Tal Cual/Por Diego Ortiz-The Exodo/Ciudad de México.- México es un país impune, de cínicos, de reparto de culpas, donde diariamente desaparecen cuatro menores de edad y no pasa nada. Donde una niña como Fátima en la Ciudad de México es sustraída de su escuela y asesinada. Donde acribillan a dos hermanitos en Guerrero y las autoridades sólo dan discursos demagógicos, condolencias y promesas de justicia.
Es México, no es Siria. No estamos en guerra. Es más, el gobierno mexicano ni siquiera molesta a los delincuentes, a lo más los acusa con su mamá y se pide respetar sus “derechos humanos”.
Como si ellos –los delincuentes- tuvieran compasión con las niñas, los niños, los adolescentes que son acribillados en local de video juegos en Uruapan o seis niños de la familia Lebaron que junto con sus tres madres fueron acribillados, masacrados en la frontera de los estados de Sonora y Chihuahua.
La Red por los Derechos de la Infancia (Redim) ha denunciado, con estadísticas oficiales, que en México a diario cuatro niños desaparecen y tres más son asesinados. Es cierto, no es nuevo, esta masacre infantil inició con el nefasto gobierno de Felipe Calderón, aquí lo denunciamos, pero al actual gobierno tampoco le interesa frenar los infanticidios y la violencia contra niñas y niños.
Asimismo el feminicidio infantil, como en el caso de Fátima, en el 2019 se incrementó en un 13.5 por ciento respecto al 2018.
Se destaca que entre enero de 2015 y julio de 2019, se registraron en el país 3 mil 297 feminicidios, de los cuales 317 han ocurrido entre la población de 0 a 17 años, es decir, uno de cada 10 feminicidios en territorio mexicano afecta a niñas y adolescentes.
Save The Children señala sobre México: “Actualmente mueren a diario 4 niñas, niños y adolescentes a causa de la violencia. Esta cifra pone en evidencia que la posibilidad de que un niño sea asesinado en México es mucho mayor que en países en conflicto armado como Palestina o Siria”.
La respuesta de las autoridades ante estos casos es decir que es culpa del “neoliberalismo” de otros sexenios, que es responsabilidad del Congreso el crear una fiscalía especial, decir que fue culpa de la Alerta Ámber o incluso acusar enfermedades mentales de los padres de una víctima como la pequeña Fátima, como lo hizo la fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy. Por eso tanta ineficiencia, tanta impunidad. Tal Cual