Agencias/Ciudad de México.- Cuando un cayuco llega a la isla canaria de El Hierro, Francis Mendoza está al tanto. Los cayucos son barcos que a menudo no están preparados para navegar por el océano, pero las personas migrantes viajan en ellos cientos de kilómetros a través de mar abierto por el Atlántico. Y Mendoza coordina de un grupo de voluntarios que trabaja con los servicios de rescate de Protección Civil.

“El mar está muy tranquilo. Es muy extraño”, dice Mendoza. “Sólo espero que lleguen sanos y salvos”. Los isleños como Mendoza dan muestra de una actitud acogedora y positiva hacia los migrantes; incluso hay historias de personas que dan la bienvenida a los recién llegados en sus propios hogares. La isla independiente más pequeña del archipiélago de las islas Canarias es sólo una estación de tránsito, desde donde los inmigrantes son llevados a Tenerife en un lapso de cuatro a cinco días. Los políticos locales han advertido varias veces que se ha alcanzado el límite de capacidad, pero gracias a residentes comprometidos como Mendoza, El Hierro hasta ahora ha podido hacer frente a este número cada vez mayor de migrantes.

Según cifras del Ministerio del Interior español, en 2023 llegaron a la isla de El Hierro al menos 14,535 personas en 154 pateras. Esto equivale a una media de 40 personas al día en una isla de 278 km2, que alberga a unos 12,000 habitantes.

Situada en el extremo suroeste del archipiélago canario, formado por ocho islas españolas bañadas por el Océano Atlántico, El Hierro ha sido un destino recurrente en las rutas migratorias.

En 2024, la llegada de embarcaciones sigue en aumento. Las cifras muestran una media de 45 personas al día. Los herreños dijeron a DW que esperan que lleguen aún más personas migrantes en septiembre.

En agosto, en apenas diez días llegaron 1.007 personas. Entre las nacionalidades de los inmigrantes se encuentran Senegal, Mauritania, Gambia, Mali, Guinea, Pakistán y Bangladés.

Juan Miguel Padrón Brito es alcalde de la localidad de El Pinar. Pide más apoyo del Gobierno central español, de los principales partidos y de la Unión Europea. También existe preocupación entre la población por los cuellos de botella en el suministro y los servicios públicos. Esto ya había sucedido una vez, cuando llegaron los primeros barcos y El Hierro todavía no estaba preparada para ello: “Había gente que se quejaba legítimamente. Una vez estábamos sentados en la sala de espera del centro de salud cuando llegó un barco de inmigrantes. Todo el personal sanitario salió corriendo y a nosotros no nos pudieron atender”, cuenta Brito a DW.

“Aquí estamos bien y somos felices. Queremos quedarnos en la isla”, explica Abdu a DW. Llegó de Senegal hace 11 meses y ahora es miembro de la comunidad.

También Teseida llegó con su marido y sus dos hijos hace 11 meses desde Senegal, junto con otros miembros de su familia. Reunieron suficiente dinero para comprar un cayuco y zarpar hacia la incertidumbre a través del mar.

Al desembarcar, la Policía española acusó al padre de los menores de ser el “patrón” de la embarcación, lo que le supone un delito de trata de personas con fines lucrativos.

Cada vez que llega una patera de migrantes, las autoridades buscan a algún responsable, aunque en este caso no sea un contrabandista. Ahora se encuentra recluido en prisión en Tenerife, a la espera de un juicio.

Todos los meses, Teseida lleva a los niños a la isla vecina para visitar a su padre, ya que considera fundamental que los niños tengan contacto con él.

Omar, un joven gambiano, llegó en un barco procedente de Senegal hace 12 meses y pidió refugio diceindo que era menor de edad. Sin embargo, las pruebas óseas determinaron que era mayor de edad, por lo que se vio obligado a abandonar el centro de acogida para menores.

Pero tuvo suerte, ya que Francis Mendoza, jefe de los voluntarios de Protección Civil, le brindó un lugar de refugio. Hoy, el joven trabaja como voluntario en la organización Corazón Naranja, un ejemplo de cómo los inmigrantes buscan allí tener también una vida cotidiana como los demás.

“Todos estamos muy apegados a Omar, especialmente en mi grupo, Corazón Naranja”, dijo Mendoza. “Lo acogimos cuando llegó a la isla hace un año. Desde entonces, hemos hecho una amistad muy estrecha con él”, explicó.

Omar ahora ayuda en la recepción cuando llegan nuevos migrantes a la isla. Atiende, junto a sus compañeros, a los recién llegados cuando ingresan al CATE (Centro de Atención Temporal a Extranjeros), monitoreado por la Policía Nacional, que se encarga de realizar los trámites de registro e identificación de las personas que ingresan al país de manera irregular.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), sólo el 10% de las embarcaciones que salen de las costas africanas llegan a destino. Aunque la cifra es trágica, fuentes locales de El Hierro afirman que se espera que al menos 75,000 personas intenten llegar a Europa por la ruta de las Islas Canarias.

Ante el inminente aumento del número de embarcaciones que llegan a la pequeña isla, cabe preguntarse si la solidaridad de los lugareños tiene un límite o es inagotable.

“No, no, en El Hierro eso no pasa”, según Francis Mendoza, de Corazón Naranja. El herreño podrá estar cansado, pero “hasta su último aliento, hasta su última gota de sangre”, estará dándolo todo para ayudar a los migrantes.

Las Islas Canarias, situadas a apenas 100 km de la costa noroeste de África en su punto más cercano, se han convertido en la ruta principal para inmigrantes, solicitantes de asilo y refugiados que intentan llegar a España por mar. En 2022, la mitad de los inmigrantes irregulares que entraron en España lo hicieron por Canarias.

Algunas organizaciones de defensa de inmigrantes y canarios acusan a las autoridades españolas y marroquíes de no coordinar bien los rescates. Más de 7,500 personas murieron o desaparecieron en el mar hacia las Islas Canarias entre 2020 y 2022, según Caminando Fronteras, que alerta a los servicios de emergencia sobre embarcaciones en peligro.

Desde principios de 2022, España reconoció el plan de Marruecos para gobernar el territorio en disputa del Sáhara Occidental, y se reanudaron las relaciones entre Rabat y Madrid.

Desde entonces, dijo el periodista Santana, España espera que Marruecos reaccione cuando se lance un SOS, pero él cree que el Gobierno español debe asumir la responsabilidad de los rescates.

“Salvamento Marítimo es uno de los servicios de rescate más avanzados de Europa”, dijo. “Rescata a miles de personas cada año con barcos profesionales… Desembarca a migrantes en un puerto seguro. Pero cuando Marruecos rescata, lo hace con barcos militares sin personal profesional y envía a la gente de regreso al país del que huyen”, afirmó.

El grupo de seguimiento de migrantes “Alarm Phone” también ha expresado su preocupación por la ampliación de la zona de búsqueda y rescate de Marruecos frente a las costas del Sáhara Occidental. “Esto sería muy preocupante, ya que las autoridades marroquíes han demostrado repetidamente su falta de voluntad para llevar a cabo un rescate rápido y seguro, a menudo a costa de vidas humanas”, escribió la organización en un informe de septiembre de 2022.

La popularidad de la ruta comenzó durante la pandemia, aunque las cifras han disminuido este año, ya que Marruecos extiende los controles militares a lo largo de su costa. Hasta el 25 de junio, llegaron al archipiélago español 5,914 migrantes, frente a los 15,682 del año pasado. Entre el 15 y 25 de junio del 2024 hubo 100 arribos marítimos a las costas canarias.

El experto en migración Mehdi Lahlou, profesor del Instituto Nacional de Estadística y Economía Aplicada de Marruecos, cree que la ruta marítima del noroeste africano es más peligrosa que la ruta desde el norte de África a través del Mediterráneo.

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