Notimex/Ciudad de México.- La calificadora Fitch modificó este miércoles la calificación de México, de BBB+ a BBB, mientras que Moody’s revisó la perspectiva de la nota soberana del país de estable a negativa, pero mantiene la calificación en A3.
Fitch informó que modificó la calificación de México de BBB+ a BBB y modificó la perspectiva a “estable” desde “negativa”, como un reflejo una combinación del mayor riesgo para las finanzas públicas del país debido al deterioro del perfil crediticio de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Esto, junto con la debilidad actual en la perspectiva macroeconómica, que se ve agravada por las amenazas externas de las tensiones comerciales, cierta incertidumbre de la política interna y las constantes restricciones fiscales, abundó en un reporte emitido en Nueva York.
El impacto del pasivo contingente representado por Pemex pesa cada vez más en el perfil de crédito soberano, como lo demuestra la baja calificación de Fitch de la empresa petrolera mexicana a BBB-, desde BBB + en enero de 2019, y el perfil de crédito independiente de CCC.
Además, el crecimiento continúa por debajo del desempeño, y los riesgos a la baja han aumentado por las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles en México a partir del próximo 10 de junio, de inicio de 5.0 por ciento, con un alza adicional cada mes hasta 25 por ciento.
Ello, para obligar a que se detenga el flujo de migrantes a través de su territorio hacia Estados Unidos, en medio de un patrón de incertidumbre comercial, abundó la calificadora internacional de riesgo crediticio.
El crecimiento de México promedia 2.6 por ciento en los últimos cinco años, por debajo de la media de otros países con calificación BBB, de 3.6 por ciento.
Si bien el crecimiento alcanzó 2.0 por ciento en 2018, el ritmo de crecimiento se desaceleró durante el año pasado y la economía solo evitó la recesión, ya que el crecimiento fue plano en el cuarto trimestre del año pasado, antes de contraerse 0.2 por ciento trimestral durante el periodo enero-marzo de 2019.
Para Fitch, el crecimiento se aceleraría a partir del segundo trimestre de este año, a pesar de lo cual alcanzaría un crecimiento solo de 1.0 por ciento en 2019; lo que sería consistente con un patrón de crecimiento más lento en el primer año de una nueva administración.
La agencia evaluadora comentó que si bien algunas de las decisiones de política microeconómica del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador han resultado ser polémicas, las opciones de política macroeconómica han sido ortodoxas hasta la fecha.
Estas fortalezas contrarrestan las restricciones de calificación de México, que incluyen un crecimiento económico por debajo de la mediana BBB, debilidades estructurales en sus finanzas públicas, una penetración de crédito superficial y puntajes de gobierno entre los más bajos en la categoría de países con esa misma nota.
Por otra parte, Moody’s afirmó la calificación de emisor de Aaa.mx en escala nacional de México y la calificación en escala global de A3, pero cambió la perspectiva de esa nota, de “estable” a “negativa”.
Explicó que la afirmación de las calificaciones considera, por un lado, la extensa y diversificada economía de México, la elevada fortaleza fiscal y la baja susceptibilidad a eventos de riesgo, y por el otro, los desafíos relacionados a las débiles tasas de crecimiento, una fortaleza institucional más débil en comparación con los pares de calificación y un enorme sector informal.
La agencia evaluadora expuso en un reporte que si bien no es probable que se dé un alza de la calificación A3 en el futuro cercano, la perspectiva podría regresar a estable si se recupera la confianza en la habilidad del gobierno para establecer e implementar políticas predecibles.
Un crecimiento más alto y sostenido, junto con un fortalecimiento considerable del balance general del gobierno pudiera con el tiempo dar lugar a un alza de la calificación de México.
En tanto, continuó, una mayor evidencia de que el crecimiento a mediano plazo se encuentra en declive, ya sea como resultado de políticas públicas que directamente afectan el crecimiento o debido a la continua falta de predictibilidad de las mismas, generaría presiones a la baja en las calificaciones.
Mayores déficits fiscales que ocasionen que la trayectoria de la deuda gire hacia el alza, ya sea debido al apoyo financiero a Pemex o por cualquier otro motivo, también podrían ocasionar una baja de la calificación. El horizonte a lo largo del cual pueden materializarse estas tendencias es incierto, acotó la agencia internacional.