Agencia/InsurgentePress – Ciudad de México – Por primera vez, un equipo internacional de astrónomos, entre quienes se encuentra el mexicano Roberto Galván Madrid, visualizó un agujero negro alimentándose de un grupo de nubes de gas intergaláctico.
El investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM compartió que el agujero se encuentra a mil millones de años luz de nuestro planeta, en una galaxia lejana que es mucho más grande que la Vía Láctea.
La observación permitirá conocer más sobre el comportamiento de este tipo de objetos en el universo, entre ellos, el agujero que habita en nuestro vecindario galáctico.
“Es la primera observación directa en que la se ve a un agujero negro ‘comer’, y por la cantidad de nube que entró en él, pensamos que se trata de un fenómeno mucho más común de lo que creíamos”, explicó Galván en entrevista vía telefónica desde Michoacán, donde reside.
El agujero se encuentra en el núcleo del cluster Abell 2597, un grupo de galaxias especialmente brillante, que está rodeado por un denso halo de plasma caliente con una densa nube en su centro.
El cluster es cientos de veces más grande que nuestra galaxia y ahora fue observado con los equipos ALMA, el observatorio espacial de rayos X Chandra y el Very Long Baseline Array.
Lo que Galván Madrid encontró, junto con Grant R. Tremblay y Michael W. Wise -titulares del estudio- fue como tres enormes masas de gas frío cayeron hacia el agujero negro supermasivo con material equivalente a tres millones de soles, a unos 300 kilómetros por segundo.
El especialista precisó que es más fácil observar estos objetos tan lejanos y grandes debido a que el que reside en nuestra Vía Láctea (con una dimensión de 3 millones de veces la masa del Sol) es un objeto relativamente tranquilo, a diferencia de éste, que tiene 300 millones de veces la masa del Sol.
“La galaxia que lo alberga es una elíptica masiva, mientras que nuestra Vía Láctea es una espiral. Abelle 2597 es como una pelota de estrellas y tiene mayor capacidad de retención del gas que tiene alrededor y, posiblemente, por eso es más fácil ver cómo caen las nubes de gas molecular en su agujero”, precisó.
El mexicano no es especialista en el estudio de agujeros negros, pero sí en el estudio del comportamiento de las nubes de gas molecular y la formación de estrellas, claves para el trabajo publicado recientemente en la revista Nature.
Hasta ahora, los especialistas creían que los agujeros negros supermasivos tenían una dieta más lenta de gas caliente ionizado, pero ahora saben que también pueden ingerir nubes frías que caen como gotas de lluvia en su interior.
Con información de Reforma