Texto y foto Periódico El Mundo/Madrid.- Invernalia existe. Y el Camino Real. Y el Puerto de Pyke. Y el canal de Braavos. Y el Bosque Encantado de las tierras de Más allá del Muro… Existen en la realidad, quiero decir, en nuestro mundo, y no solo en los libros y en la serie de Juego de Tronos. Existen y están en Irlanda del Norte, igual que otras tantas localizaciones (26 en total) que la productora eligió para grabar algunas de las escenas más emblemáticas. Lo tenían fácil: aquí hay acantilados sobrecogedores, un mar bastante indómito, bosques imponentes y, en general, unos paisajes naturales donde roca, agua y vegetación se alían formando infinitas combinaciones a cual más dramática y conmovedora, que ya sirvieron de escenario hace mucho tiempo a los personajes de las leyendas celtas.

Y si antes estos rincones se nombraban en referencia a los protagonistas de los cuentos gaélicos, desde que los Lannister, Stark, Targaryen, Baratheon y otras casas nobles creadas por la imaginación de George R. R. Martin llegaron a nuestras vidas, ahora se identifican con las peripecias y avatares de los de esta serie de éxito mundial.

Islandia, España o Croacia son otros de los países donde se han grabado un buen número de escenas del film, pero hay algo que transmiten los escenarios de Irlanda del Norte que, tal vez, cuesta encontrar en el resto de localizaciones: todo lo que nos rodea aquí, sin solución de continuidad, tiene un halo épico, legendario, por lo que es muy fácil imaginarnos dentro de un mundo donde los dragones surcan el cielo, el fuego valirio destruye ciudades y unos enormes lobos huargo vagan por arboledas y páramos.

HBO escogió Irlanda del Norte por su paisaje”, ratifica Dee Morgan, una de las guías especialistas en el universo de Juego de Tronos, «y porque es el mejor lugar del mundo», apunta con una media sonrisa dibujada en su cara. Alrededor de estas localizaciones se ha creado toda una red de excursiones y circuitos temáticos que se ha convertido en uno de los atractivos turísticos más potentes de Irlanda.

El lugar por el que hay que empezar a recorrer los territorios de los Siete Reinos es Castle Ward, una heredad situada en una colina junto al lago Strangford que incluye jardines, prados, bosques y una antigua granja con edificios de piedra entre los que están una torre de defensa del siglo XVII y un patio amurallado. Si a eso le añadimos unas cuantas paredes más, unas galerías de madera, nieve falsa y unas enormes pantallas de croma se convierte en… ¡Invernalia!

Aquí se han rodado muchas escenas, especialmente de los primeros y los últimos episodios. Hoy, es la sede de Winterfell Tours, una empresa que organiza recorridos por las localizaciones cercanas, además de cenas temáticas y actividades en las que, convenientemente ataviados con jubones y capas, podemos practicar tiro con arco o lucha con espadas -también enseñan cómo se preparan las coreografías de estos combates en la serie-, por aquello de estar preparados en caso de que nos crucemos con algún Caminante Blanco…

El hogar de estos últimos no queda lejos de Castle Ward: se trata del Parque Forestal de Tollymore, un enorme espacio entre montañas, mitad bosque natural y mitad jardín romántico. Game of Thrones Tours, otra de las empresas que realizan circuitos para ayudarnos a identificar las localizaciones de la serie, nos conduce por este lugar que hasta hace poco tiempo solo frecuentaban senderistas y familias para hace picnics, y que ahora no deja de recibir seguidores de Juego de Tronos.

En el bosque de secuoyas gigantes (convertido en el Bosque Encantado) se rodaron las escenas con las que empieza la serie, con los exploradores del Muro atacados por los Caminantes Blancos, y en las riberas del río que corre entre los árboles algunas como la del hallazgo de los cachorros de lobo huargo. En realidad, son perros, claro, y dos de ellos (Odin y Thor, que en la serie son Verano y Viento Gris, los lobos de Bran y de Robb Stark) también forman parte de otros recorridos, los que organizan desde GoT Direwolves por los escenarios donde los huargos fueron protagonistas.

Cómo fabricar una daga

Hay otros lugares que no están dentro de la serie, pero que también forman parte de estos recorridos, como Hot Milk Forge, una antigua vaquería convertida en herrería donde Eamonn Higgins enseña el arte de la forja al tiempo que explica las características de las armas que vemos en Juego de Tronos o muestra cómo se fabrica una espada o una daga, algo que sus cada vez más numerosos alumnos demandan tras el éxito de la popular ficción.

Rizando el rizo, también se han creado excursiones exclusivas que acercan las diferentes localizaciones desde un punto de vista diferente. Desde Ballycastle, Aquaholics, una empresa dedicada a las clases de buceo y a las excursiones en barco por la costa del condado de Antrim, realiza ahora el Game of Thrones Sea Safari, con el que «ver Poniente desde el mar», como dice Richard Lafferty, responsable de la compañía, mientras maniobra para sacar el barco del puerto. Es toda una experiencia, pues el recorrido se centra sobre todo en los acantilados de la costa, como Fair Head o Downhill Beach (Rocadragón), o el pintoresco puerto de Ballintoy, que en la serie corresponde al de Pyke, en las Islas del Hierro.

Y, ¿qué tal si echamos un vistazo a todos estos sitios desde el aire? No, no hay dragones con los que sobrevolar Irlanda al estilo de Daenerys Targaryen. En este caso, se trata de los helicópteros de Cutting Edge Helicopters. A los mandos va Ronald Millen, que sonríe al ver la cara de emoción y los comentarios de los viajeros. “Estamos yendo a una altura de 1.100 metros para que se puedan identificar los lugares, aunque el helicóptero puede subir hasta 4.000”, dice a través de los cascos. “Esa playa tan grande es Portstewart Strand y la siguiente, Downhill Beach”, que traducido a geografía de Poniente corresponde al reino de Dorne y a los alrededores de Rocadragón, donde Melisandre quema las efigies de los Siete Dioses.

Senderos fotogénicos

Después nos alejamos de la costa y nos adentramos en tierra firme, donde el verde de los campos inunda toda la vista. “Aquella fila de árboles es The Dark Hedges”, apunta Donald. “¿Ya habéis estado allí?”, pregunta. Y no, todavía no, pero es la próxima visita, pues ese lugar hay que recorrerlo a pie.

El camino que conduce a la casa de campo de Gracehill House está bordeado de enormes hayas centenarias que forman un espectacular túnel de verdor y ramas retorcidas. Es The Dark Hedges. La familia Stuart plantó estos árboles para impresionar a los visitantes que se acercaban hasta su morada. ¡Y llevan dos siglos haciéndolo con el resto del mundo! Haga sol, llueva o esté el cielo con nubes, este lugar es de los más imponentes de Irlanda del Norte, y también de los más fotografiados. No podía faltar en Juego de Tronos, ¿verdad?

Sólo hizo falta cubrir con tierra la carretera para que esta avenida campestre se transformara en el Camino Real por donde Arya escapa de Desembarco del Rey tras la muerte de su padre. El paraje es grandioso, pero hay momentos del día en que pierde algo de encanto por toda la gente que lo visita, así que, si permiten un consejo, madruguen para ir a verlo. Valdrá la pena.

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