Adán Augusto, Ricardo Monreal, Layda Sansores, etc.
Por Raúl Caraveo/Ciudad de México.- No han pasado los primeros cien días de gobierno de Claudia Sheinbaum y las diferencias entre líderes de alto nivel son el tema; ambos del mismo partido y ex aspirantes a la presidencia, antes de esos tres meses varios gobernadores hacen un uso indiscriminado por hacerse de allegados indeseables, incómodos, con antecedentes muy penosos pero que la ser investidos por un chaleco guinda y tener la aprobación del gobernador o gobernadora ascienden a un puesto de primer nivel. Una vez más con la sola bendición de dicho gobernante le son perdonados todos los pecados. Antes era el perdón de AMLO, hoy ya no es necesario; suficiente es que el gobernante en turno necesite las “habilidades” del personaje para ascenderlo a niveles divinos. Mientras que las reacciones de la actual presidenta son tibias, muy poco claras, al punto de caer en una validación automática.
Es una realidad que el indiscutible liderazgo moral de Andrés Manuel era irrebatible y marcaba la tendencia, imponía disciplina y hacía indiscutible la defensa de los principios de la cuarta transformación. Hoy eso ya no existe y todos y todas se sientes herederos de ese legado o fieles interpretes con 20 minutos de portar el chaleco guinda. Lamentablemente Claudia Sheinbauncarece de ese potencial ético políticamente y del carácter necesario; el liderazgo –al parecer- aún le es regateado por los líderes de las cámaras y gobernadores y gobernadoras.
La imagen que transmiten los recientes eventos posibilitan el desdoblamiento del partido-movimiento en algo muy diferente a lo que conocimos de 2018 a 2024, no hay riesgo por parte de la oposición formal partidaria o por la crítica convencional conservadora, ahí no hay riesgo; sin embargo, la realidad está mostrando que los verdaderos riesgos se corren en la débil unidad entre los líderes regionales, locales o incluso municipales del aparato político. Las pasiones y los intereses personales superan la hoja de ruta, o quizá ni hay hoya de ruta.
Cada gobernador o gobernadora, cada líder de alto nivel como Monreal o Adán Augusto se sienten fieles a una interpretación simplista de los principios generales de lo que consideran “el segundo piso de la cuarta transformación” .Muchos de estos personajes algunos con muy escasa formación política y peores asesores no entienden de lo que se trata y en sus nombramientos están los errores. El germen de la división y el conflicto es en ellos, a su interior, pero no se dan cuenta, consideran que el bono ciudadano de confianza es inagotable y podrán seguir aprovechando de ese efecto del obradorismo que ya es historia, muchos de estos personajes los mueve solo la acumulación de poder, por el poder mismo, ¿Qué es lo que esperan o aspiran? 2025 será un año de sorpresas en esos temas porque lo más sencillo es esperar que pongan el orden si es que hay alguien con la suficiente autoridad y reconocimiento de esa autoridad.
*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, ex catedrático de las Facultades de Psicología y de la Facultad Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, Corresponsal en México de La Prensa de Chicago, EEUU, escribe para Chicago, Illinois en y www.vocesmigrantes.us y en México para www.insurgentepress.com.mx www.gobernantes.com www.quintanaroohoy.com www.revistadigitalqr.com.mx www.diarionoticias.mx www.sinlineamx.com