Por: Manuel Narváez Narváez/InsurgentePress/Ciudad de México.- Se viene el desastre electoral para el PAN, otra vez. En esta ocasión es Ricardo Anaya el culpable; la del 2012 recayó en la traición de Felipe Calderón a Josefina Vázquez Mota.
Los momios en sondeos y encuestas, cuchareadas o no, dan por hecho que el candidato del Frente conformado por Movimiento Ciudadano, El PRD y Acción Nacional se estancó en un 25% o 26% de la intención de voto.
A diferencia de la contienda que ganó Peña Nieto, cuando el PAN obtuvo el tercer logar, esta vez pinta para que se adueñe del segundo lugar, y no porque su desempeño sea mejor que el PRI, sino porque éste carga con la lápida de la corrupción.
La forma y los métodos de Anaya Cortés para agandallarse la candidatura están ampliamente expuestos. La repartición de espacios al MC y PRD con clara desventaja para el PAN va a quedar de manifiesto cuando queden definidas las bancadas de cada partido del frente en el Congreso federal. Es el costo que pagó Richie para brincar la elección interna del partido.
Aquellos días festivos al inicio de la campaña, de la que aseguraba sería diferente, única y divertida solo quedan los anhelos. Todo el derroche de recursos económicos (es el candidato que más ha gastado hasta hoy) para posicionarse como el candidato contra la corrupción, francamente ya no le funcionó y a nadie le importa, tan es así, que tuvo que cambiar los ataques al PRI y a López Obrador por el de un México en paz.
Desde hace una semana los discursos de Anaya, demagogos como los de cualquier priísta, están orientados a escudriñar entre los electores preocupados por los elevadísimos índices de violencia que existe en una buena parte del país, para ver si capta la atención que lo impulse a reposicionar una campaña que ya no da para más.
No hay levadura que ayude a inflar al PAN de Anaya, y no la hay porque ni siquiera queda masa madre que le empape algo de principios y doctrina desdeñadas por él y la generación de dirigentes y gobernadores que operan bajo las siglas del partido.
El desconsuelo ya es evidente. Además de los gastados discursos y la disminución de apariciones en medios de comunicación, la nueva propaganda política que sustituyó la imagen del rostro al torso del candidato con las manos extendidas de ganador, es tan simple como desangelada. Consiste en un fondo blanco y un slogan (Por un México en Paz), que si bien es vigente, no entusiasma porque proviene de un Anaya que no supo conectar con la gente ni fue capaz de consolidar su candidatura hacia el interior del frente.
Vaya, hasta la intentona de llamar al voto útil fracasó. Esta convocatoria recurrida en los tiempos cuando el PRI venía en bajada y la oposición, como siempre dividida, apelaba a apoyar al candidato con mayores posibilidades de ganarle al expartidazo, solo que entonces todavía quedaban ciertas reservas de vergüenza y ética política.
El voto útil tampoco funciona en esta elección. Desde que se echó a andar el operativo no obtuvo el eco esperado, por el contrario fue oportunidad para restregarle a Ricardo el origen de su candidatura, la obesidad financiera de su peculio familiar y la inutilidad de juntar los votos del PRI con los del frente. Las cartas ya estaban marcadas.
El par de debates donde Ricki, Riquin, Gandallín pudo acortar distancia con el puntero, no jaló. La estrategia de ataque, confrontación y la cascada de propuestas, unas clonadas y otras absurdas y ridículas, no ayudaron a levantar la campaña del abanderado frentista.
En la parte final del proceso electoral, con poco más de treinta días para hacer proselitismo y un debate presidencial pendiente, no se ve por donde Ricardo Anaya Cortés o el Frente vayan a repuntar. Se antoja casi imposible que en un mes logré remontar 15 o 17 puntos de desventaja, cuando en casi tres meses se estancó entre 24 y 26 puntos porcentuales de intención de voto.
Lo que sí va a suceder es que la desesperación los lleve a decir más sandeces y propicien mayor encono electoral. Esa es la última estrategia a la que recurren los que están en desventaja, sino me creen, échense un clavado a la hemeroteca y encontrarán cuántas veces el PRI intentó revertir las desventajas o reventar la elección.
Y como es una historia me resulta familiar, estoy viendo y escuchando las excusas del fracaso. A corta distancia ya veo los mea culpa a destiempo y la instalación de la vieja comisión de análisis ………….de la derrota.
P.D. El PAN necesita refundarse. Los leales a sus principios e historia necesitan sacudirse a toda esa generación nociva de vividores del partido y de los cargos públicos, o lo condenarán a convertirse en una estancia parasitaria de burócratas como la que gobiernan Veracruz y Chihuahua.