Agencias/Ciudad de México.- Un gol del central de la Juventus Federico Gatti, con el tiempo cumplido, reventó una victoria que el Sevilla tenía en el bolsillo, gracias a una primera mitad primorosa y otra segunda donde le tocó defender su renta con un esfuerzo impresionante. Sin embargo, en la última jugada, más de medio minuto de tiempo cumplido, un saque de esquina lo cabeceó Pogba en el segundo palo, para que en el primero entrase Gatti como un avión, para anotar en la línea de gol. Enfado terrible de los jugadores, que le habían reclamado al colegiado que no se sacase el córner. Al sacar de centro el Sevilla, llegó el final a un partido dominado por el equipo de Nervión, quien se adelantó por medio de En-Nesyri y durante muchos minutos estuvo mucho más cerca del 0-2 que del empate. Pero el fútbol a veces es así de cruel. Le sonrió a los sevillistas en Old Trafford y les ha dado la espalda en Turín. Queda toda una vuelta en Nervión. Habrá que seguir peleando. Este Sevilla está preparado para dar el último paso antes de viajar a Budapest.
Mendilibar apostaba de inicio por un equipo más que reconocible, con la novedad de Óliver Torres por detrás de En-Nesyri. Lamela no estaba físicamente para jugar de inicio, mientras Suso se tuvo que quedar en Sevilla por culpa de una pequeña dolencia muscular. No reservaba nada el técnico vasco. Nada que ver con su estreno europeo en Old Trafford, donde LaLiga aún era prioridad para el club andaluz. Había pedido en la previa inteligencia, “no volvernos locos” decía, temeroso de que un inicio dubitativo e incluso un gol de la Juve propiciase que los suyos arriesgasen más de la cuenta, con un partido aún por jugarse en el templo del Sánchez-Pizjuán.
Sin embargo, sus hombres olisquearon desde bien pronto cierta desidia de una Juve cuando se le aprieta arriba, sin un plan concreto de ataque. Todo se fiaba a Di María. Y en la primera vez que pudo correr el conjunto de Allegri, Kostic cruzaba en exceso su disparo. Aviso para un Sevilla que no podía ir tan alegremente al ataque o descoordinar su presión. Necesitaba robar o trenzar desde atrás, puesto que los italianos esperaban casi en su área. Es su forma de jugar.
Rápidamente se conectó el ataque del Sevilla. Con un Ocampos que había visto la debilidad a la espalda de Alex Sandro. Cabezazo del argentino en el segundo palo sobre el lateral brasileño. Despejaba el portero local. Otra para el sevillista, con otro cabezazo en un balón suelto en el área. Nueva parada. Se iba dando cuenta el conjunto de Nervión que el partido estaba en atacar sin descanso, con pérdidas infantiles de la Juve cerca de su área, con los centrales nerviosos y los medios descolocados. La tercera de Ocampos sería la más clara. Balón peinado de En-Nesyri levemente y remate casi sin esperarse que le llegase el balón del extremo de Quilmes. Se fue por poco. Szczesny hizo la estatua. Ya no desperdiciaría justo el siguiente ataque. Enorme balón de Óliver para la carrera de Ocampos a la contra, pase raso al corazón del área, la deja pasar Bryan y anota En-Nesyri con la derecha. La grada de aficionados sevillistas estallaba. Su equipo estaba bordando el fútbol y encima se adelantaban en el marcador, lo que parecía más complejo.
El propio En-Nesyri desperdició un mano a mano acosado por Danilo, aunque parecía ligeramente adelantado. La mala noticia llegó con la lesión de Ocampos, quien se sentó en la hierba. El abductor le dio señales de agotamiento. Mendilibar apostaba por Montiel, adelantando a Navas. Fueron incluso mejores estos minutos de los amdaluces, aunque con menos pegada. El balón era suyo, mientras los aficionados locales abroncaban a los suyos. Un monopolio de juego que no le valdría para poner más tierra de por medio en el encuentro. La Juve iba a seguir compitiendo. Mejor en el segundo periodo. Le tocaba al Sevilla mostrar su personalidad, después de haber tenido a un gigante europeo a su merced.
El entrenador de la Juventus sacaba al campo a Chiesa e Iling Junior, buscando más velocidad en las transiciones y uno contra uno. Que el Sevilla no estuviese tan cómodo a campo abierto. Y lo consiguió sobre la marcha, en una primera jugada donde Chiesa demostraba que en carrera es casi imparable. Debía estar bien atenta la defensa vestida de roja. Le iba a tocar apretar los dientes. El propio extremo italiano no llegó por un pelo a un pase de un balón parado desde el costado. Le había ganado la posición a Badé y Gudelj. El panorama del segundo periodo había cambiado por completo. Iling Junior, el otro cambio de Allegri, casi forma un lío con una jugada personal (con caño incluido a Badé), que despejó en última instancia Marcos Acuña.
Nuevamente lo intentaba Iling Junior, esta vez desde fuera del área, con gran respuesta de Bono. El Sevilla trataba de desplegarse por los costados, sobre todo a traves de un Jesús Navas incombustible. De todos modos, la tendencia del encuentro era la de sufrir por parte nervionense. Pogba y Milik engordaron el ataque turinés. Buscaban el empate con sus armas, aunque sin jugar a la desesperada. A su ritmo. Con sus virtudes. Metía Mendilibar a Papu Gómez para darle aire a su equipo, tratando de aguantar algo la pelota y frenar así los cada vez más constantes ataques italianos. También jugaba el Sevilla con la cronómetro, desesperando a la Juve cada vez que podía frenar el juego. El último cambio era Lamela por un desfondado Bryan. Quedaban diez más el alargue.
Una falta imprudente de Badé le daba la oportunidad a la Juve desde el lateral del área, a centímetros de la línea y cerca del pico. Cuadrado disparó con violencia sobre la nube de jugadores, pero la pelota era desviada por su compañero Danilo. La jugada polémica llegaba en un despeje de Badé en su área delante de Rabiot. Terminó golpeando al centrocampista francés, aunque le había dado primero a la pelota. Rabiot estuvo tiempo tirado en la hierba y los locales reclamaron revisión de la jugada. El árbitro alemán dijo que nada. Que a jugar. Seis de alargue para un partido que iba a morir en el área sevillista. Todavía necesitaban resistir. Badé saltaba a los pies de Milk en un intento de media vuelta del polaco dentro del área. Quedaba esa última jugada. La dolorosa. El córner con el tiempo cumplido. El Sevilla terminó de rodillas para ponerse rápidamente de pie. Le toca vencer en el corazón de Nervión. Con su grada. Le toca demostrar que nadie quiere la Europa League más que el Sevilla.