Agencias/InsurgentePress/Ciudad de México.- Más de mil menores de edad sufrieron durante décadas abuso sexual de sacerdotes protegidos por el manto de la Iglesia católica en Pensilvania, reveló ayer una amplia investigación judicial en Estados Unidos que encontró evidencias creíbles contra más de 300 curas.
La investigación, considerada la más exhaustiva en la Iglesia católica estadunidense, provocó la inculpación de dos sacerdotes, aunque la mayoría de los crímenes ocurrió hace tanto tiempo que los delitos han prescrito y muchos de los abusadores han muerto.
La investigación, que abarcó 18 meses, reveló un “encubrimiento sistemático” de los abusos por parte de funcionarios eclesiásticos en Pensilvania y el Vaticano.
Los investigadores, que escucharon a decenas de testigos y revisaron más de medio millón de documentos de casi todas las diócesis de Pensilvania, creen que “el número real” de niños abusados “alcanza los miles”, incluidos los casos de aquellos que tuvieron miedo a denunciar o cuyos archivos se perdieron.
“La mayoría de las víctimas eran niños, pero también hubo niñas. Algunos eran adolescentes, muchos eran prepúberes. Algunos fueron manipulados con alcohol o pornografía”, señaló el informe de mil 400 páginas sobre el abuso sexual de menores ocurrido en todas las diócesis del estado de Pensilvania, a excepción de dos.
“Algunos fueron forzados a masturbar a sus atacantes, o fueron manoseados por ellos. Otros fueron violados” pero en todos los casos hubo jerarcas eclesiásticos “que prefirieron proteger a los abusadores y a su institución por encima de todo”, apuntó el informe redactado por un gran jurado al que le fueron entregadas las conclusiones de la investigación.
Un cura violó a una niña de siete años en un hospital luego de que fue operada para extirparle las amígdalas. Otro niño tomó un vaso de jugo y se despertó al día siguiente, con el ano sangrando y sin memoria de lo ocurrido, precisó el informe.
“Para muchas víctimas este informe del gran jurado hace justicia”, dijo a la prensa el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro.
“A raíz del encubrimiento, casi cada instancia de abuso que hallamos es demasiado antigua como para presentar cargos”, lamentó el informe. Aunque menciona a dos curas que a raíz de la investigación han sido inculpados: uno está denunciado por eyacular en la boca de una niña de siete años y el otro por agredir sexualmente a dos niños durante años, hasta 2010. Además advierte que puede haber más inculpaciones en el futuro.
“Estamos enfermos por todos los crímenes que no serán castigados ni compensados. Este informe es nuestro único recurso. Tanto a los depredadores sexuales como a aquellos que los encubrieron, vamos a llamarlos por sus nombres y describiremos lo que hicieron”.
El gran jurado propuso varias medidas, como reformar la ley para alargar el plazo de prescripción de los delitos de abuso sexual contra menores, dar más tiempo a las víctimas para presentar demandas civiles y endurecer la legislación que obliga a reportar los abusos.
Entre 5 mil 700 y 10 mil sacerdotes católicos han sido denunciados por acoso sexual en Estados Unidos, pero solo un par de cientos han sido juzgados, condenados y sentenciados por sus crímenes, según la ONG Bishop Accountability.
Desde el estallido de la crisis por denuncias de pedofilia, la Iglesia católica estadunidense ha gastado más de 3 mil millones de dólares en acuerdos con las víctimas, según esta ONG.
Bishop Accountability identificó acuerdos con 5 mil 679 supuestas víctimas, un tercio de las 15 mil 235 denuncias que los obispos recibieron hasta 2009. Una estimación sugiere que en el país hay 100 mil víctimas.
En Chile, la policía allanó este martes la Conferencia Episcopal de Chile en el marco de una causa sobre presuntas violaciones y abusos sexuales cometidos por miembros de la Congregación Marista, informó el fiscal Raúl Guzmán, quien investiga más de 50 denuncias de personas que afirman que mientras estudiaban en colegios maristas y siendo menores de edad fueron abusadas reiteradamente.
En Australia, el ex arzobispo, Philip Wilson, de 67 años, condenado en mayo pasado a un año de detención por encubrir abusos pederastas del cura, Jim Fletcher, en los años setenta en nueva Gales del Sur, no irá la cárcel pues un tribunal le concedió la posibilidad de cumplir su arresto domiciliario. Wilson era uno de los eclesiásticos de mayor rango en la jerarquía católica mundial condenado por este tipo de actos. El papa Francisco aceptó su renuncia a finales de julio.
Con información de La Jornada.