Agencias/Ciudad de México.- Rafael Nadal volvió a hacer historia este domingo tras remontar dos sets a Daniil Medvedev con lo que sumó su vigesimoprimer título de ‘Grand Slam’ y el segundo en el Open de Australia.

Con parciales de 2-6, 6-7(5), 6-4, 6-4 y 7-5, en 5 horas y 24 minutos, firmó uno de los capítulos más brillantes del deporte. Sin embargo, lo más importante es que el español ya es más grande que Novak Djokovic y Roger Federer con los que conforma el ‘Big Three’.

Nadal se convierte en el segundo jugador, después de Djokovic, capaz de inscribir su nombre en el trofeo de los cuatro grandes escenarios de la raqueta en un mínimo de dos ocasiones.

Pasados 13 años de su primera corona en las pistas del Melbourne Park, el manacorí lo volvió a hacer. Sólo Serena Williams contempla una mayor secuencia de tiempo entre su primer y último ‘major’, con 17 años y cinco meses.

Rafa, que estrenó su palmarés en el polvo de ladrillo de Roland Garros en 2005, tras superar a Mariano Puerta en cuatro sets, dio hoy un golpe sobre la mesa para convertirse por méritos propios en el mejor jugador de todos los tiempos.

A sus 35 años y 241 días, es el cuarto más longevo en ganar el Abierto después de Ken Rosewall, Mal Anderson y Roger Federer.

Nadal, como en los otros seis partidos anteriores, empezó sacando. El primer juego se alargó siete minutos en una declaración de intenciones de lo que sería el partido.

Medvedev había llegado a iguales, pero Rafa había aguantado el primer arreón. Era apenas la segunda vez que el español jugaba de noche y se encontró con un bote más bajo de la pelota que ayudaba al oponente.

Al moscovita le molestan los juegos largos y parece que le quema la pelota en el saque. Aceleraba las acciones y ponía un ritmo algo que incomodaba aún más al tenista que luchaba por hacer historia.

Nadal no se sentía cómodo con su revés. Fallaba más de la cuenta. Daniil dio el primer aviso con dos bolas de ‘break’ en el tercer juego. Las salvó el balear con una certera subida a la red y un punto de saque.

Desde la línea blanca, el pupilo de Gilles Cervara era superior porque es lo más parecido a un frontón. Rafa sudaba hasta el punto de tener que pedir la toalla al recogepelotas para secar la superficie.

La grada no disimulaba su favoritismo para el líder de la ‘Armada’, que se mantenía con un sufrimiento extremo por delante en el marcador.

El español pedía soda al juez de silla. Estaba perdiendo muchas energías en un poco margen de tiempo. La hidratación pasaba a ser fundamental para no repetir la situación extrema del partido con Denis Shapovalov. Tanto va el cántaro a la fuente que se rompió en favor de Medvedev en el quinto juego.

La rotura del ruso fue especialmente dolorosa porque se produjo en blanco. Nadal sumaba 11 errores no forzados por sólo cinco de su rival.

Rafa no atinaba con el resto porque estaba tres metros por detrás de la línea de fondo. Le obligaban a ello los bombazos que le mandaba Daniil desde el otro lado de la red.

La sangría fue mayor con un segundo ‘break’ seguido y en blanco, facilitado por dos dobles faltas. El manacorí respiraba al anotarse el primer juego del segundo set y acabar con una racha de cinco juegos perdidos sin alternativas.

Nadal estaba sofocado y pedía la toalla con hielo en los descansos. Su verdugo apenas se inmutaba. Iba lanzado y nadie le podía parar. Levitaba en la Rod Laver Arena hasta el punto de silenciar a sus críticos, que había muchos entre los asistentes.

Saca para el set

A la hora y 5 minutos, el manacorí volvía a escena con su primera rotura y la grada estallaba. El resultado era de 4-1 y y un punto de 40 intercambios podía cambiar la dinámica de la final.

Medvedev sacó para el cuatro iguales, pero volvió a fallar. Con 5-3, el español fue capaz de levantar cuatro pelotas de rotura. No podría con la quinta. Entre medias, un aficionado saltó a la pista en el lado donde se disponía a restar el ruso con punto de ‘break’ a favor. Lucía una pancarta protestando por la detención de refugiados en el país.

Nadal se aseguraba la muerte súbita y levantaba el puño. El tenista había encontrado en las dejadas un buen recurso para sacar a su adversario de la zona de confort.

Rafa, que había ido por delante todo el set, también marcó el ritmo en el tanteo del ‘tie break’ hasta el 5-3. Después vinieron cuatro puntos perfectos y del tirón del moscovita, el último con un pasante de revés al alcance de los elegidos.

Pidió un reconocimiento de los asistentes con los brazos levantados y se encontró silbidos.

El balear había levantado en tres ocasiones un marcador tan adverso a lo largo de su carrera, pero nunca en una final de ‘Grand Slam’.

3-2 y 0-40 para el ruso

Nadal, con la cara desencajada, remontaba tres pelotas de rotura en el sexto juego del tercer asalto que sonaban a sentencia.

Después no fallaría con un pasante que le daría el 5-4. Recortaría distancias ante un Medvedev que empezaba a enfurecerse con el público porque aplaudía todos sus errores no forzados. Les aplaudía con la raqueta.

El estado físico iba a jugar un papel fundamental. A los dos protagonistas se les notaba cansados por igual. Daniil, de hecho, pedía la presencia del fisioterapeuta con un 1-0 arriba en el cuarto set. Nadal conectaba derechas a 158 kilómetros por hora y agudizaba el cansancio del ruso con repetidas dejadas. Tardó 10 minutos en igualar a uno. Pero el tiempo en pista iba a favor del español.

Tres breaks seguidos

Una doble falta dio la delantera a Rafa. Su adversario se fue rápidamente a sus aposentos a recibir masajes en su pierna izquierda. Llegaba tarde a impactar los golpes. Resucitaría después. El resto se imponía al servicio.

El balear retomaba la delantera a la séptima bola de rotura y la confirmaba después: 4-2. Cada juego era una matanza. Medvedev le repetía al árbitro que llamara la atención por el ruido entre puntos: “Tienes que decir algo más que por favor porque son unos idiotas”.

Nadal tuvo una primera ocasión de igualar a dos mangas desde la devolución con 5-3. No pudo transformarla. Sí inmediatamente después con un servicio en blanco.

El héroe de Manacor estaba a un paso de convertirse en el séptimo jugador capaz de remontar dos sets en una final de ‘Grand Slam’. Anteriormente lo habían logrado Björn Borg (Roland Garros 1974), Ivan Lendl (Roland Garros 1984), Andre Agassi (Roland Garros 1999), Gastón Gaudio (Roland Garros 2004), Dominic Thiem (US Open 2020) y Djokovic (Roland Garros 2021).

La gente influía en el partido pitando al moscovita entre saques. El juez amenazó con echar del estadio al que volviera a pitar. Daniil estaba muerto y volvía a recurrir al fisio para aguantar de pie.

Nadal rompía de entrada y mantuvo esa renta hasta el 5-4. Entonces llegó la presión de jugar por la historia incluso dominando por 30-0. ‘Break’ de su rival, que no se arruga ante nada ni ante nadie. Tampoco el campeón, que reaccionó tomando por séptima vez el saque de un gigante de 1,98 metros.

En un mes ha pasado de dudar sobre su futuro a coronarse como el mejor de siempre. El tenista 10 abandona Melbourne con ese número de partidos ganados en la gira por las antípodas.

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