Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- Las consideraciones de fabricación de satélites son un elemento clave a tener en cuenta en su construcción. En el espacio existen más de mil satélites provenientes de la Tierra y actualmente, cada uno de ellos cuenta con una vida útil de entre 5 y 15 años.
Se clasifican en dos categorías: los dispositivos de comunicaciones y los de observación. Los primeros permiten la transmisión de señales de radio y televisión entre dos zonas determinadas del planeta, una especie de antenas colocadas en el cielo; sirven como un método con el objetivo de “iluminar” ciertas zonas del mundo. Los de observación, por su parte, se limitan a recopilar datos e información.
Empresas especializadas como Axesat, líder en la industria de comunicaciones satelitales, utilizan satélites de comunicaciones, para brindar a usuarios servicios de Internet satelital. Además, el servicio es comercializado a algunos representantes del sector empresarial (el pesquero, el petrolero, el minero, el bancario) tienen requerimientos de conectividad en zonas remotas.
Construir un satélite es una tarea de alto costo debido a los materiales que se requieren en el proceso de manufactura, particularmente por las especificaciones mínimas a cumplir. Estos dispositivos necesitan soportar la radiación del espacio (con el objetivo de prevenir daño a sus componentes internos), ser suficientemente resistentes a la presión de viajar por el espacio a una velocidad constante de 700 kilómetros por hora y además tener la solidez adecuada para no sufrir daño ante posibles impactos de basura espacial o de asteroides de menor tamaño.
Para fabricar un satélite, generalmente se utilizan materiales al estilo del Kevlar, el cual no se derrite sino hasta alcanzar temperaturas muy altas; la fibra de carbono, que por sus propiedades físicas goza de una alta resistencia; el titanio, con una alta fortaleza ante los efectos de la oxidación; así como el aluminio, reciclable y ligero. Otro insumo frecuentemente utilizado son los nanotubos de carbono, remarcables por su fuerza.
Antes de comenzar con la construcción, se necesita determinar la función del satélite ya que no todos los dispositivos pueden elaborarse de la misma forma. A cada uno se le necesita asignar un canal de comunicación específico y además diseñarlo adecuadamente con el objetivo de emitir las señales indicadas conforme al formato de transmisión elegido. Se clasifican según la órbita: baja, media o de transferencia geoestacionaria.
Sobre su masa, los satélites de mayor volumen pueden alcanzar más de mil kilogramos, mientras los más pequeños van desde ese peso hasta apenas mil gramos. Igualmente, se pueden clasificar dichos dispositivos en sistemas, ya sea nacionales, regionales e internacionales. Tras el proceso de manufactura, cohetes y transbordadores son utilizados con el objetivo de ubicarlos en la órbita adecuada.
Una de las compañías con mayor apuesta al sector satelital ha sido SpaceX, del sudafricano Elon Musk. Meses atrás, se reveló que la empresa tenía en puerta una iniciativa de fabricación de satélites con el objetivo de ofrecerle Internet a todo el planeta. Para ello, se tiene planteado enviar al espacio a más de 4 mil dispositivos antes de 2024.
Asimismo, en conjunto con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), ha realizado envíos con el cohete Falcon Heavy, uno de los más grandes de su tipo en toda la historia.