Agencias/Ciudad de México.- Un momento que preparó a Aleksander Ceferin para las tensiones que conlleva el puesto más alto en el fútbol europeo se presentó hace tres décadas, en situaciones mucho más graves que las relacionadas con el deporte.

Era el 25 de junio de 1991, y el graduado de derecho se relajaba en la casa de su familia en Eslovenia. Estaba sentado en la terraza con sus padres, su hermana y sus amigos, cuando llegó un hombre.

“¿Aleksander Ceferin?”, le preguntó.

“Yo le dije: ‘Sí’, y él me indicó: ‘La guerra ha comenzado, vendrá usted con nosotros’”, recordó Ceferin. “Fue una locura, yo estaba conmocionado.

Ceferin fue reclutado en momentos en que su pequeña nación, enclavada ente los Alpes y el Mar Adriático, declaró su independencia respecto de la Yugoslavia multiétnica. La respuesta de Belgrado consistió en el envío de fuerzas para evitar que comenzara una fragmentación sangrienta de la federación.

“Todo terminó muy pronto, en 10 días, pero había mucha tensión, día y noche, con amenazas y bombas”, explicó Ceferin. “Es una experiencia que te ayuda a sobrevivir si algunas personas tratan de desestabilizarte después”.

El actual presidente de la UEFA evocó el recuerdo durante una entrevista con The Associated Press, en relación con lo ocurrido el fin de semana anterior, cuando un grupo de clubes anunciaron la creación de una Superliga que rivalizaría con la Liga de Campeones.

Se preguntó a Ceferin si se sintió traicionado por dirigentes a quienes habría considerado amigos fiables.

“Psicológicamente, esto fue un impacto para mí”, dijo Ceferin desde Liubliana. “Fue algo similar a la guerra. No se puede comparar, pero ambas situaciones fueron estresantes. La tensión fue similar”.

La tarea inmediata de Ceferin consistió en ponerles freno a 12 de los clubes más adinerados del mundo, que amenazaban con escindirse para crear una competición que era la antítesis de las normas europeas del fútbol.

“Unos niños malcriados no pueden desestabilizarme”, comentó.

Para Ceferin fue particularmente difícil digerir la decepción que le habría causado la Juventus. Tenía una relación cercana con Andrea Agnelli, el presidente de ese club italiano, cuya hija es ahijada del dirigente de la UEFA.

Como presidente de la Asociación de Clubes Europeos, Agnelli y el resto de la elite accedieron hace dos viernes a expandir la Liga de Campeones de 2024, como una vía para dejar atrás los amagues de una Superliga.

Pero a la mañana siguiente, Ceferin experimentó nuevas preocupaciones ante la posibilidad de que Agenlli renegara del compromiso de apegarse a las competiciones de la UEFA.

Ceferin se dirigía de Eslovenia a Suiza por carretera, y comenzó a llamar a Agnelli. No hubo respuesta, y los peores temores del líder de la UEFA comenzaron a cristalizarse.

“El peor día fue el sábado, porque entonces me di cuenta que era pura traición, que algunas personas nos habían mentido por años”, dijo Ceferin. “Fue realmente extraño, porque no sabía exactamente qué iba a ocurrir al día siguiente”.

Para el domingo, el plan de la Superliga, que se había filtrado originalmente en enero, estaba en marcha, activado por 12 clubes.

“Recibí llamadas telefónicas de tres o cuatro clubes que dijeron: ‘Lo lamentamos terriblemente’, pero tenemos que decir de otra manera que estamos fuera”, relató Ceferin.

Las ligas de Inglaterra, España e Italia realizaron reuniones de emergencia. De pronto, sus competiciones principales corrían el riesgo de ser impactadas, al cortarse el vínculo que les permitía asignar lugares en los torneos europeos.

La cúpula de la Asociación del Fútbol Inglés se comunicó con el gobierno del primer ministro Boris Johnson para buscar ayuda, a fin de mantener intacta la liga del deporte más popular en el país.

Como respuesta, surgió un comunicado conjunto de la UEFA, las ligas y las federaciones de Inglaterra, España e Italia. Advirtieron que el “proyecto cínico” sería rechazado por la vía legal.

Todos los clubes que se unieran a la iniciativa secesionista quedarían excluidos de las competiciones existentes.

El grupo más grande, de seis clubes ingleses, quedaría por lo tanto expulsado de la Liga Premier, y sus jugadores no podrían formar parte de sus respectivas selecciones nacionales.

Pero el grupo de clubes impulsores de la Superliga, llamado la “docena sucia” por Ceferin, continuó con su iniciativa hasta el domingo por la noche, al abrir un sitio Web que no daba muchos detalles sobre la competencia (sobre todo la de mujeres) y al presentar un logo a todas luces improvisado.

Ceferin montó en cólera. Siguió adelante con los planes para informar de una renovada Liga de Campeones, y la emprendió contra las “víboras” en los clubes rebeldes. Criticó particularmente al vicepresidente del Manchester United, Ed Woodward, y al “mentiroso” Agnelli.

Semejante retórica no es tan rara en Ceferin desde 2016, cuando se le eligió presidente de la UEFA. En 2018, usó expresiones duras para referirse al líder de la FIFA Gianni Infantino, por sus planes de expandir el Mundial de Clubes.

Ceferin atacó la búsqueda de “proyectos egoístas” que trataban de “robar el alma de los torneos de fútbol para favorecer oscuros fondos privados”.

La UEFA no tardó en dar pasos para erradicar la idea de la Superliga, antes de que se abriera la posibilidad de impugnaciones legales que desembocarían en pleitos largos. Recibió ayuda de Johnson, quien amenazó con promulgar reglas para impedir el nuevo torneo.

Consiguió además muestras de apoyo para la Liga de Campeones por parte de los jugadores de la propia Liga Premier.

En Inglaterra, crecieron las protestas de los aficionados, y Ceferin detectó algunas fisuras en la alianza de la Superliga.

Con la oportunidad de hablar en el Congreso de 55 naciones de la UEFA en la localidad suiza de Montreux el martes, Ceferin hizo un exhorto directo a los dueños de la Premier.

“Caballeros, ustedes cometieron un gran error”, les dijo. “Algunos dirán que es codicia, otros que fue desdén, arrogancia, ligereza o completa ignorancia de la cultura futbolística de Inglaterra. No importa. Lo que importa es que hay todavía tiempo de cambiar de opinión. Todos cometemos errores”.

Vino después el deslinde de los clubes ingleses y de dos italianos. Ahora, Ceferin quiere que Real Madrid, Barcelona y, particularmente Juventus, acepten públicamente su derrota y renuncien a cualquier intento futuro de crear una Superliga.

“Pienso que está muerta”, dijo. “Ni ustedes y yo estaremos ya en el deporte ni en el fútbol si esto pasa de nuevo”.

Ceferin negó tener deseos de venganza. Sin embargo, reconoció que prevalecerán las suspicacias sobre ciertos clubes y sus motivos para actuar.

“Pienso todavía que confiaré en la gente, porque aquellos de los que estaba seguro no me traicionaron, salvo por Agnelli”, dijo Ceferin. “De los otros, dudé todo el tiempo, de todos”.

¿Cómo reparar entonces la relación con el líder de la Juve?

“No hay más relación”, dijo Ceferin. “Y no la habrá nunca más”.

El presidente del Bayern Múnich, Karlheinz Rummenigge, dijo que, de haber conocido de antemano los planes para crear la Superliga, hubiera hecho todo lo que hubiera estado a su alcance para detener la iniciativa.

“De haber sabido algo hubiera intentado por todos los medios por evitar la Superliga junto con otros, entre ellos nuestros amigos de Dortmund y París”, dijo Rummenigge en una entrevista con el dominical “Bild am Sonntag” aludiendo a las cúpulas del Borussia Dortmund y del PSG.

Rummenigge considera además el proyecto como “definitivamente liquidado” y dijo que lo que pasó es “inaceptable” y que lo importante ahora es que “los clubes que han reconocido su error vuelvan a la familia del fútbol”.

“A la larga tal vez haya estado bien que hayamos tenido todo este circo en 48 horas que revolvió todo el mundo. Eso ha llevado a que gente de negocios entienda de una vez y para siempre que el fútbol no solo se mueve por negocios”, declaró.

Por otra parte, Rummenigge defendió la reforma de la Liga de Campeones, que deberá entrar en vigor a partir de 2024, aunque comentó que la UEFA no la ha explicado suficientemente, lo que justifica las críticas.

“A través de la nueva forma de la fase previa el torneo será más interesante y más emocionante porque los grandes tendrán más dificultades para imponerse”, opinó.

El martes pasado Rummenigge fue elegido en el comité ejecutivo de la UEFA para suceder a Andrea Agnelli, que como presidente del Juventus había sido uno de los cabecillas de la rebelión de los 12 clubes que crearon la Superliga.

“Él es de otra generación y una tipo de persona distinta a mí. Yo jugué al fútbol. Me siento comprometido con el fútbol y no exclusivamente con el dinero”,señaló.

Rummenigge añadió además que todos los grandes clubes cometieron un error con un aumento permanente de los costos de los salarios y los traspasos.

“Todos hemos cometido un error -Real Madrid, Barcelona, Manchester City, Borussia Dortmund o el Bayern- el permitir que los costos de los traspasos y los salarios crecieran año tras año porque nos sometimos a un demonio llamado mercado de fichajes”, señaló.

La situación actual derivada de la pandemia, según Rummenigge, debe enfrentarse impidiendo que los costos sigan inflándose, reducirlos tanto en lo referente a los salarios de los jugadores como en lo que respecta a los honorarios de los agentes.

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