Agencias/Beijing.- Zeng Yixin, subdirector de la Comisión Nacional de Sanidad de China, reconoció este viernes que los médicos “están estresados”, no solo por la presión “física y mental” a la que están sometidos sino por las mayores posibilidades de contraer el virus.
Según los datos facilitados por el número dos de la institución, hasta ahora 1.716 trabajadores sanitarios se han contagiado del coronavirus (es decir, un 3,8 % de los casos totales a nivel nacional), y seis han fallecido hasta el momento.
Aparte del caso de Li Wenliang, el médico fallecido semanas después de ser amonestado por la Policía por alertar de la existencia del virus, varios doctores han fallecido después de trabajar durante numerosas jornadas seguidas sin apenas descanso.
Por ello, Zeng hizo un llamado a los hospitales para que “repartan los turnos de forma racional”, al tiempo que propuso premiar al sobrecargado personal con más vacaciones cuando el brote remita y ofrecerles “apoyo psicológico”.
A pesar de que las autoridades afirman que la producción de mascarillas se encuentra ya cerca de su capacidad máxima, el personal en las zonas más afectadas sigue sufriendo carencia de suministros básicos.
Según el ministro asistente de Finanzas, Ou Wenhan, hasta ahora se han asignado 25.940 millones de yuanes (3.716 millones de dólares, 3.424 millones de euros) para adquirir suministros médicos y para mejorar las condiciones de los trabajadores médicos.
Asimismo, Ou garantizó que será el Gobierno central quien asuma el complemento de entre 200 y 300 yuanes (entre 28,7 y 43 dólares o entre 26,4 y 39,6 euros) diarios al personal que trabaja en “el frente” de la lucha contra el virus, es decir, aquellos que están directamente expuestos a portadores del virus.
En las últimas jornadas se han sucedido las noticias sobre los avances en el desarrollo de medicamentos y vacunas para el COVID-19.
Hoy, la compañía China National Biotec Group anunciaba que había comenzado a producir un tratamiento utilizando plasma de pacientes recuperados.
Y las autoridades sanitarias del país celebraban hoy que el número de nuevos casos registrados fuera de Hubei ha descendido ya durante diez días consecutivos.
No obstante, la prensa oficial, dada a cantar las alabanzas de los logros del régimen, hoy emitía un mensaje de cautela.
El diario nacionalista Global Times publicó un artículo en el que cita a Yang Gonghuan, antiguo alto cargo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, quien asegura que es “demasiado pronto para celebrar o volvernos demasiado optimistas”.
En su opinión, bajo los nuevos criterios no se volverán a ver avances diarios de solo 1.000 o 2.000 nuevos casos en Hubei, aunque cree que “un número relativamente alto de casos confirmados en el futuro cercano podría aliviarnos un poco, ya que sabríamos que se debe a los esfuerzos del Gobierno para detectar y controlar las fuentes de infección”.
Tampoco quiso cantar victoria el nuevo número dos del comité gubernamental encargado de supervisar la gestión de la crisis en Hubei, Chen Yixin, considerado como protegido del presidente, Xi Jinping.
En sus conclusiones tras cuatro días de visita en Wuhan, capital de Hubei y epicentro del brote, Chen reconoció que todavía no se ha estimado con certeza el número total de infectados en la ciudad –la séptima más poblada de China- ni la extensión de la propagación del virus.