Agencias, Ciudad de México.- Astrónomos han descubierto un poderoso viento magnético giratorio que, según creen, contribuye al crecimiento del agujero negro supermasivo central de una galaxia.

La mayoría de las galaxias, incluida nuestra propia Vía Láctea, tienen un agujero negro supermasivo en su centro. Cómo crecen estos agujeros negros sigue siendo un misterio para los astrónomos. Un equipo de científicos decidió estudiar la galaxia relativamente cercana ESO320-G030, a sólo 120 millones de años luz de la Tierra. Esta galaxia es muy activa y forma estrellas diez veces más rápido que nuestra propia Vía Láctea.

Los astrónomos midieron la luz de las moléculas transportadas por los vientos desde el núcleo de la galaxia, con la esperanza de rastrear su origen en el agujero negro supermasivo. El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) se utilizó para estudiar esta luz, procedente de las longitudes de onda de las moléculas de cianuro de hidrógeno (HCN), ocultas en gruesas capas de polvo y gas.

ALMA fue capaz de ver detalles y rastrear movimientos en el gas, y descubrió patrones que sugieren la presencia de un viento magnetizado y giratorio. Mientras que otros vientos y chorros en el centro de las galaxias empujan material lejos de su núcleo, los astrónomos creen que este viento recién descubierto alimenta el agujero negro para ayudarlo a crecer.

Este proceso es similar a un entorno de escala mucho menor en el espacio: los remolinos de gas y polvo que conducen al nacimiento de nuevas estrellas y planetas.

“Está bien establecido que las estrellas, en las primeras etapas de su evolución, crecen con la ayuda de vientos giratorios, acelerados por campos magnéticos, al igual que el viento en esta galaxia. Nuestras observaciones muestran que los agujeros negros supermasivos y las estrellas diminutas pueden crecer mediante procesos similares, pero a escalas muy diferentes”, afirma en un comunicado Mark Gorski, autor principal de esta investigación y miembro del Centro de Exploración e Investigación Interdisciplinaria en Astrofísica de la Universidad Northwestern, y también afiliado al Departamento de Espacio, Tierra y Medio Ambiente de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia).

La comunidad astronómica debate activamente si los flujos galácticos son impulsados ​​por chorros, vientos mecánicos o radiación. En esta Carta, presentamos evidencia convincente de que el flujo de salida en ESO 320-G030 es impulsado por un mecanismo diferente, un viento MHD lanzado antes de la ignición de un AGN. La estructura morfocinemática general parece ser consistente con un disco giratorio y un flujo de salida giratorio. El análisis del flujo de impulso excluye los AGN impulsados ​​mecánicamente, los AGN impulsados ​​por energía o los vientos impulsados ​​por estallidos estelares. La falta de un flujo de salida ionizado, o sus correspondientes contrapartes de rayos X, radio, infrarrojos u ópticas, sugiere que no hay AGN o un AGN muy débil incapaz de alimentar el flujo de salida. Lo que queda es un viento MHD, como lo demuestra la salida giratoria. Estos resultados pintan el siguiente cuadro: que la evolución nuclear de las galaxias y el crecimiento de las SMBH es análoga al crecimiento de núcleos calientes o protoestrellas; puede que la retroalimentación no sea necesaria para impulsar un viento galáctico; y la evolución nuclear está regulada, al menos en parte, por procesos MHD.

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