Agencias/Buenos Aires.- Las vitrinas del museo guardan una pelota de cuero a medio inflar, una caja de canicas, una muñeca de trapo deshilachada y automóviles y trenes de hojalata a cuerda. A primera vista cuesta creer que esos juguetes antiguos hayan sido una herramienta vital en la génesis de uno de los movimientos políticos más influyentes de América Latina.

Muchas décadas antes de que la política se valiera de las redes sociales para influir sobre la opinión pública, el peronismo convirtió la entrega de juguetes a más de cuatro millones de niños pobres en una práctica fundamental para lograr la adhesión incondicional de sus seguidores en Argentina y trascender en el tiempo más allá de la muerte de sus dos líderes, Juan Perón y su esposa Eva María Duarte, conocida popularmente como Evita.

A punto de cumplirse cien años del nacimiento de la denominada “abanderada de los humildes” el 7 de mayo, el Museo Evita de Buenos Aires inauguró una exposición en la que se exhiben medio centenar de juguetes que fueron entregados por la Fundación Eva Perón en Navidad y Día de Reyes entre 1948 y 1955 y que hoy son parte del acervo del museo o están en manos de coleccionistas privados.

“Dentro de su acción, los niños tuvieron un lugar muy privilegiado, eran la vanguardia política del futuro y en particular todo lo que tuviese que ver con los derechos de los niños”, explicó a The Associated Press Marcela Genés, curadora del museo. “Ella tuvo una infancia muy pobre y eso lo llevó muy arraigado siempre. Y el tema de la justicia con los niños era algo que le preocupaba particularmente”, indicó.

De origen humilde y actriz hasta que conoció a Perón en 1944 durante un festival para recaudar fondos destinados a las víctimas de un sismo en el interior del país, Evita creó la fundación luego de que se le impidió presidir la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires, una entidad compuesta por señoras de alta sociedad que por tradición designaban presidenta honoraria a las primeras damas.

Ella en persona entregaba los juguetes, que en un principio eran importados y que a partir de esta acción social comenzaron a producirse en Argentina. Los niños también los recibían en las dependencias del correo en todo el país.

A través de su fundación, Evita “hace que los niños de toda esa generación no la pudieran olvidar, muchos porque fue la primera vez que tuvieron un juguete y otros porque lo recibían de la propia Eva”, según Genés.

Entre los juguetes expuestos en el museo resalta un tren de hojalata a cuerda algo oxidado que hace más de 70 años ayudó a Saúl Macyszyn a reponerse de un grave accidente que lo dejó cuadripléjico y sin un brazo.

El hombre, hoy de 80 años, recordó con la voz entrecortada por la emoción que mientras estaba hospitalizado tras siete cirugías recibió la visita de la líder política. “Veo que vienen un montón de guardapolvos blancos de médicos y enfermeras y en el medio Evita. Con todos los fogonazos de los fotógrafos me pareció una cosa caída del cielo”.

Primero saludó a sus padres y luego “se me acercó a la cama y me dijo, no me voy a olvidar nunca, ´mirá Saulito, vos no vas a poder ser obrero como tu papá. Tienes que estudiar. La fundación te va a dar una beca´”.

Al tiempo Macyszyn recibió un paquete enviado por la entonces primera dama que contenía una locomotora de hierro con una cuerda larga, 15 vagones -algunos de pasajeros y otros de carga- vías de ferrocarril derechas y curvas y una manija que cambiaba la ruta del tren, según la descripción de su beneficiario.

“A mí no venía a hablarme nadie. En aquel entonces no había conocimiento de la discapacidad, que te faltara un brazo era una cosa monstruosa”, rememoró Macyszyn. Pero gracias a ese tren “todos los chicos del barrio venían. Así tuve un montón de amiguitos y una infancia feliz”.

El hombre, que con ayuda de la fundación completó los estudios, guardó el pequeño tesoro durante años hasta que lo donó al Museo Evita “para promocionar que ella era muy solidaria”.

Evita murió de cáncer de útero en 1952 pero la fundación continuó hasta 1955 cuando un golpe de Estado derrocó a Perón, quien partió al exilio.

El peronismo fue proscripto y el cuerpo embalsamado de Evita fue profanado y enviado al exterior en un periplo que incluyó Italia y España hasta su regreso al país dos décadas después.

Los detractores del peronismo, como de otros movimientos populistas, le endilgan que abusaba del asistencialismo para manipular a los sectores más empobrecidos a cambio de su voto en vez de promover el ascenso social con reformas más estructurales y perdurables en el tiempo.

A pesar de la polémica, la figura de Evita ha trascendido tiempo y fronteras. Ha sido inspiración para la moda, un musical de Broadway y una vasta filmografía dedicada a su vida que incluye un taquillero filme protagonizado por la cantante estadounidense Madonna.

El museo ubicado en una mansión situada en uno de los barrios más ricos de la capital argentina es visitado a diario por decenas de turistas como la chilena Paola Jaque, de 48 años, que recorrió con asombro las vitrinas que guardan los “tesoros” infantiles.

“No sabía que abarcaba tanto lo que era la fundación, lo que hizo Eva Perón. Me llaman la atención la variedad de juguetes, las cartas que le escribían los niños para solicitarle los juguetes y ella les respondía, cosa que no creo suceda ahora”, destacó con una sonrisa pícara.

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