Agencias/Ciudad de México.- En un experimento de biología conductual, un par de estudiantes de la Universidad de Leiden han demostrado que los chimpancés pueden tocar el tambor y moverse rítmicamente de manera individual.

Lo que comenzó como un proyecto de licenciatura en zoológicos de Países Bajos culminó en una publicación científica en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.

La investigación se centró en los movimientos rítmicos, conocidos como “conductas de exhibición”, de nuestros parientes vivos más cercanos. Estas exhibiciones incluyen tamborileos sobre troncos huecos de árboles durante hasta 10 segundos, a veces para expresar tensión, resolver conflictos o incluso como una demostración de poder. Los chimpancés en estado salvaje utilizan estas exhibiciones para comunicarse dentro de grupos.

“Documentamos 132 exhibiciones de 29 individuos durante 90 horas de observación. Muchas de las exhibiciones no guiadas ocurrieron contra puertas de hierro en sus recintos, probablemente porque producían el sonido más fuerte”, explicó en un comunicado el coautor del estudio Veerle Hovenkamp. El análisis de todas estas exhibiciones mostró que cada chimpancé tiene su propio ritmo, aunque las interacciones con otros a menudo se desviaban de esos patrones individuales.

La líder de investigación, la profesora Michelle Spierings, está entusiasmada con estos nuevos hallazgos. Estudia la percepción del lenguaje en varias especies animales, incluidos periquitos, diamantes mandarines y loros, centrándose en sus procesos de comunicación y aprendizaje. Junto con su trabajo en Leiden, dirige un laboratorio en Viena que estudia a los titíes comunes. Según explica, “los primates son fascinantes porque están estrechamente relacionados con nosotros en términos evolutivos, mientras que las aves son intrigantes porque sus habilidades (como cantar rítmicamente y aprender de otros) reflejan algunas de las nuestras“.

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El objetivo de este estudio fue cuantificar la presencia y las propiedades del ritmo en la conducta de exhibición de los chimpancés alojados en zoológicos y los factores que podrían influir en este ritmo. En primer lugar, en la conducta de exhibición, las secuencias vocales y motoras de los individuos se produjeron en ritmos isócronos. Hubo una clara variación entre los modos de producción, ya que las exhibiciones motoras fueron más regulares y tuvieron una tasa de isocronía más alta que las exhibiciones vocales.

Sin embargo, esta variación podría deberse (en parte) a la diferente precisión temporal con la que se pudieron analizar las grabaciones de audio de las exhibiciones vocales y las grabaciones de video de las exhibiciones motoras. Además, hubo variación en la duración de los intervalos, lo que resultó en distintos ritmos de exhibición individuales. No obstante, en general, las secuencias de exhibición fueron altamente isócronas.

Aunque los primates están tan estrechamente relacionados con los humanos, difieren significativamente en el lenguaje y la percepción del ritmo. “Los primates no son particularmente buenos aprendices auditivos. Los chimpancés tienen dificultades para reconocer el ritmo”, dice Spierings. Por el contrario, los bebés humanos muestran respuestas cerebrales a cambios rítmicos inesperados apenas unos días después del nacimiento.

Este estudio muestra que los chimpancés sí utilizan el ritmo en su comunicación, aunque la razón sigue sin estar clara. “Quizás los sonidos o movimientos rítmicos sean simplemente la forma más eficiente de hacer ruido desde el punto de vista energético”, sugiere.

En consecuencia, la presencia del ritmo, que no se ve afectado por la variación entre colonias, individuos, contexto y modo de producción, subraya aún más la universalidad de este rasgo. Esto está en línea con la hipótesis general de que el ritmo en el lenguaje y la música humanos evolucionó a través de un proceso gradual, con capacidades rítmicas simples comunes a todas las especies y las habilidades avanzadas solo presentes en unas pocas. Las investigaciones futuras pueden investigar estos cambios hacia capacidades cognitivas avanzadas, utilizando estos métodos basados ​​en la música en una amplia gama de especies. Esto permite una comprensión más profunda de cómo el ritmo evolucionó hasta convertirse en el rasgo fundamental que es para el lenguaje y la música humanos.

Aunque es complejo diferenciar estas fuentes de isocronía, la naturaleza del comportamiento en el que se exhiben patrones rítmicos podría ofrecer pistas sobre si se debe principalmente a procesos físicos o si implica un componente cognitivo. Por ejemplo, la diferencia entre la tasa de isocronía de los comportamientos vocales y motores de los chimpancés podría dar alguna indicación sobre los procesos subyacentes.

Suponiendo que las restricciones físicas tienen un mayor impacto en los movimientos que en las vocalizaciones, esto podría explicar potencialmente por qué los movimientos exhiben un patrón más isócrono. Sin embargo, debe notarse que, como se mencionó anteriormente, las diferencias rítmicas entre el comportamiento vocal y motor también podrían atribuirse a las diferentes resoluciones temporales del análisis de grabaciones de audio y video. No obstante, es probable que la isocronía en las exhibiciones sea una interacción intrincada entre las restricciones físicas, la eficiencia energética y posiblemente un mecanismo cognitivo subyacente.

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