Agencias/Estambul.- Turquía vuelve a convertirse en escenario del horror luego de un atentado terrorista que arrojó ayer 36 muertos y 147 heridos en el Aeropuerto Internacional de Atatürk.
De acuerdo con reportes oficiales señalan que las explosiones se registraron alrededor de las 22.00 horas de anoche (hora local) uno de los aeropuertos más transitados del mundo.
Según el primer ministro turco Binali Yildirim, el último balance arrojó al menos 36 muertos y 147 heridos, entre quienes de momento figuran varios agentes de policía y turistas.
Yildirim dijo que los primeros indicios apuntan al IS como responsable de los ataques, perpetrados por tres terroristas suicidas que, tras llegar al aeropuerto en taxi, lograron detonar sendas cargas explosivas en diversos puntos de la terminal de vuelos internacionales.
Al menos uno de los dos atacantes que trataron de penetrar en la terminal de llegadas internacionales abrió primero fuego con un fusil tipo kalasnikov.
A diferencia de la mayoría de aeropuertos europeos, en los turcos hay un control de rayos X a la entrada. En imágenes difundidas, se puede ver cómo un agente hiere a un asaltante y acto seguido le hace un bloqueo. Segundos después, el individuo se inmola con explosivos, con el uniformado encima suyo.
El tercer atacante se inmoló con su carga explosiva en una zona de aparcamiento.
Un turista alemán que aterrizó cuando comenzaba el ataque, ha descrito un escenario caótico en la terminal.
“Nada más poner pie en tierra me llamaron y me contaron lo sucedido, pero la confusión reinaba entre el resto de pasajeros, ya que muchos no sabían nada”.
Este turista ha asegurado también que los trabajadores del aeropuerto los desalojaron y trasladaron en autobús hasta la terminal internacional, donde llegaron hasta la aduana, que permanecía cerrada.
“En ese momento – habrían pasado unos 20 minutos desde la salida del avión – todos oímos un tercer impacto. No fue seco, sino una explosión larga que hizo temblar todo durante veinte segundos. Y todo el mundo, incluso guardas de seguridad, entró en pánico, huyendo a toda prisa hacia la zona de pistas”.
A diferencia de este primer testimonio, el avión en el que viajaba Ozan Tatar, un pasajero turco, no fue desembarcado tras su aterrizaje. “De haber salido del avión diez minutos antes nos habría ocurrido lo peor”, aseguró anoche.
“La gente está inquieta y muy triste, algunos se adormecen”. Mientras el nervio y cierto descontrol se apoderaba del aeropuerto.
Según Yildirim, el tráfico aéreo ha vuelto a la normalidad, dotaciones de ambulancias, policías, equipos de bomberos y hasta dotaciones militares se desplegaron inmediatamente en la zona.
En Ankara, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, convocaba un gabinete de crisis.
El jefe de Estado turco mandó sus condolencias a las víctimas, y condenó el ataque “ocurrido durante el mes sagrado del Ramadán, que demuestra que el terrorismo golpea sin mirar fe o valores. Ni los terroristas distinguen entre víctimas”, se expresó Erdogan.
“Las bombas que estallaron en Estambul hoy podrían haberlo hecho en cualquier aeropuerto de cualquier ciudad del mundo”.
De momento, no ha habido reivindicación del asalto, el último de una larga lista de atentados terroristas que ha castigado tanto a fuerzas de seguridad turcas como a civiles en los últimos meses.