agosto 29, 2020

“En Tamaulipas los gobernadores forman su propio cártel”

Por Jorge Torres/Ciudad de México.- El veterano general del Ejército responde la pregunta que se le hace sobre el poder del crimen organizado en el estado de Tamaulipas. Directo, no recurre a las historias que usan los políticos para intentar explicar el caos y las masacres que se han vuelto cotidianas en el país y particularmente en territorio tamaulipeco. No habla de enfrentamientos entre capos poderosos ni explica cómo se pelean las “plazas” los narcotraficantes. El viejo militar simplemente concluye: “El problema de la violencia y el crimen en Tamaulipas es porque los gobernadores forman su propio cártel”.

La confidencia es anecdótica pero resulta imposible no recordar la historia reciente de la simbiosis entre política y crimen en Tamaulipas, incluida la suerte de los exgobernadores Tomás Yarrington y Eugenio Hernández –detenidos por actividades relacionadas con el crimen organizado–, y las constantes acusaciones contra Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

Yarrington y Hernández, que enfrentan cargos en Estados Unidos por lavado de dinero, habrían creado una red criminal desde el gobierno para sobornar narcotraficantes y desviar sumas millonarias.

En 2010 las redes de poder en Tamaulipas se cimbraron tras el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, candidato priísta al gobierno del estado, cuya elección concluyó con el triunfo de su hermano, Egidio Torre Cantú. Dos años después del crimen se culpó al cártel del Golfo y surgieron líneas de investigación que apuntaron a Tomás Yarrington como el autor intelectual.

La llegada de Francisco Javier García Cabeza de Vaca al gobierno de Tamaulipas en 2016 confirmó la debacle del priísmo en la entidad, pero dio lugar a una nueva versión de alianzas criminales entre el gobernador panista y la vieja estructura del PRI aliada con el narcotráfico.

Esta versión se consolidó luego de las declaraciones de un testigo protegido en Estados Unidos, que dio detalles de un supuesto financiamiento de narcotraficantes tamaulipecos a García Cabeza de Vaca por instrucciones de Tomás Yarrington.

En enero de 2012, autoridades de la Procuraduría General de la República acudieron a una corte federal de Texas y registraron en un acta ministerial las declaraciones de “Angeles”, un testigo colaborador que sostuvo que García Cabeza de Vaca fue un proyecto político de Yarrington cuando el hoy gobernador buscó la presidencia municipal de Reynosa.

“Como ya lo he manifestado en declaraciones anteriores, yo era el enlace entre el gobernador Tomás Yarrington y el Cártel del Golfo”, expuso en su declaración el testigo a quien la prensa identificó como un colaborador de la DEA de nombre Antonio Peña Argüelles.

Cuenta “Angeles” que en septiembre de 2004 Yarrington lo citó en Ciudad Victoria, Tamaulipas, para “una reunión en la que me informó que necesitaba conseguir recursos económicos del Cártel del Golfo para apoyar al candidato de oposición Francisco García Cabeza de Vaca, quien era candidato a presidente en el municipio de Reynosa”.

Continúa el testigo: “Él (Yarrington) tenía amistad con el candidato y especial interés en que en ese municipio fuera ganado por Francisco García Cabeza de Vaca y me contó que había roto relaciones con el candidato del PRI Humberto Valdez Richaud y que era conveniente heredarle al próximo gobernador un alcalde de oposición como Cabeza de Vaca (…) En mi presencia se comunicó vía teléfono celular con el candidato (…) y le hizo saber que yo me encargaría de apoyarlo con unos recursos económicos (…)”.

El testigo protegido asegura que se trasladó a Ciudad Reynosa y contactó a Héctor Sauceda Gamboa, hermano de Gregorio Sauceda Gamboa, “jefe de la plaza en Reynosa para el Cártel del Golfo”, a quien le solicitó los recursos para la campaña del candidato panista en 2004.
“Angeles” testificó que el dinero se lo entregó Héctor Sauceda en el estacionamiento de un hotel en Reynosa en una bolsa de cartón. “Me dijo que tenía la cantidad de 500.000.00 dólares (…). Héctor Sauceda Gamboa alias ‘el Caris’ me dijo que ese era el apoyo para el candidato Cabeza de Vaca de parte del Cártel del Golfo”.

Posteriormente se habría comunicado con Francisco García Cabeza de Vaca y le habría dicho que tenía que verlo para entregarle un encargo de Tomás Yarrington. “Una hora después de haberle hecho la llamada me llamó a mi teléfono celular y salí de mi habitación para verlo en el área del restaurante (…) el candidato Cabeza de Vaca venía acompañado al (sic) que me presentó como su hermano José Manuel García Cabeza de Vaca”.

Sigue el testigo: “Momentos después le hice entrega de los 500.000.00 (Quinientos mil) dólares (…) y le hice saber que por instrucciones del licenciado Tomás Yarrington Ruvalcaba había solicitado el apoyo económico al Cártel del Golfo y que el Cártel del Golfo a través de Héctor Sauceda Gamboa ‘el Caris’ me había hecho llegar ese dinero para su campaña a lo cual el candidato Francisco García Cabeza de Vaca me dijo que estaría a las órdenes para lo que se ofreciera”.

“Angeles” señaló en su declaración que después de las elecciones en noviembre de 2004, en las que resultó ganador García Cabeza de Vaca en el municipio de Reynosa, continuó frecuentándose con el ahora gobernador. “Una vez ya siendo alcalde en funciones en enero de 2005 (…) me citó en el restaurante La Mansión del Prado y me dijo que cualquier cosa que necesitara el Cártel del Golfo se la hiciera saber por mi conducto de tal manera que Gregorio Sauceda Gamboa me hizo llegar una lista de personal que trabajaba en la Dirección de Seguridad Pública Municipal para que fueran puestos en sectores estratégicos”.

“De esta manera quiero manifestar que el alcalde Francisco García Cabeza de Vaca siempre estuvo a las órdenes del Cártel del Golfo y del licenciado Tomás Yarrington Ruvalcaba durante toda su administración”, concluye su declaración en la Corte federal de Texas el testigo del gobierno norteamericano.

El antiguo colaborador de la DEA, es un testigo clave en los juicios contra Tomás Yarrington y Eugenio Hernández en Estados Unidos. El sistema de justicia norteamericano le ha dado crédito a sus dichos y ha construido expedientes judiciales a partir de sus testimonios.
En México, las declaraciones de “Angeles” se dieron a conocer en el contexto de las elecciones de Tamaulipas en 2016 y no tuvieron mayor repercusión. En ese momento el candidato panista a la gubernatura dijo que jamás había tenido relación con grupos delictivos.

La gestión de García Cabeza de Vaca al frente del gobierno de Tamaulipas ha sido polémica y se ha caracterizado por un sello muy particular en el área de seguridad. Formó sus propios cuadros policiacos con métodos paramilitares para enfrentarse a grupos del crimen organizado, lo que ha derivado en masacres y ejecuciones extrajudiciales que han involucrado a civiles inocentes.

García Cabeza de Vaca armó un grupo de operaciones especiales denominado CAIET con instrucciones de neutralizar a lo que queda de los Zetas y del cártel del Golfo, dos grupos que se han visto mermados en su estructura criminal en los últimos años y a los que les sobreviven sólo algunas facciones armadas.

A principios de agosto el gobernador anunció la creación de un nuevo grupo policial de fuerzas especiales llamado GOPES, con bases operativas en Reynosa y Ciudad Victoria. El grupo está conformado por 150 elementos entrenados por la Marina y capacitados en Estados Unidos, divididos en unidades de reacción inmediata, operaciones aéreas e inteligencia.

La operación de estas unidades de élite le han permitido a García Cabeza de Vaca delinear una estrategia de seguridad que se concentra en los grupos más violentos del estado, representados por las facciones del llamado cártel del Noreste, células de la diezmada fuerza paramilitar de los Zetas, dedicados al secuestro y la extorsión principalmente, un delito que según el gobernador panista se ha reducido un 47 por ciento desde que inició su gestión.

No obstante la propaganda que ha utilizado el gobierno del estado para presumir algunos indicadores en el rubro de seguridad, la violencia continúa y los abusos de las policías estatales se han incrementado.

García Cabeza de Vaca sigue siendo objeto de acusaciones por sus presuntos nexos con el crimen organizado. El 23 de agosto el aspirante a dirigir Morena, Alejandro Rojas Díaz Durán, dio a conocer un memorándum fechado el 6 de agosto de 2007 del Consulado General de los Estados Unidos en Matamoros, donde se menciona una declaración de Zhenli Ye Gon a la DEA sobre el entonces alcalde de Reynosa.

“Es de mucha preocupación la forma en que se han venido financiando diversas campañas políticas de alcaldes y gobernadores de todo el país con dinero de la droga y lo que podría resultar de esto, porque estamos seguros que el Estado mexicano lucha contra el narcotráfico. Están muy preocupados por la declaración del señor Ye Gon Zhenli obtenida por la DEA al afirmar que el señor García Cabeza de Vaca Francisco Javier fue una de las personas que financió la campaña del presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa con dinero del cártel del Golfo”, se lee en el documento “confidencial” del consulado norteamericano.

A lo largo de su gobierno, García Cabeza de Vaca también ha enfrentado los métodos de propaganda del llamado cártel del Golfo, que le ha reclamado mediante mensajes escritos en mantas no haber cumplido supuestos convenios de colaboración y le ha recordado la supuesta entrega de 15 millones de pesos para financiamiento electoral.

El mandatario también carga sobre sus hombros señalamientos de enriquecimiento que dan cuenta de un acelerado incremento en su patrimonio inmobiliario, aunado a la acusación en su contra que hizo Emilio Lozoya involucrándolo en la trama de sobornos millonarios a senadores panistas.
La suerte de la política en Tamaulipas ha estado marcada en la historia reciente por su relación con el crimen organizado, una simbiosis que tiene en la cárcel a dos exgobernadores acusados de lavado de dinero.

García Cabeza de Vaca ha intentado minimizar las acusaciones y ha negado insistentemente tener vínculos con delincuentes, una reacción similar a la que en su momento asumieron Tomás Yarrington y Eugenio Hernández.

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