Agencias, Ciudad de México.- La espera ha sido muy larga, pero por fin tenemos en cines Un lugar tranquilo 2, la secuela del éxito sorpresa de 2018 dirigido por John Krasinski. Justo cuando estaba a punto de estrenarse en marzo del año pasado, la pandemia obligó a aplazarla y no ha sido hasta más de un año después cuando por fin tenemos la oportunidad de disfrutarla en pantalla grande.

La película vuelve a contar con el reparto original, encabezado por Emily Blunt y la incorporación de Cillian Murphy en un nuevo papel conectado con el pasado de la familia protagonista. Sin embargo, esta vez, los adultos pasan a relativo segundo plano para ceder el foco a los más jóvenes. Y en concreto a Millicent Simmonds, que se alza en esta ocasión como la gran heroína y protagonista de la película gracias a un trabajo sobresaliente.

La primera entrega de Un lugar tranquilo nos pilló a todos desprevenidos. John Krasinski, que alcanzó la fama interpretando durante nueve años a Jim Halpert en la exitosa comedia The Office, no tenía un currículum como director precisamente impresionante a sus espaldas. Sus dos anteriores películas, Breves entrevistas con hombres repulsivos y Los Hollar, habían pasado sin pena ni gloria, por lo que no había mucho revuelo alrededor de su próximo trabajo. Quizá por eso nos sorprendió tanto que fuera tan, tan bueno.

Un lugar tranquilo se ganó el favor del público y la crítica con una premisa muy atractiva que nos situaba en un mundo asolado por unas terroríficas criaturas extraterrestres que cazan guiándose por el sonido y obligan a vivir en silencio para sobrevivir. La película destacó tanto por su excelente dirección y magistral manejo del suspense y la tensión como por su entregado reparto, liderado por la mujer en la vida real de Krasinski, Emily Blunt. Su trabajo en la película fue universalmente aclamado, llegando muchos a pedir una nominación al Oscar para ella (la escena del sótano bien lo merecía), pero en realidad, la verdadera revelación fue la joven actriz que hace de hija de la pareja protagonista, Millicent Simmonds.

Simmonds nació en Utah en 2003 y acaba de cumplir los 18 años. Cuando solo era un bebé de 12 meses, perdió la audición a causa de una sobredosis de medicamentos. Su madre le enseñó lengua de signos y desde pequeña la empujó a ser independiente y no dejar que su condición la limitase. Motivada por ella, Millicent encontró pronto su pasión en la lectura, la comunicación y la expresión, y se volcó en el club de teatro de su escuela, estrenándose como Puck en El sueño de una noche de verano de Shakespeare. Siendo solo una niña, Simmonds decidió que quería dedicarse profesionalmente a la interpretación y ser sorda no se lo iba a impedir.

Su debut en el cine tuvo lugar cuando apenas tenía 12 años, en la película de Todd Haynes Wonderstruck: El museo de las maravillas, donde consiguió el papel protagonista compitiendo con más de 250 aspirantes. Con solo un cortometraje como experiencia previa delante de la cámara, Simmonds se mudó con su madre a Nueva York e inició su carrera en el cine casi de la noche a la mañana, obteniendo estupendas críticas y varias nominaciones como actriz revelación de 2017. Sin embargo, fue su siguiente film el que hizo que el mundo entero se fijara en ella.

Con Un lugar tranquilo, Simmonds pudo experimentar desde bien pronto en su carrera lo que significa formar parte de una película de éxito. Originalmente, el plan no era contratar necesariamente a una actriz sorda para interpretar a Regan, la hija del matrimonio protagonista, sin embargo, Krasinski insistió al estudio en que así fuera y el resultado no pudo ser más positivo.

Simmonds y su familia asesoraron a Krasinski para mejorar el guion de acuerdo a la experiencia de las personas con dificultad auditiva y el director se aseguró de que la comunicación en el rodaje fuera fluida para ella y los demás. Además, Simmonds enseñó a sus compañeros de reparto lengua de signos. La experiencia no solo fue enriquecedora para ellos, sino que también benefició enormemente a la película, añadiendo realismo y contribuyendo a la representación y visibilidad de las personas con discapacidades en la pantalla, donde las oportunidades escasean para ellos.

Ahora, Simmonds regresa como Regan en Un lugar tranquilo 2. La segunda entrega de lo que será una trilogía (que contará además con spin-offs en lo que promete ser una saga en expansión) repite lo que funcionó tan bien de la primera a la vez que amplía su universo. Si en la anterior película, la estrella indiscutible fue Blunt, en esta continuación, la actriz de El diablo viste de Prada deja que los niños sean los que brillen esta vez. No me malinterpreten, Blunt sigue estando sublime, pero son Simmonds y el actor que interpreta a su hermano, Noah Jupe (también fantástico y con un futuro muy prometedor), los que se apoderan del film.

El reto para Simmonds es mucho mayor en esta segunda película, pero vuelve a demostrar que no hay nada que la detenga. Su personaje adquiere más peso en la historia, tomando las riendas al decidir lanzarse sola a la aventura para encontrar un refugio a salvo de los monstruos. La actriz acomete así nuevas escenas de acción y suspense que la sitúan en el centro y sale más que airosa del desafío, protagonizando momentos memorables en los que la dirección de Krasinski le saca todo el partido a su talento. Su trabajo de emoción y expresividad es aun más sólido y se ve más segura en el papel, imprimiendo en el personaje una entereza, valentía y determinación que sabemos que proviene de su propia experiencia.

Salta a la vista que Simmonds conecta a un nivel personal con su personaje, al que humaniza y convierte en una persona real gracias a esa conexión que establece con ella al ser una persona sorda en la vida real. De hecho, ya ha dicho en más de una ocasión que para ella es muy importante elegir papeles que la hagan sentir conectada a su personaje y le permitan interpretarlo con honestidad. Y precisamente eso es lo que transmite como Regan, honestidad y realidad. Simplemente te la crees al 100% y eso hace que la película sea aun más efectiva.

Pero por encima de todo, su trabajo en Un lugar tranquilo sirve como ejemplo e inspiración; ejemplo para el resto de producciones de Hollywood que cierran las puertas a los actores con discapacidades creyendo que no serán capaces de interpretar a sus personajes mejor que un actor sin discapacidad; e inspiración para miles de niños y niñas que sueñan con dedicarse a la interpretación u otras ramas del arte y el espectáculo, pero el mundo les dice que es imposible o que ese no es el lugar para ellos.

Si algo nos ha enseñado Millicent Simmonds con Un lugar tranquilo es que se puede. A base de perseverancia, ilusión y trabajo duro, pero también -y esto es muy importante-, gracias a que otros (en este caso Krasinski) crean en ti y te abran una puerta que suele estar cerrada. El cine tiene el poder de cambiar el mundo, y Millicent no está desaprovechando la oportunidad para contribuir a ese cambio con sus papeles. De momento, acaba de firmar con una importante agencia de representación, WME (Deadline) y ha prometido seguir trabajando duro.

Se hacen necesarios más proyectos con actores con diversidad funcional en papeles que no los limiten, sino que les ayuden a demostrar que pueden hacer mucho más de lo que creemos. Ella lo expresa mejor que nadie (via Teen Vogue), “Me gustaría ver más papeles para personas con discapacidades que no te hagan sentir pena. No sentimos pena por nosotros mismos, así que no necesitamos que otros se sientan así por nosotros”. Bravo, Millicent.

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