Agencias /Ciudad de México.- La fortuna del magnate francés Bernard Arnault, propietario del grupo productor de artículos de lujo Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH), creció en 8,000 millones de dólares entre los días 15 y 22 de octubre, alcanzando los 122,000 millones, informa la Revista Forbes.

Según la revista, las acciones de LMVH crecieron un 6% en dicho período.

Previamente, el gigante reportó la semana pasada que sus ganancias cayeron un 21% durante los primeros 9 meses de este año. Sus sectores, que se especializan en cosméticos, bebidas y joyería, indicaron que sus ingresos disminuyeron en el tercer trimestre de este año, en comparación con el año anterior. Sin embargo, las divisiones de moda y artículos de cuero informaron de ganancias de un 12%, particularmente debido a las buenas ventas de los productos de Louis Vuitton y Dior.

Además de controlar marcas históricas como Dior, Louis Vuitton o Givenchy, Arnault tiene en su posesión un 2% de la firma de lujo Hermès y el 8% de Carrefour, sin contar una colección de arte contemporáneo, que expone parcialmente en la Fundación Louis Vuitton de París. El millonario superó hace años a la familia Bettencourt, propietaria de L’Oréal, y a los hermanos Wertheimer, que controlan Chanel, en la lista de los más ricos de Francia.

La compra de Tiffany responde al insaciable apetito adquisitivo que ha demostrado tener Arnault desde que, en 1984, se hizo con el control del grupo Boussac, antiguo propietario de Dior, que entonces se encontraba al borde de la bancarrota. Años después, en pleno boom de las concentraciones empresariales, el nuevo líder compró Loewe, Berluti, Kenzo, Guerlain, Fendi, Donna Karan, Sephora, Marc Jacobs, los grandes almacenes Le Bon Marché y La Samaritaine, multiplicando el valor del grupo LVMH por 15. Más recientemente, firmó un acuerdo con Stella McCartney, tránsfuga del grupo Kering, que controla su archienemigo François Pinault.

Arnault intenta remediar con esta lucrativa operación algunos fiascos recientes. Por ejemplo, su intento de exilio fiscal en Bélgica en 2013, cuando pidió la nacionalidad al país vecino para evadir impuestos. Terminó dando marcha atrás, aunque el episodio dañó su imagen y la de su grupo. Tampoco le salió redonda la compra de Hermès en 2014, que le costó una multa de ocho millones por parte de la administración francesa.

A medio plazo, Arnault, de 70 años, también debe resolver la espinosa cuestión de su sucesión, tema tabú del que nadie quiere hablar. LVMH es, ante todo, un negocio familiar. Los cinco hijos de Arnault trabajan en el grupo y por lo menos dos de ellos parecen bien posicionados para asumir el liderazgo. En 2018, Arnault nombró a su hijo Antoine, de 42 años, como responsable de imagen y comunicación de la empresa, tras haber sido director general de Berluti, la marca italiana de marroquinería fundada en 1895. El hijo de Arnault, casado con la modelo y filántropa rusa Natalia Vodianova, ocupa desde entonces un puesto estratégico y aparece en todas las quinielas sucesorias.

Arnault es el hombre más rico de Europa y el segundo del mundo, detrás del fundador de Amazon, Jeff Bezos.

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