De Primera Mano/Por Rodulfo Reyes Aguilar/Villahermosa.- El pleito eterno de los tabasqueños, que lleva 36 años para ser exactos, no parece encaminarse a su fin con la llegada del primer gobernador ajeno a la clase política tradicional y, más bien, surgido en sus inicios de la llamada sociedad civil.
El tema de la conformación del gabinete de Javier May Rodríguez es, por sí solo, como tentar un avispero de abejas africanas que nomás esperan una pequeña provocación para atacar al que se acerque.
El deseo en general de la clase política seguramente es que May llegue a Plaza de Armas con honestidad política a buscar la reconciliación entre los tabasqueños.
Pero, se asegura, hay tras él una herencia de destruccion que lo arrastra aunque no quiera, y si se desvía sería castigado de alguna forma.
Hay políticos, priístas en su mayoría porque un 99 por ciento se hizo en esas filas, dispuestos a colaborar con iniciativas y contribuir tendiendo puentes para el diálogo político con el nuevo gobierno, a fin de que le vaya bien al edén.
Pese a ello, existe el “prieto en el arroz” del gen inoculado desde el nacimiento político con Andrés Manuel López Obrador.
Aparentemente solo materia del periodismo político, el tema de la reconciliación oculta una gran verdad de lo que pasa en el estado: el tejido social está roto.
Si bien el de Macuspana se despidió del Revolucionario Institucional en 1988, la gran ruptura política se dio durante la campaña y gobierno de Roberto Madrazo Pintado, cuando quedó demostrado que el viejo régimen tuvo que gastar 70 millones de dólares para hacer ganar al hijo del “Ciclón del Sureste”.
Después de Madrazo, que concluyó su gestión en 2000, ni Andrés Granier Melo ni Manuel Andrade Díaz pudieron ponerle fin al pleito que venía de dos sexenios atrás.
Derrotado el tricolor en 2012 por postular a su peor candidato (Jesús Alí de la Torre, cuando las encuestas ponían mejor en una proporción de dos a uno en intención del voto al médico Luis Felipe Graham Zapata), el problema subió de tono con la llegada del ex priísta Arturo Núñez Jiménez, que desde el primer minuto hasta el último segundo de su gestión se dedicó a meter a la cárcel a sus antiguos correligionarios que en 2000 le dieron un portazo en las narices aspiracionales a la Quinta Grijalva, de la que pudo hacerse dos períodos después pero ya sin estar en su mejor momento físico.
En 2018 que ganó Adán Augusto López Hernández, en lo que vino a ser el primer gobierno surgido de Morena, aunque también Núñez lo logró por el de Macuspana, se creía que vendrían nuevos tiempos para la tierra de Carlos Pellicer Cámara.
La clase política, y también el medio periodístico, tenía la idea de que Adán López era un conciliador, un político desgarbado y bonachón que con la voz característica de un muchacho no era dado a la camorra.
Este reportero recuerda que cuando alguien lo criticaba, durante su época de priísta y luego en el PRD, solía responder “eso es exceso de fuerza”, y luego soltaba una risa desprovista de rencor.
Aunque en su asunción prometió “reconciliar a Tabasco”, faltó a la verdad. Su sed de venganza no alcanzó a Núñez Jiménez porque este traía un gran acuerdo con López Obrador.
Adán López, más bien, “se reconcilió” con sus propios amigos, aun siendo adversarios de su jefe político y “hermano”.
El virtual líder del Senado hizo un gobierno de camarilla, cuya premisa era: “este no se la jugó conmigo”, poniéndose al frente de un “gobierno de cuates”.
A los actores que pedían la conciliación, el aún gobernador con licencia los hizo de menos, cayendo en lo que le hace falta a Tabasco: acabar con la confrontación.
Elegía a la traición
En el equipo del gobernador electo Javier May Rodríguez, cuando vieron la foto, la frase más suave que se escuchó fue: ¡Vaya cinismo!
Ayer, en Tenosique, “coincidieron” el aún alcalde Jorge Suárez Moreno y la presidenta municipal electa, Sandra Beatriz Hernandez Jiménez.
A invitación del CBTIS, ambos estuvieron en la graduación de los jóvenes de ese centro de estudios.
“Ambos personajes de la política tenosiquense intercambiaron el saludo y algunas palabras de cortesía, mientras transcurría la ceremonia en la que está institución entregaba los documentos oficiales a los jóvenes que concluyeron su instrucción académica (bachillerato), así cómo una carrera técnica que les permitirá continuar con sus estudios pero además incorporarse a la actividad laboral”, se escribió en una página de Facebook.
Lo que no se dijo es que el sobrino del otro Jorge Suárez (Vela), secretario de Desarrollo Agropecuario, le levantó la mano a la alcaldesa electa.
Sandra Beatriz ganó la comuna bajo las siglas del PT y por el presunto apoyo del Ayuntamiento Tenosiquense, que habría operado en contra de Morena.
La petista de reciente cuño fue directora de Atención a la Mujer con Suárez Moreno.
Antes, fue síndica durante la administración de Raúl Gutiérrez, más conocido como el Colorado, y a quien se considera el capitán de esa cofradía adancista.
“Ya es es mucho cinismo levantarle la mano”, dijo un integrante del primer círculo de May, quien reveló que el tenosiquense, así como las alcaldesas de Teapa y Jalpa de Méndez, Alma Espadas y Nuris López, respectivamente, encabezan la lista de los “traidores adancistas”.