Agencias/Ciudad de México.- Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México flanqueada de su antecesor Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en una ceremonia llevada a cabo en el recinto de San Lázaro frente a los representantes del Poder Judicial, Legislativo, Jefes de Estado, diplomáticos e invitados internacionales.

El pasado 2 de junio, Sheinbaum candidata del partido oficialista Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) ganó con una amplia ventaja de 30 puntos a su más cercana competidora Xóchitl Gálvez, para convertirse así en la primera mujer en asumir el cargo de Presidenta en la hisotira de México.

Sheinbaum recibió la banda presidencial de manos de la legisladora Ifigenia Martínez considerada un ícono entre las mujeres que han participado en movimientos de izquierda en México.

Atestiguaron la asunción de Sheinbaum, los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, Gustavo Petro, de Colombia, Gabriel Boric, de Chile, Miguel Díaz-Canel, de Cuba, y Xiomara Castro, de Honduras, además, Hill Biden, esposa del mandatario estadounidense Joe Biden, entre una docena más de mandatarios y diplomáticos invitados.

Durante la toma de protesta, Sheinbaum se ha comprometido a continuar las políticas de su predecesor y mentor político, el presidente López Obrador.

“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidenta de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande”, juró en una histórica sesión en la que, por primera vez en la historia de este país, una mujer se convirtió en jefa de Estado.

“¡Es un honor, estar con Claudia hoy!, “¡Presidenta, presidenta!”, vitorearon los senadores y diputados oficialistas mientras López Obrador le traspasaba la banda presidencial a la presidenta de la Cámara de Diputados, Ifigenia Martínez, una legendaria política de izquierda de 94 años que a su vez, se la entregó a Sheinbaum.

En su primer discurso, Sheinbaum alabó a López Obrador.

Y, prometió continuar “el humanismo mexicano” que desplazó al neoliberalismo; propuso un décalogo que regirá a su Gobierno; y destacó la importancia de que una mujer haya llegado a un cargo que, antes que ella, ocuparon 66 varones.

La Presidenta recordó que hace 19 años, en este mismo recinto, López Obrador cimbró la lucha por la democracia en México cuando advirtió que la historia lo juzgaría a él y a quienes querían impedirle ser candidato presidencial a través de un desafuero.

“Hoy lo decimos con certeza y sin temor a equivocarnos: la historia y el pueblo lo ha juzgado, Andrés Manuel López Obrador es uno de los grandes, el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna, el presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas, el que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo”, afirmó.

También lo definió como “el mejor Presidente de México” por haber llevado a cabo una “revolución pacífica” de la vida publica de México.

“Se retira de la vida pública como un demócrata y a seguir luchando desde otra trinchera (…). Ha sido un honor luchar con usted. Hasta siempre, hermano, amigo, compañero”, dijo.

Sheinbaum recordó que en las pasadas elecciones del 2 de junio, que ella ganó con el 60 % de los votos, la ciudadanía apostó por continuar la transformación que inició López Obrador y, sobre todo, apoyó el tiempo de mujeres.

“Después de 200 años de la república por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación”, señaló.

Por otra parte, explicó que los logros sociales y económicos del Gobierno de López Obrador, que incluyeron la reducción de la pobreza y de la desigualdad; baja inflación, deuda y desempleo; el fortalecimiento del peso y el alza del salario mímino, entre otros saldos, fueron posibles gracias a una profunda transformación en el país.

“Cambió el fracasado modelo neoliberal, y del régimen de corrupcion y privilegios (pasamos) a uno que surgió de la fecunda historia de México, del amor al pueblo y la honestidad. Lo llamamos el humanismo mexicano”, recordó.

Sheinbaum dio a conocer el decálogo que regirá su Gobierno y que recoge en gran parte la herencia de su antecesor: por el bien de todos, primero los pobres; austeridad republicana; honestidad y autoridad moral; democracia del, por y para el pueblo; y “prohibido prohibir”.

La lista se complementa con compromisos para el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales; equidad de género; soberanía con respecto a otros países (“nos coordinamos, pero no nos subordinamos”); promoción de una política con amor, sin odio; y, por último, una condena al clasismo, al machismo y a toda forma de discriminación.

Sheinbaum dedicó la parte final de su discurso a las luchas de las mujeres.

“Durante mucho tiempo, las mujeres fuimos anuladas, a muchas de nosotras nos contaron desde niñas una versión de la historia que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado por hombres (…) hoy sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México”, explicó.

Por el contrario, agregó, hoy las mujeres saben que pueden ser presidentas. “Con ello hago una respetuosa invitación a que nombren ‘presidenta’, con ‘a’ al final, al igual abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra, ingeniera, porque, como nos han enseñado: solo lo que se nombra, existe”, señaló.

En la parte más emotiva, la presidenta reconoció a las heroínas anónimas e invisibles, las que lucharon y lograron o no sus sueños, porque con su triunfo llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron.

“Llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas. Llegan las indígenas, las trabajdoras del hogar que salen de sus pueblos para apoyarnos a las demás. Las bisabuelas que no aprendieron a leer y escribir porque la escuela no era para niñas. Llegan nuestras tías que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes. Las mujeres anónimas que desde su hogar las calles o sus lugares de trabajo lucharon por ver este momento”, describió.

Además, llegan las madres que les dieron la vida a sus hijas. Las hermanas que lograron salir adelante y emanciparse. Las amigas y compañeras. Las hijas y las nietas.

“Llegan todas ellas que nos pensaron libres y felices (…) soy madre, abuela, científica y mujer de fe. Y a partir de hoy y por voluntad del pueblo de México la presidenta (…) pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la patria. No les voy a defraudar. Les convoco a seguir haciendo historia”, señaló.

La científica de 62 años se convirtió así en la primera mujer presidenta de México y culminó una larga carrera política que comenzó a mediados de la década de 1980, cuando era una joven estudiante de la carrera de Física y se convirtió en parte del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), que llevó a cabo una histórica huelga en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Más tarde, Sheinbaum participó en la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el cual aglutinó durante décadas a la izquierda mexicana. Luego continuó sus estudios en Estados Unidos y volvió a México.

En el año 2000, López Obrador ganó la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México e invitó a la científica a formar parte de su gabinete, como secretaria de Medio Ambiente.

Aunque apenas se habían visto en algunas reuniones políticas, Sheinbaum aceptó el desafío. En 2006, ella ejerció como vocera de la primera campaña presidencial de López Obrador, en unas elecciones que estuvieron ensombrecidas por las sospechas de fraude.

También fue una de las fundadoras del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido que construyó el mandatario saliente y que, a la larga, desplazó por completo al PRD como la principal fuerza de izquierda en México.

Al amparo del paritod oficial MORENA, Shienbaum se postuló en 2015 por primera vez a un cargo de elección popular, la alcaldía de Tlalpan, en la Ciudad de México. Un par de años más tarde, anunció que contendería por la Jefatura de Gobierno de la capital.

El 1 de diciembre de 2018, en una ceremonia que coronó décadas de luchas de la izquierda mexicana, López Obrador juró como presidente. Cinco días después, Sheinbaum lo hizo como jefa de Gobierno. Morena comenzó a gobernar el país y la capital. En los años siguientes, se convirtió en el partido más poderoso de México.

En el momento en que Sheinbum asumió su nuevo cargo, se transformó automáticamente en precandidata a la presidencia para 2024. El desafío era convertirse en la primera presidenta en los 200 años de historia de vida independiente de México.

Con el apoyo incondicional de López Obrador, el pasado 2 de junio, la científica logró su objetivo.

López Obrador se jubilará de la vida política en una remota finca de su natal Tabasco.

Ayer, López Obrador celebró el último acto oficial con una comida a los invitados a la toma de protesta de Sheinbaum y posteriormente dejó que la Presidenta electa encabezara una cena de Estado.

“Me voy muy contento porque entregaré la banda presidencial a una mujer excepcional, a una humanista, una mujer llena de amor, humildad y buenos sentimientos”, expresó AMLO en su despedida.

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