De Primera Mano/Por Rodulfo Reyes/Villahermosa.- La meta de votos que se propuso alcanzar Javier May Rodríguez en las elecciones para gobernador de Tabasco del 2 de junio, un millón 200 mil, es muy alta. Sobre todo por la constancia del “fuego amigo” entre corrientes encontradas del partido gobernante.
¿Por qué es una tarea difícil? En 2018, el ex secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández logró 730 mil sufragios, pero hubo una participación ciudadana del 70 %, la mayor registrada hasta ahora.
Ese tropel tabasqueño a las urnas obedeció a un fenómeno que difícilmente se volverá a repetir: un hijo del Grijalva caminaba a pasos agigantados hacia la Presidencia, y el concurso de sus paisanos fue abultado, al punto de que en ningún otro estado Andrés Manuel López Obrador sacó tantas boletas como en su tierra.
Eso le valió a Adán López convertirse en el candidato a gobernador más votado de la historia, aunque cinco años después se comprobó que su “popularidad” era “prestada” por el de Macuspana, pues en la encuesta para elegir al abanderado presidencial quedó en cuarto lugar, superado hasta por el locuaz diputado Gerardo Fernández Noroña, quien tuvo más aceptación en Tabasco que el susodicho.
Se desconoce a ciencia cierta cuántos votos fueron para Adán López y cuántos le aportó AMLO en 2018.
En este punto es donde se percibe un tanto cuanto difícil aventurar una bolsa de un millón 200 mil votos para el candidato a la gubernatura.
Es cierto que en Tabasco estos tiempos se le considera jefe del lopezobradorismo a Javier May, y que también se le percibe como el líder político del estado.
Pero está probado que cuando el de Macuspana no participa en una elección, esto es que no aparece en las boletas, no le transfiere votos a sus candidatos.
Se puede decir a manera de réplica que la fuerza del Estado la tiene el Presidente y, por ende, Morena, pero en 2021 el vinotinto sacó en el país unos 10 millones de votos menos a los logrados en 2018, debido a que la fuerza de López Obrador ya no es la misma.
En Tabasco quizá la diferencia en la jornada electoral de hace seis años con la actual es que ya no estará presente el fenómeno del paisanaje.
Al contrario, el próximo 2 de junio habrá un sentimiento de duda, por lo menos, de si tener un tabasqueño en la Presidencia fue bueno para el edén.
En 2018 –y eso aplica para la elección presidencial y para la Quinta Grijalva– salió a sufragar la franja de indecisos y la clase media que vio en el de Macuspana al candidato antisistema, colmada hasta la médula como estaba de la falta de resultados de los partidos políticos tradicionales como el PRI y el PAN.
Hoy Morena solo tiene seguras las papeletas de su clientela electoral, de las miles de familias tabasqueñas que reciben ayuda de algún programa federal.
Para que se logre el millón 200 mil votos prometidos por May tendrían que cumplirse tres requisitos:
1.- Que el candidato actual fuera más votado que Adán López, que en 2018 sacó el 61 % convirtiéndose en el pretendiente a Plaza de Armas que más apoyo popular ha logrado; 2.- Que los tabasqueños salieran a las urnas en mayor proporción que hace seis años, cuando la participación fue mayor al 70 %; y 3.- Que los tabasqueños tuvieran un aliciente en 2024 como el de 2018, cuando querían meter a Palacio Nacional al de Macuspana.
Pero hay otro elemento a considerar para aventurar la tesis de que las papeletas a favor del vinotinto podrían ser menores a las de 2018: el fenómeno del voto cruzado.
En algunos municipios como Centro, que abarca a la capital tabasqueña, hay militantes de Morena que están pidiendo el sufragio para el candidato del PVEM a la alcaldía, Humberto de los Santos Bertruy, y en contra de la abanderada de casa, Yolanda Osuna Huerta.
Osuna, quien busca la reelección, logra una cómoda ventaja de más del 50 % en las encuestas frente a su más cercano competidor, Fernando Mayans Canabal, de MC, que apenas se acerca a los 10 puntos; esa es una distancia similar a la que le lleva Javier May al segundo lugar.
Esto significa que el fuego amigo a la ex alcaldesa no hará que pierda la elección por lo grueso de la ventaja que lleva, pero sí le hará perder votos generales al vinotinto.
Además, hay ayuntamientos morenistas que abiertamente están en contra de los candidatos del mismo partido. Tal es el caso de Teapa, en donde la presidenta municipal, Alma Espadas, respalda abiertamente a su marido Hiram Llergo, que busca relevarla bajo las siglas del PT.
Llergo renunció a Morena luego de que no lo hicieran candidato para ocupar el cargo de su esposa.
El aspirante petista es hermano del diputado federal Mario Llergo, quien fuera operador electoral de la campaña interna de Adán López, y forma parte del grupo morenista antagónico a May.
Asimismo, el legislador federal apuntala en Cunduacán a Abraham Cano, quien busca la reelección en ese municipio que ganó en 2021 bajo la modalidad de candidato “independiente”.
Ayer, José Ramiro López Obrador, coordinador general de campaña de Javier May, pidió a sus correligionarios aplicar la estrategia “seis de seis”, que significa cruzar las boletas por los seis candidatos morenistas de la boleta.