado enero, un tapón de puerta se desprendió de un 737 Max mientras estaba en vuelo, generando más interrogantes sobre el avión.
Funcionarios estadounidenses han expresado durante años preocupaciones sobre un sistema de control de tráfico aéreo sobrecargado y con falta de personal, especialmente después de una serie de situaciones de riesgo entre aviones en aeropuertos de Estados Unidos. Entre las razones que han citado para la escasez de personal están los salarios no competitivos, los largos turnos, el intenso entrenamiento y las jubilaciones obligatorias.
El presidente Donald Trump aumentó esas preocupaciones cuando culpó a la colisión en el aire al sistema de control de tráfico aéreo “obsoleto” en el que confían los aeropuertos y prometió reemplazarlo.
Pero incluso con todo eso, el secretario de Transporte, Sean Duffy, apareció en Fox News a principios de esta semana y trató de asegurar a los espectadores que viajar en avión es “mucho más seguro que viajar en coche o tren. Este es el modo de transporte más seguro”.
Y las estadísticas lo respaldan.
El Consejo Nacional de Seguridad estima que los estadounidenses tienen una probabilidad de 1 entre 93 de morir en un accidente de vehículo motorizado, mientras que las muertes en aviones son demasiado inusuales para calcular las probabilidades. Las cifras del Departamento de Transporte cuentan una historia similar.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y la Administración Federal de Aviación (FAA) están investigando estos accidentes recientes y situaciones de riesgo para determinar qué los causó y buscar formas de prevenir incidentes similares.
Ya ha habido revelaciones preocupantes sobre la colisión en el aire, pero tomará más de un año obtener el informe completo sobre lo que ocurrió.
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La NTSB siempre recomienda pasos que podrían tomarse para evitar que los accidentes vuelvan a ocurrir, pero la agencia tiene una lista de cientos de recomendaciones previas que han sido ignoradas por otras agencias gubernamentales y las industrias que investiga.
Sin embargo, Duffy señaló que el público tiene razón al decir que accidentes como los recientes son inaceptables. Por eso planea asegurarse de que “la seguridad sea primordial” mientras lidera la agencia que regula todos los modos de transporte.
“Me siento realmente bien sobre dónde estamos y hacia dónde vamos, y los planes que tenemos en marcha para asegurarnos de que incluso hagamos el sistema más seguro y eficiente de lo que es hoy”, dijo Duffy en la entrevista con Fox.
El presidente estadounidense Donald Trump culpó de la colisión mortal de la semana pasada entre un jet de pasajeros y un helicóptero del Ejército a lo que dijo es un sistema informático “obsoleto” utilizado por los controladores de tráfico aéreo de Estados Unidos.
Se comprometió a reemplazarlo después de que funcionarios de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) le informaran a congresistas que la tecnología avanzada de monitoreo disponible en el helicóptero estaba desactivada.
Durante un evento de oración, Trump dijo que “ocurrieron muchos errores” el 29 de enero, cuando un vuelo de American Airlines que venía de Wichita, Kansas, chocó contra un helicóptero del Ejército mientras el avión estaba a punto de aterrizar en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan cerca de Washington. Las 67 personas a bordo de ambas aeronaves perdieron la vida.
El senador republicano Ted Cruz dijo que funcionarios de la NTSB les comunicaron a los senadores que el Sistema de Vigilancia Dependiente Automática—Radiodifusión (ADS-B, por sus siglas en inglés) del helicóptero —una tecnología de monitoreo aéreo que transmite la ubicación de la aeronave y otros datos al control de tráfico aéreo y otras aeronaves— estaba apagado.
“La razón para apagarlo no parece justificada”, señaló Cruz. “Y en este caso, se trataba de una misión de entrenamiento, por lo que no había una razón de seguridad nacional imperiosa para que el ADS-B estuviera apagado”.
Los funcionarios de la NTSB también informaron a los medios de comunicación que probablemente la tripulación del helicóptero llevaba puestas gafas de visión nocturna.
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Poco después de la tragedia, Trump culpó a los programas de contratación en los que se hace énfasis en la diversidad. Pero culpó al sistema informático utilizado por los controladores de tráfico aéreo del país.
Durante un discurso en el Desayuno Nacional de Oración en el Capitolio federal, Trump señaló que el gobierno estadounidense gastó miles de millones de dólares en “renovar un sistema viejo y averiado” en lugar de invertir en uno nuevo. Dijo que en su jet privado utiliza un sistema de otro país cuando aterriza, ya que su piloto dice que el sistema que se usa en Estados Unidos es obsoleto.
“Creo que lo que va a suceder es que todos nos vamos a preparar y vamos a hacer un gran sistema computarizado para nuestras torres de control”, manifestó.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, y el multimillonario Elon Musk dijeron en publicaciones en la red social X que el equipo de Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental ayudará a actualizar rápidamente el sistema de seguridad aérea de la nación.
La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) ha estado trabajando desde mediados de la década de 2000 para actualizar el sistema de control de tráfico aéreo a través de su programa NextGen.
Desde hace años, funcionarios federales han expresado su preocupación por el hecho de que el sistema de control de tráfico aéreo se encuentre sobrecargado y enfrente escasez de personal, especialmente después de una serie de incidentes en los que aeronaves estuvieron a punto de chocar en aeropuertos de Estados Unidos. Entre las razones que han citado para la falta de personal están salarios no competitivos, turnos largos, formación intensiva y jubilaciones obligatorias.
Trump señaló que, si la nación hubiera tenido un sistema más moderno, se habrían activado alarmas cuando el helicóptero Black Hawk —que se encontraba en un entrenamiento— hubiera alcanzado la misma altitud que el avión.
Sin embargo, un informe de la FAA posterior al choque indicó que el controlador sí recibió una alerta de que el avión y el helicóptero estaban convergiendo cuando aún estaban a más de 1,6 kilómetros (una milla) de distancia. El controlador respondió preguntándole al helicóptero si tenía el avión a la vista, y le pidió que pasara detrás del avión. El helicóptero respondió que sí tenía el avión a la vista.
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La FAA especificó claramente que se va a asegurar que los helicópteros y los aviones ya no compartan el mismo espacio aéreo sobre el río Potomac.
Un enfoque temprano de la investigación ha sido confirmar la altitud del avión y del helicóptero. La grabadora de datos del jet mostró que tenía una altitud de 99 metros (325 pies), con una variable de más o menos 7,6 metros (25 pies).
Los datos del sistema de control de tráfico aéreo del aeropuerto dejan entrever que el helicóptero se ubicaba por encima de su techo de vuelo de 61 metros (200 pies). La pantalla que el controlador estaba mirando esa noche mostraba que, según el radar y otros datos, el helicóptero estaba a 91 metros (300 pies), señaló la NTSB, e hizo notar que la cifra habría sido redondeada al centenar de pies (30 metros) más cercano.
Para obtener información más precisa, los investigadores necesitan poder examinar los restos del Black Hawk. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército indicó que todos los componentes principales del helicóptero y del jet han sido sacados del río. Equipos de salvamento trabajarán para extraer escombros menores por medio de cestas durante los próximos 10 días antes de finalizar el trabajo el 16 de febrero.
“Continuaremos avanzando en los próximos días hasta que estemos seguros de que el río es seguro para la navegación y que los elementos de valor probatorio se hayan recuperado y proporcionado a las autoridades correspondientes”, indicó el coronel Francis Pera, el comandante del Cuerpo para el distrito de Baltimore.
Fue el peor desastre aéreo en Estados Unidos desde el 12 de noviembre de 2001, cuando un jet cayó sobre un vecindario de la ciudad de Nueva York poco después de despegar. Murieron las 260 personas a bordo y 5 en tierra.
Luego del choque sobre el Potomac, hubo preocupación de que los empeños de Trump para reducir el tamaño de la fuerza laboral federal pudieran agravar la escasez de controladores de tráfico aéreo si algunos de ellos aceptaban las ofertas de renuncia diferida enviadas a todos los empleados federales la semana pasada. Pero los controladores fueron informados por su sindicato de que ciertos puestos dentro de la Administración Federal de Aviación, incluidos los suyos, estaban exentos.
La Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo indicó en su correo electrónico a los miembros que puestos adicionales podrían estar exentos con base en las “responsabilidades de seguridad nacional o seguridad pública” de los empleados. El sindicato ya había recomendado a sus miembros que rechazaran las ofertas, las cuales fueron efectuadas un día antes de la colisión aérea.