Agencias/Ciudad de México.- Diez remeros, seis a bordo de una canoa típica polinesia, y cuatro para dar relevos, partieron este sábado desde la Isla de Pascua en dirección al Parque Motu Motiro Hiva, en la Isla Salas y Gómez, en el inicio del “Desafío Hoki Mai”, una inédita iniciativa por la defensa de los océanos.

Una aventura extrema que hará que los diez “héroes rapanui”, escoltados por una buque de la Armada chilena, remen durante cuatro días y tres noches de forma ininterrumpida para cubrir los 500 kilómetros de grandes olas y fuertes vientos que separan ambas islas polinésicas y mandar un mensaje al mundo sobre los efectos de la emergencia climática.

Desde mediados de septiembre éste fue el punto de encuentro de doce deportistas que entrenaron para una travesía de canotaje polinésico que los llevará de Rapa Nui –también conocida como Isla de Pascua– hasta Motu Motiro Hiva, otra porción de tierra que pertenece a Chile y está en medio del Pacífico.

“No va a ser fácil”, aseguró Gilles Bordes, coordinador del Hoki Mai, a The Associated Press. “Van a ser casi 500 kilómetros. Tres días y tres noches. Es la primera vez en la historia que se va a remar una canoa así”.

Bordes se mudó a Rapa Nui este año, pero lleva tres décadas viviendo en la Polinesia y dos dedicado al remo. “Agradezco mucho a todos los tahitianos que me enseñaron su cultura y a remar. Yo vengo de Francia, pero me aceptaron y compartí con ellos, entonces para mí es un agradecimiento organizar una travesía así”.

Detrás del Hoki Mai hay tres objetivos. El primero y más evidente es el deportivo, cuyas actividades se han apoyado con asesoría nutricional y psicológica. El segundo es ambiental. Motu Motiro Hiva –también llamada Salas y Gómez– no es una isla habitada, pero hay afectaciones en su territorio y el océano que la rodea.

“Se trata de destacar cómo se están contaminando las islas por la basura que cae de los continentes. Hay mucha contaminación marina en Motu Motiro Hiva”, aseguró a la AP Konturi Atán, un historiador de 36 años que alterna sus días entre la docencia, la investigación y el deporte. “Las aves tienen nidos en redes, en cuerdas, y cuando nacen (las crías) se comen esa basura”.

El tercer propósito es social y cultural. El equipo llevará un pequeño moai femenino a la isla para crear consciencia sobre la importancia de la mujer en el mundo.

Los entrenamientos de los martes y jueves solían realizarse en dos canoas con capacidad para seis participantes bajo el sol de las 5 de la tarde. En el hemisferio sur el verano apenas se acerca, por lo que las sesiones de preparación aun les reservaban horas de luz.

Para el arranque del Hoki Mai se sumarán dos chilenos del continente y un hawaiano. Durante la travesía sólo habrá una canoa y la actividad se realizará por relevos: cada grupo de seis remará en turnos de cuatro horas hasta alcanzar 24 por jornada y 72 en total. El descanso se realizará en un buque de la Armada de Chile que escoltará el camino.

“El entrenamiento ha sido duro, sobre todo para las personas que hemos estado menos tiempo en esto”, dijo Atán.

El historiador confiesa que él es el menos experimentado entre los remeros. Relata que un compañero lo invitó a unirse a la preparación grupal un día en que él remaba en una canoa v1, para una sola persona. “Me dijo: necesito que vengas para ayudarnos; nos falta gente para entrenar”.

Luego se reunieron para comer y tras una conversación en la que comprendió los objetivos del viaje, Atán aceptó.

Así pasó septiembre, octubre y noviembre. Algunos días en el gimnasio y otros en el mar. El canotaje de los sábados duraba seis o siete horas y no siempre era de día. A veces salían a las 3, 4 o 6 de la mañana, pues durante el Hoki Mai enfrentarán la oscuridad.

“Practicamos remar en la noche, practicamos dormir poco, practicamos entrenar todos los días. Gimnasio, remo, gimnasio, remo, gimnasio, remo. Salvo el domingo que descansamos”, agregó Atán.

La espiritualidad y lo sagrado recorren Rapa Nui como el viento del Pacífico que se cuela por todas partes. La preparación de su comida cumple fines rituales. Sus canciones cuentan historias. El deporte es una pieza más del rompecabezas que guarda su pasado.

Los moai como el de Hanga Piko son quizá el elemento más reconocible de Rapa Nui. Los extranjeros suelen sentirse fascinados por ellos y los conciben como piezas arqueológicas, pero para los rapanui poseen un valor tan íntimo como sus huellas digitales o la sangre que les corre por las venas.

Tallados en piedra volcánica entre los años 1000 y 1600 desde las laderas del volcán Rano Raraku, representan a los ancestros de los clanes cuyos descendientes aún habitan Rapa Nui. Se colocaban sobre plataformas ceremoniales llamadas ahu con el torso hacia la isla para recibir su protección y desde octubre pasado atrajeron la atención internacional tras un incendio que alcanzó el cráter del Rano Raraku y dañó a decenas de éstos.

Desde su concepción sólo han sido tallados por manos expertas, por lo que un artesano rapanui estuvo a cargo del moai femenino que viajará en el Hoki Mai. “Vahine significa mujer y ese moai viene a reconocer la importancia de la mujer en estos tiempos y en tiempos antiguos”, explicó Atán.

En este viaje, los remeros llevarán una estatua pequeña y se espera que en marzo puedan trasladar una más grande.

El legado de sus ancestros también acompaña a estos rapanui de otras maneras. En la proa de la canoa hay un reimiro, símbolo que emula una barca o una media luna y solía portar el Ariki –o jefe de la comunidad–, por lo que representa autoridad. Varios días antes del Hoki Mai, la embarcación se bendijo con la preparación de un umu, que implica cocinar bajo tierra con ayuda de piedras calientes y cumple un fin sagrado.

“Lo hicimos con una gallina blanca”, recordó Atán. “Es algo más espiritual. Comer un trozo hace más sentido; es una conexión con nuestras raíces”.

Esa reconexión no sólo tiene que ver con los rapanui, sino con sus vecinos polinésicos. Con Tahití y otras islas no sólo comparten similitudes de lenguaje, sino también históricas y culturales.

Ahora, con este viaje, el sueño es que esos lazos se amplíen más allá de la Polinesia. Por eso no sólo remarán los rapanuis y el hawaiano, sino también dos chilenos “continentales”, como se identifica a quienes viven en el territorio de Chile en Sudamérica. En la isla no es inusual que tanto rapanui como continentales mencionen fricciones históricas entre ambos grupos.

“La idea de la canoa también es la unión”, dijo Gilles Bordes, coordinador del Hoki Mai. “Seis personas haciendo lo mismo para avanzar mejor. La unión de las culturas. También por eso va a remar gente de Chile, para demostrar que juntos podemos avanzar hacia un futuro mejor”.

Rafael Jovino Toki, profesor de Educación Física y formador de niños de cultura ancestral de la Polinesia, dirige al grupo de remeros y explica que la partida este 3 de diciembre supone cumplir con un sueño que quedó quebrado en 2015 tras confirmar que carecían de una embarcación segura para una travesía de esas condiciones.

“Lo que no nos permitió hacerlo justamente era una embarcación segura para hacer la travesía”, explica a Efe en el pequeño puerto de la Isla.

“La parte logística ha conseguido una embarcación grande que sea segura y que nos pueda socorrer en cualquier inclemencia climática que se nos presente”, afirma en alusión al buque de la Armada chilena que los acompañará.

Conseguida la embarcación de seguridad, la segunda fase comenzó hace tres meses con la elección de la tripulación, un conjunto de hombres y mujeres que mezcla remeros expertos con otros que apenas se han iniciado en esta dura disciplina.

“Hay una variedad de remadores, unos que tienen bastante experiencia en la parte competitiva y otros que llevan entre un año y dos años. La idea es ir remando con un equipo que va siendo relevado” añade Jovino antes de destacar que la parte más difícil del entrenamiento y del desafío es la cuestión psicológica.

“El trabajo psicológico después de remar. Creo que es el que vamos a sentir más porque hay que cambiarse de ropa, comer, abrigarse, después de hacer de nuevo el mismo trajín y trabajo para poder seguir remando”, especialmente en las horas nocturnas, donde la oscuridad del cielo añade una dificultad extra, subraya.

“Al final hay que acostumbrarse. Acostumbrarse a seguir la Luna, y a no seguir la Tierra. Nosotros normalmente remamos al lado de la las costas. Estábamos trabajando como entre 10.5 kilómetros a 11.6 a la hora”, con el objetivo de llegar en tres días, recalcó.

“Ojalá que la gente rapanui esté orgullosa de nosotros, porque al final no solo vamos diez o doce. vamos a acarrear a todo nuestro pueblo y ojalá que esté con nosotros porque para que nos vaya”, agrega.

En la misma línea se pronuncia Verónica Tuki-Hito, presidenta de la ONG Hoki Mai, quien en su modesta casa frente a la costa acoge a los remeros, les ofrece el desayuno tras horas de duro entreno y los cuida como si fueran hijos propios.

“El objetivo del desafío es llevar la voz al mundo entero sobre el cuidado medioambiental oceánico”, afirma a Efe la mujer antes de agradecer el apoyo de entidades privadas, que han hecho posible esta aventura.

Además de la hazaña en canoa, el desafío Hoki Mai incluye la creación de la primera mohai vahini, una estatua con forma de mujer, que se talla no solo en representación de las mujeres polinésicas, sino también de las mujeres del mundo”.

“Esta propuesta cultural representa un homenaje a mujeres relevantes para Rapa Nui, como María Angata, quien luchó por el bienestar de su pueblo, las mujeres de la isla que apoyaron a Alfonso Rapu y muchas otras que han marcado nuestra historia”, agregó.

Está previsto que los remeros lleguen a su destino entre el 6 y el 7 de diciembre, dependiendo de las condiciones del mar.

Comentarios desactivados en Inicia inédita iniciativa ‘Desafío Hoki Mai’ por defensa de océanos