Agencias/Ciudad de México.- Adrian Newey volverá literalmente a la mesa de dibujo cuando el diseñador más importante de la Fórmula 1 empiece a trabajar en Aston Martin.

Al británico de 66 años, cuya marcha de Red Bull se anunció el pasado mes de mayo, le gusta trabajar con lápiz y papel en un deporte plagado de supercomputadores y cálculos de datos a una escala alucinante.

“Su oficina está lista, el tablero de dibujo está ahí”, dijo el director del equipo, Andy Cowell, a periodistas durante las pruebas en Baréin la semana pasada.

Newey tenía una oficina, con mesa de dibujo, al lado del jefe de equipo Christian Horner en Red Bull y su nueva oficina estará en medio de un ejército de diseñadores en una planta del “campus” de Aston Martin en Silverstone.

“Supongo que significa que soy el último dinosaurio de la industria, probablemente”, dijo una vez a Reuters cuando le preguntaron por el tablero de dibujo al principio de su etapa en Red Bull.

“Es con lo que crecí. Me gusta poder hacer bocetos a una escala decente. Lo que me gusta de un tablero de dibujo es que puedo disponer las cosas”.

Los autos diseñados por Newey han ganado 12 campeonatos de constructores para Williams, McLaren y Red Bull y 223 grandes premios desde 1991.

Su Red Bull de 2023 fue el más dominante en la historia de este deporte, con 21 victorias en 22 carreras.

Aston Martin, con el doble campeón del mundo español Fernando Alonso, de 43 años, y el hijo del propietario del equipo, Lance Stroll, aún no ha ganado nada en la Fórmula Uno y terminó quinto la temporada pasada.

El canadiense Lawrence Stroll, el jefe de Aston Martin, describió a Newey como una ganga tras anunciar su fichaje en septiembre.

Cowell, ex jefe de motores de Mercedes que se incorporó a Aston Martin el año pasado como director ejecutivo y fue nombrado jefe del equipo en enero, ha dicho que espera que Newey tenga un impacto inmediato.

“Todo el mundo está encantado de trabajar con Adrian. Su historial habla por sí solo. Así que estamos deseando darle la bienvenida a las instalaciones, hacer una iniciación para un nuevo empleado. Puede que sea un poco diferente”, dijo en Baréin.

A la espera de la llegada de Enrico Cardile procedente de Ferrari, Newey es ahora mismo la cabeza del proyecto de Aston Martin para 2026 a nivel técnico, por lo que se supone que tendrá poco tiempo de adaptación al equipo antes de empezar a trabajar al 100%, ya que desde el pasado 1 de enero del 2025 está permitido trabajar en las nuevas reglas que entrarán en vigor el próximo curso y nadie estará desaprovechando la que casi todos llaman “la mejor oportunidad en años”.

Se habla de 150 millones en cinco años, treinta por año. Incluso algunos añaden un posible porcentaje de acciones del equipo como prima de fichaje. Puede que no sea la cifra exacta, puede que se haya exagerado… pero más que si la cifra es exacta, lo importante es el valor que se otorga al domador del viento.

Muchos no lo entienden. El piloto es la estrella del equipo, el que se lleva la gloria, la imagen de la escudería. Y piensan que, en buena lógica, debe ganar más dinero que cualquier otro miembro del equipo.

También sorprende después de saltar a la luz que los sueldos de la F1 ya no son los de antes y que la categoría ha perdido atractivo para los jóvenes talentos. Un trabajo estresante y continuo y un salario que ya no es excepcional como antes.

Y, sin embargo, en el caso de Newey, su salario tiene toda la lógica del mundo. Si no la tuviera, Lawrence Stroll, avispado hombre de negocios, no se lo hubiera ofrecido.

¿Se sorprenden? He escrito ‘mil veces’ una frase de Flavio Briatore: “perder un gran piloto es grave, pero perder un gran ingeniero es una tragedia”. En otras palabras, de nada sirve tener un gran campeón al volante si el coche no le permite luchar.

Hace unos años se decía que había dos tipos de pilotos ‘buenos’: los que sacan tres décima al coche y los que hacían que el coche fuera un segundo más rápido. Los excepcionales que reúnan ambas cualidades eran ‘rara avis’ y había que plegarse a sus deseos.

Pero, en cualquier caso, ni siquiera un piloto excepcional puede hacer mucho´. No. Los pilotos, sin test, no son capaces de mejorar el coche en un segundo. No hay tiempo para probar las cosas; se llevan a la pista esperando que funcionen. Y tampoco se puede hacer todo lo que el piloto pierde porque el calendario es muy tupido, pero sobre todo porque hay un ‘techo presupuestario’. Sus indicaciones siempre dan luz sobre el camino a seguir, cierto, pero la ganancia no es la misma.

Hoy, quien es capaz de hacer el coche un segundo más rápido, incluso dos, es el ingeniero estrella. Él desarrolla el concepto ganador, encuentra el truco que permite obtener ventaja sobre sus rivales. Al piloto hoy le corresponde hoy sacar el mejor partido. Y el piloto excepcional es el que en pocas vueltas de los Libres 1 adivina las bondades o los déficits, sus posibilidades.

Newey es el ingeniero que más títulos ha ganado, tanto de constructores como de pilotos. Ha ganado en su época de Williams, de McLaren, de Red Bull. Dejó Williams y el equipo cayó y todavía está buscando su lugar. Dejó McLaren y el equipo ha tardado mucho en recomponerse. Ha dejado Red Bull… y el futuro de estos ya se verá.

Otro detalle clave. A los pilotos se les deja marchar a otro equipo de un año para otro. A los ingenieros, no: se le firman contratos más largos y cuando deciden irse, lo hacen con unas ‘vacaciones pagadas’ durante las cuales no puede trabajar para el rival.

Y otro detalle. Ningún piloto campeón con Newey ha vuelto a serlo con otro equipo. Stroll lo fía todo a él. Alonso sabe que es su único y último salvoconducto hacia un tercer título. Y ambos saben que Newey puede conseguir lo imposible ya… pero para los milagros, lo que necesitan ambos, se tarda un poco de tiempo. Por eso su contrato -150 millones en cinco años- es tan generoso y tan largo. Por eso muchos piensan que tener a Newey es un motivo por el que Verstappen podría tomar en consideración una oferta de Aston.

¿Newey caro? Su salario es espectacular, digno de una estrella… pero sus resultados avalan el precio. Incluso puede resultar barato. Su apodo en la F1 puede ser ‘Genius’. Ya puedes tener el mejor túnel, el mejor simulador, el superordenador más potente. Nada de esto sirve sin un genio que sepa como sacarles partido.

Ya lo dicen: la buena vida es cara; puede haberla más barata… pero no es vida. Cambien vida por competitividad, victoria y títulos. Eso sí, habrá que tener paciencia. Red Bull necesitó cinco años para ser campeona. No lo olvidemos.

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