Redacción InsurgentePress/Ciudad de México.- Elementos de migración, Ejército y Guardia Nacional tendieron un cerco para impedir el ingreso de una caravana de centroamericanos en medio de una dura y prolongada pandemia de Covid-19 en la frontera de México-Guatemala.
El comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM) Francisco Garduño Yáñez y el comandante de la 36 Zona Militar Vicente Hernández supervisaron el operativo desplegado sobre los cruces fronterizos establecidos y veredas de extravío en los límites de México-Guatemala.
Las autoridades mexicanas movilizaron alrededor de 180 elementos del Ejército, Guardia Nacional y Migración, además, de 45 trabajadores del sector salud que instalaron una base de operaciones en el Puerto Fronterizo de Ciudad Hidalgo, Chiapas que colinda con el municipio de Tecún Umán, Guatemala.
El INM, dijo Garduño Yáñez, ha sido garante de una migración ordenada con pleno respeto a los derechos humanos en el País.
Los habitantes del municipio fronterizo de Ciudad Hidalgo han respaldado la llegada de las fuerzas federales para frenar el ingreso de migrantes centroamericanos que podrían detonar los contagios de Covid-19 sin control en esa región del sur de México.
Paralelamente las intensas precipitaciones pluviales han provocado el crecimiento del caudal del río Suchiate en medio de la proliferación de enfermedades tropicales.
Las autoridades de Salud reportaron uno 78 mil 492 muertos y 753 mil 90 casos de Covid-19, acumulados en el País desde el inicio de la pandemia hasta el viernes 2 de octubre.
Las autoridades de Guatemala han desplegado un operativo policiaco-militar para frenar el flujo de migrantes que a bordo de autobuses y camionetas de rédalas pretenden llegar hasta el cruce fronterizo de Tecún Umán, en el departamento de Ayutla San Marcos colindante con el municipio de Ciudad Hidalgo, Chiapas.
El pasado 30 de febrero, más de 3 mil hondureños partieron en caravana desafiando la pandemia del coronavirus, huyendo del desempleo y en busca de mejores condiciones de vida desde la ciudad de San Pedro Sula, Honduras hacia la frontera con México en un intento por llegar hasta Estados Unidos.
Los migrantes despegaron a pie de la terminal de buses de a San Pedro Sula, la segunda ciudad de Honduras, situada 180 km al norte de Tegucigalpa.
Miembros de la Cruz Roja Hondureña, que abastecían a los migrantes de documentos de orientación para la travesía y medicamentos básicos, contabilizaron unos mil 200 en un primer grupo y cerca de 2 mil en un segundo que partió horas después.
La expectativa de afluencia masiva ante la convocatoria era poca porque desde enero, cuando salieron alrededor de 2 mil en una caravana, personas desconocidas convocaron a otros éxodos, sin que tuvieran éxito.
Sin embargo, en esta ocasión, desde la tarde se fueron concentrando cientos de personas en la terminal de transporte, la mayoría muy jóvenes y muy pocas mujeres con hijos pequeños.
Desde octubre del 2018, una docena de caravanas de mil o más personas, y otra menores de cientos, han salido de San Pedro Sula, a chocar con el muro de militares y policías tendido por el presidente Donald Trump en la frontera con México.
Hondureños, salvadoreños y guatemaltecos se han ido agregando en el camino hasta formar decenas, la inmensa mayoría frustrados por las patrullas fronterizas, para después ser deportados a sus países de origen.
Según el gobierno de Juan Orlando Hernández, hasta el 27 de setiembre, habían sido deportados 31 mil 22 hondureños, la mayoría desde México y Estados Unidos y los terceros de Guatemala.