Agencias/Ciudad de México.- Una de cada tres latinas empleadas en trabajos en los que se reciben propinas tiene más probabilidades de vivir en la pobreza o cerca de ella, una proporción más elevada que las mujeres blancas, según reveló un informe del National Women’s Law Center (NWLC).

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, prometió trabajar para eliminar los impuestos sobre las propinas que reciben trabajadores de restaurantes y otros empleados del sector servicios, igualando una promesa que hizo su rival en los comicios de noviembre, Donald Trump, en un inusual caso de sincronía entre los dos bandos.

El estudio, titulado ‘One Fair Wage: Women Fair Better in States with Equal Treatment for Tipped Workers’ encontró que el 33.9% de las latinas que reciben propinas viven en la pobreza o cerca de ella, un porcentaje más alto que la media nacional de 29.9% de las mujeres que trabajan en este sector.

En el caso de las mujeres blancas no hispanas el porcentaje es de 26.8%, y en el de las afroamericanas es 43.2%.

En 2023, el umbral de pobreza para una familia de dos adultos estaba justo por encima de los 20,000 dólares anuales, y para una familia de cuatro personas, incluidos dos niños, era poco más de 30,000 dólares.

El estudio encontró que el 10.9% de las latinas empleadas en trabajos que ofrecen propinas viven en la pobreza.

La situación tampoco es alentadora entre los trabajadores que reciben propinas y son padres, el 37.7% vive en la pobreza o cerca de ella, incluido el 13.5% que vive por debajo del nivel de pobreza.

Las trabajadoras que reciben propinas y son madres tienen más probabilidades de vivir en la pobreza (13.9%) que los hombres, destaca el estudio.

En general las mujeres representan el 69.2% de la fuerza laboral que recibe propinas. Las latinas, las asiáticas y las mujeres blancas no hispanas “tienen la mayor sobrerrepresentación” en la fuerza laboral que recibe propinas.

Entre las trabajadoras que reciben propinas, casi tres de cada 10 (27.7%) son madres con un hijo menor de 18.

El informe revelado esta semana advierte que las latinas enfrentan “tasas de pobreza desproporcionadamente altas debido al estancamiento de las políticas de salario mínimo”.

Los trabajadores que reciben propinas en estados sin regulación, como las camareras, pueden recibir menos del salario mínimo federal de 7,25 dólares la hora.

El estudio resalta que la ley federal ha permitido a los empleadores pagar a los trabajadores que reciben propinas un ‘salario mínimo en efectivo con propinas’ de sólo 2.13 dólares por hora antes de las propinas.

Y aunque los empleadores deben ajustar los salarios si el trabajador no completa el salario mínimo, los investigadores aseguran que es una regla difícil de hacer cumplir.

El panorama de los trabajadores que reciben propinas en siete estados que tienen reglas para un “salario justo” (Alaska, California, Minnesota, Montana, Nevada, Oregón y Washington) mejora ya que los empleadores están obligados a pagar a los empleados que reciben propinas el salario mínimo estatal regular antes de las propinas.

Harris hizo su anuncio en un mitin en el campus de la Universidad de Nevada, Las Vegas, donde la economía depende mucho de las industria hostelera y de entretenimiento. Trump prometió prácticamente lo mismo en su propio mitin en la ciudad en junio, aunque era improbable que ni él ni Harris pudieran cumplir esa promesa por completo sin la intervención del Congreso.

“Mi promesa a todos los que están aquí es que, cuando yo sea presidenta, continuaremos nuestra lucha por las familias trabajadoras en Estados Unidos”, dijo Harris. “Eso incluye subir el salario mínimo y eliminar los impuestos sobre las propinas para trabajadores de hostelería y servicios”.

Trump respondió en sus redes sociales poco después, con una publicación sobre que Harris “acaba de copiar mi política de CERO IMPUESTOS A PROPINAS”.

“La diferencia es que ella no lo hará, ¡sólo lo quiere con Fines Políticos!”, escribió el expresidente. “Esto fue una idea de TRUMP. Ella no tiene ideas, sólo puede robármelas a mí”.

Harris y su compañero de fórmula, el gobernador de Minnesota Tim Walz, llegaron a Nevada en la última parada de una gira por estados en disputa en la que su partido ha mostrado nuevas fuerzas después de que el presidente, Joe Biden, se retirase y apoyara a Harris. La vicepresidenta celebraba el domingo un acto de recaudación de fondos que ha reunido más de 12 millones de dólares, según su campaña. Está previsto que la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi esté entre los oradores del evento.

En el evento había más de 12,000 personas en el estadio de baloncesto universitario y, antes de que comenzara el evento, las fuerzas de seguridad locales optaron por cerrar la puerta al evento porque algunas personas se sentían mal esperando al aire libre a pasar el control de seguridad con 42 grados Celsius (109 Fahrenheit). Había unas 4,000 personas en la fila cuando se cerraron los accesos.

Walz lo mencionó durante su discurso, pero lo convirtió en un motivo de aplauso al añadir sobre Nevada “no teman, vamos a volver muchas veces”.

Harris esperaba que el viaje ayudara a ganar apoyos entre los votantes latinos. En 2020, Biden ganó por poco en Nevada al republicano Trump por 2,4 puntos porcentuales.

El Sindicato de Trabajadores de Cocina, con 60,000 miembros, anunció su apoyo a Harris. En torno al 54% de sus integrantes son latinos, el 55% son mujeres y el 60% son inmigrantes. El sindicato también emitió un comunicado respaldando el plan de Harris de subir el salario mínimo y “garantizar que no hay impuestos a las propinas para trabajadores de hostelería y servicios”.

Harris hizo su promesa de eliminar el gravamen dentro de una campaña más amplia para reforzar a la clase media del país, un tema que era clave en la ahora cancelada campaña de reelección de Biden.

El análisis de AP VoteCast indicó en 2020 que el 14% de los votantes en Nevada eran hispanos, y Biden obtuvo el 54% de sus votos. Su margen con los votantes hispanos era ligeramente mayor a nivel nacional, un indicio de que los demócratas no pueden dar por sentado a ese grupo de votantes.

La vicepresidenta también prometió “abordar el asunto de la inmigración” y trató el tema a fondo, como había hecho la noche anterior en un mitin en Arizona.

“Sabemos que nuestro sistema de inmigración está roto, y sabemos lo que hace falta para arreglarlo”, dijo Harris a la multitud en la UNLV. También respaldó un “camino ganado a la ciudadanía” para algunas personas que están en el país de forma ilegal y arremetió contra Trump, que según dijo “habla mucho de seguridad de la frontera pero no hace el trabajo”.

En las últimas semanas, la vicepresidenta ha intentado pasar a la ofensiva en un tema que Trump y republicanos destacados han utilizado con frecuencia para criticarla a ella y al gobierno de Biden.

El expresidente ha propuesto deportaciones masivas si regresa a la Casa Blanca, aunque el sondeo AP VoteCast de 2020 mostró que casi 7 de cada 10 votantes en Nevada dijeron que los inmigrantes que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia deberían tener la oportunidad de legalizar su situación.

En las últimas semanas, los aspirantes demócratas también han visitado los cruciales estados de Pensilvania, Wisconsin y Michigan, de tradición demócrata, y que representan 61 votos electorales que podrían ser decisivos para obtener el umbral de 270 necesario para ganar las elecciones.

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