Agencias, Ciudad de México.- Desde el comienzo de la guerra de Israel contra el movimiento islamista Hamás en octubre, Estados Unidos ha aprobado ventas de armas a su aliado por decenas de millones de dólares, en línea con la enorme ayuda militar que le ha proporcionado durante décadas.

He aquí en qué consiste y cómo se entrega la asistencia militar estadounidense a Israel.

En los últimos seis meses de guerra, Estados Unidos ha hecho públicas dos ventas a Israel por el llamado procedimiento de “emergencia”, un trámite que permite el envío directo, obviando un proceso en el Congreso que toma 30 días.

A principios de diciembre, el gobierno estadounidense autorizó la venta de 13,981 proyectiles de 120 mm por 106 millones de dólares. Esta munición de artillería es utilizada en particular por los tanques de combate Merkava que participan en la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.

A finales de diciembre, Washington autorizó otra venta “urgente” de unos 57,000 proyectiles de 155 mm y equipo conexo, por un total de 147.5 millones de dólares. Estas armas procedían de las existencias del ejército estadounidense.

Las ventas de armas que superan un determinado importe deben hacerse públicas en Estados Unidos, a diferencia de las transacciones menores.

Según el Washington Post, la administración del presidente Biden ha aprobado más de 100 ventas militares no públicas desde el ataque del 7 de octubre del 2023, incluidas muchas municiones de artillería.

Estas dos ventas “urgentes” a Israel se suman a la ayuda gratuita y regular de Estados Unidos, que suministra a su aliado parte de su armamento más moderno.

Desde la fundación del país en 1948, Washington ha entregado a Israel unos 130,000 millones de dólares, según cifras oficiales, cantidad que se ajusta a unos 300,000 millones si se tiene en cuenta la inflación.

Israel es así “el mayor receptor en términos acumulados” de ayuda exterior estadounidense “desde la Segunda Guerra Mundial”, según un reciente informe del Congreso, que señala que esta asistencia incluye también “una importante ayuda económica” entre 1971 y 2007.

Desde entonces, la ayuda ha sido casi exclusivamente militar, por valor de más de 3,500 millones de dólares anuales en virtud de acuerdos plurianuales, el actual hasta 2028.

“Estados Unidos proporciona a Israel acceso a algunos de los equipos militares más avanzados del mundo, incluido el avión de combate F-35”, señala el Departamento de Estado estadounidense. También es Estados Unidos quien financia y suministra en parte el equipamiento de la “Cúpula de Hierro”, el eficaz y caro escudo de Israel contra los cohetes disparados desde Gaza o Líbano.

La ayuda estadounidense está esencialmente condicionada a la compra de equipos a fabricantes estadounidenses.

La ley en Estados Unidos prohíbe al gobierno suministrar armas a países responsables de “violaciones flagrantes de los derechos humanos”, algo que se recuerda en momentos en que algunos países han expresado su preocupación por el muy elevado costo humano de la ofensiva israelí en Gaza.

Entonces, ¿cuál es la posición según el derecho internacional de los países que apoyan militarmente a Israel? Hay muchas normas específicas y generales que son relevantes en este caso.

La más obvia se encuentra en el tratado de comercio de armas de la ONU. El artículo 7 exige una evaluación de riesgos para todas las transferencias de armas y prohíbe las exportaciones cuando exista un riesgo preponderante de que las armas puedan utilizarse para cometer violaciones graves del derecho internacional humanitario (el derecho de los conflictos armados).

La única prueba objetiva que tenemos para determinar el riesgo de futuras violaciones es examinar si existen pruebas de un patrón de violaciones pasadas por parte de Israel. Los informes de la ONU sobre violaciones graves cometidas en el pasado son una de las consideraciones clave que países como Reino Unido incluyen en su legislación para determinar el riesgo futuro. En 2019, el tribunal de apelación del Reino Unido suspendió las exportaciones de armas a Arabia Saudí basándose en que el gobierno no había evaluado si era probable que se hubieran cometido violaciones pasadas del derecho internacional en Yemen.

Las pruebas disponibles sugieren que ha habido innumerables ejemplos de acciones israelíes en Gaza que parecen, a primera vista, incompatibles con el derecho internacional humanitario. Entre los ejemplos más recientes se encuentran el ataque contra el convoy de ayuda auspiciado por el cocinero español José Andrés el 1 de abril, la destrucción de los hospitales de Gaza y la hambruna bien documentada en el territorio.

El tribunal de apelación de La Haya que ordenó al gobierno holandés suspender las exportaciones de armas a Israel se basó en informes de Amnistía Internacional y la ONU cuando enumeró múltiples ejemplos de aparentes violaciones del derecho relativo a los conflictos armados en Gaza.

Y en la esperada resolución del Consejo de Seguridad de la ONU adoptada el 25 de marzo, con la abstención de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad condenó “todos los ataques contra civiles y bienes de carácter civil, así como toda violencia y hostilidades contra la población”, y exigió el flujo de ayuda humanitaria a Gaza, de acuerdo con el derecho internacional humanitario.

Esto sugiere un patrón de violaciones graves en el pasado y, por tanto, un claro riesgo de que continúen las violaciones. Así pues, los signatarios del tratado sobre el comercio de armas que sigan suministrando armas a Israel probablemente lo hagan incumpliendo el artículo 7.

Sin embargo, todas las naciones tienen otras obligaciones que adquieren especial importancia en relación con Gaza. Una de ellas es la obligación de prevenir el genocidio en virtud del artículo 1 de la Convención sobre el Genocidio.

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