Agencias/Ciudad de México.- La escasez de agua pone en peligro la vida de más de dos millones de personas en la Franja de Gaza, según aseguró la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa, por sus siglas en inglés).
“Se ha convertido en una cuestión de vida o muerte. Es una necesidad, hay que suministrar combustible a Gaza para que dos millones de personas tengan acceso al agua”, indica el comunicado, que cita al comisario general de la Unrwa, Philippe Lazzarini.
La nota agrega que en la Franja de Gaza se está agotando el agua potable, después de que dejaran de funcionar su planta y las redes públicas de agua.
En la actualidad, continúa, las personas se ven obligadas a utilizar agua sucia de los pozos, lo que aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua.
Añade que el suministro de agua se vio afectado por el apagón eléctrico al que se enfrenta Gaza desde el 11 de octubre.
“Necesitamos ahora transportar combustible a Gaza. El combustible es la única manera de que la gente tenga agua potable. Si no, la gente comenzará a morir de deshidratación severa, entre ellos, niños pequeños, ancianos y mujeres”, subraya la nota.
Según el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, la falta de acceso al agua potable en Gaza plantea un grave riesgo de epidemias mortales.
“La falta de acceso al agua potable es un riesgo inmediato de brotes de enfermedades transmitidas por el agua, que pueden ser mortales para poblaciones vulnerables con acceso limitado o nulo a la atención sanitaria”, publicó Adhanom en la red social X (antes Twitter).
Asimismo, el comunicado señala que en las últimas 12 horas, cientos de miles de personas fueron desplazadas en la Franja de Gaza .
“La migración continúa a medida que las personas se trasladan a las partes meridionales de la Franja de Gaza. Casi un millón de personas fue desplazado en una sola semana”, indica.
El 7 de octubre, el movimiento palestino Hamás lanzó miles de cohetes desde la Franja de Gaza en un ataque sin precedentes e infiltró decenas de milicianos armados en las zonas fronterizas del sur de Israel, por lo que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, declaró que el país “está en guerra”.
En respuesta al ataque sorpresa de Hamás, el ejército israelí movilizó a 300.000 reservistas, lanzó varias oleadas de ataques aéreos sobre Gaza y está preparando una ofensiva terrestre.
El 9 de octubre, Israel impuso un bloqueo total al enclave palestino, cortando los suministros de electricidad, combustible, alimentos y agua, y esta mañana instó a los civiles residentes en la ciudad de Gaza a desplazarse al sur de la Franja hasta nuevo aviso, por su propia seguridad.
De acuerdo con la ONU, ese traslado afectará a unos 1,1 millones de personas y podría acarrear consecuencias humanitarias devastadoras.
Según los últimos datos disponibles, la escalada de violencia ha causado más de 1.300 muertos y casi 3.300 heridos en Israel, y más de 2.200 muertos y unos 8.700 heridos en Gaza, así como entre 100 y 150 personas, tanto militares como civiles, secuestradas durante el ataque en territorio israelí y retenidas como rehenes en el enclave palestino.
De conformidad con las declaraciones del movimiento palestino, 13 de los prisioneros han fallecido en bombardeos israelíes contra Gaza.
Además, la nueva espiral del conflicto ha desplazado a unos 339.000 gazatíes hasta ahora, según un informe publicado por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).