Agencias/InsurgentePress/ Londres.- El acuerdo del Brexit sufrió un revés de martillazo luego de que los planes de la primera ministra, Theresa May enfrentaron la peor derrota de su historia en la Cámara de los Comunes y el líder opositor, Jeremy Corbyn, lanzó una iniciativa para derrocar a su gobierno en las próximas 24 horas.

Incluso personas cercanas a Downing Street admitieron su estupor ante la escala de la derrota cuya noticia atravesó el canal de La Mancha como una onda expansiva, y provocó que los críticos de May dieran por “muerto” su acuerdo.

En total, 118 de los diputados de la primera ministra rechazaron apoyar el acuerdo de retiro de la Unión Europea (UE) que May negoció arduamente durante 19 meses con Bruselas. El líder laborista Corbyn tachó el resultado de “catastrófico” y de inmediato dijo que promovería un voto de desconfianza que May debe ganar este miércoles si quiere evitar una elección general anticipada.

La primera ministra debe, simultáneamente, comenzar a adoptar medidas desesperadas para salvar su acuerdo, reunirse con los parlamentarios de mayor nivel dentro de todo el espectro político para ver qué cambios puede ella proponer para lograr apoyos. Pero fuentes tanto de quienes apoyan permanecer en la UE como de los euroescépticos dentro del gabinete admitieron a The Independent que ahora el resultado más posible es tener un Brexit “más suave”.

Asesores de May indicaron que esperan limitar el número de “tories” -nombre con el que se denomina a quien pertenece o apoya al Partido Conservador británico- opuestos a ella a un número de sólo dos dígitos, pues mucha gente considera que el Partido Conservador podría debilitarse al acercarse el momento decisivo.

Hubo exclamaciones de sorpresa cuando se leyeron los resultados –432 votos en contra sólo 202 a favor– lo que es una derrota con mayor margen que la anterior derrota de magnitud similar sufrida por el laborista Ramsey McDonald en 1924.

Aún cuando el portavoz de May debió admitir que fue “un resultado significativo” en una conferencia de prensa posterior, el secretario de Justicia, David Gauke, lo tachó de “decepcionante” y otra fuente de alto nivel señaló que la derrota fue “demasiado pesada para resultar cómoda”.

Otra fuente del gabinete dijo a The Independent: “Ella está bajo una enorme presión para apoyar una unión aduanera”. Otra fuente del bando a favor del Brexit admitió: “¿Ahora para dónde? Esto hace que un Brexit blando sea mucho más probable”.

Tras la derrota en la Cámara de los Comunes, May insistió en que “este gobierno escuchará” el resultado, y agregó que sostendrá relaciones interpartidistas entre los diputados para determinar qué camino tomar antes de volver a Bruselas.

Sus colaboradores dijeron que ella ingresará a estas pláticas bajo el “principio” de que cualquier acuerdo debe permitir a Reino Unido salir de la UE de manera ordenada, dejando al país con el control de su dinero, sus fronteras y sus leyes; y con una política independiente de comercio. Pero los asesores fueron reticentes a llamar estas condiciones “las líneas rojas” al sugerir que algunas de las posturas inamovibles planteadas por May son ahora flexibles.

Una faceta clave en el acercamiento de Corbyn es la unión de las aduanas con la UE, pero esto podría destruir las oportunidades de Reino Unido de implementar una política comercial independiente de Bruselas, y podría causar divisiones serias dentro de su Partido Laborista.

Como lo anunció, propondrá someter al gobierno a un voto de confianza, según admitió Corbyn ante la Cámara de los Comunes: “El resultado de la votación de hoy es la peor derrota de un gobierno desde los años 20 en este recinto. Es una derrota catastrófica”.

Pero después de que los rebeldes del Partido Unionista Democrático y los rebeldes del Brexit dijeron que apoyarían a May en el voto de confianza, y se mostraron favorables a su promesa de que resolvería los desacuerdos, esto llevó a cuestionar cuál será la siguiente propuesta de Corbyn.

Los diputados laboristas que están decididos a apoyar un nuevo referéndum parecieron decepcionados cuando el portavoz de su líder indicó que Corbyn quería explorar otras alternativas.

La ex secretaria de Educación, Justine Greening, dijo que el acuerdo de May ya está “muerto” e insistió en que la única manera de avanzar es seguir con el Referéndum de Última Palabra, a favor del cual The Independent ha hecho campaña.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, también pareció indicar que Gran Bretaña no debe celebrar un segundo referéndum, al tiempo que el comisionado de la UE, Jean Claude Juncker dijo que Gran Bretaña tiene que definir sus intenciones y agregó que “el tiempo se está acabando”.

Antes de la votación sobre el acuerdo, May apeló a los diputados a entender la magnitud de su decisión y les dijo: “Este es el voto más significativo que todos nosotros tomaremos como parte de nuestras carreras políticas. Una decisión que vamos atener que justificar y con la que tendremos que vivir durante muchos años. Un voto en contra del acuerdo es un voto por nada más que la incertidumbre, la división”.

Pero esto no fue suficiente, tampoco fue una medida de presión de la primera ministra y de su procurador general, Geoffrey Cox, para convencer a sus críticos en las horas previas al voto, donde muchos de los que participaron en el debate previo expresaron su oposición. El ex procurador general conservador, Dominic Grieve, calificó de “entretenida” la intervención de Cox, pero añadió que lo llenaba de “pesar” ver al gobierno “tener que recurrir a argumentos tácticos dignos de una defensa criminal”.

Grieve aprovechó una analogía hecha por Cox quien comparó el abandonar el acuerdo como el “encerrarse en un vacío hermético” en la búsqueda de un mejor futuro. “Me temo que en mi opinión o nos asfixiaremos como nación, o bien, encontraremos un paisaje que nos agrade más cuando la puerta finalmente se abra”.

El presidente conservador del comité de Defensa, Julian Lewis acotó: “Debido a que el Brexit debe significar Brexit y no hay acuerdo que sea mejor que este mal acuerdo, votaré no, no y no”.

Mucha de la oposición que enfrentó May fue por el odiado Irish backstop, que entrará en vigor si no hay acuerdo en las futuras relaciones comerciales con la Unión Europea para diciembre de 2020, en cuyo caso Reino Unido puede encontrarse dentro de una unión aduanal indefinida hasta que se decida un nuevo acuerdo.

Los diputados John Barron y Edward Leigh propusieron enmiendas que buscaban dar a Gran Bretaña el derecho de abandonar el backstop, entre temores de que la nación pudiera estancarse permanentemente en él. Ambas propuestas fueron rechazadas por el gobierno con el argumento de que podían socavar el acuerdo de separación de la UE.

Otro opción que pudo haber mitigado la derrota del gobierno ni siquiera fue elegida para ser sometida a voto y la propuso el vocero John Bercow, lo que provocó la furia conservadora por su rol en los procesos parlamentarios.

El diputado Bill Cash llamó a la primera ministra a “considerar su posición y hacerlo con dignidad y sin encono” ante el resultado de la votación.

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