Por Agustín Gutiérrez Canet/Texto Periódico El País/Ciudad de México.- A pocos días de celebrarse en México la elección presidencial, hasta ahora todas las encuestas dan como ganador a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), al frente del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.
La ventaja de más de 16 puntos del ya tres veces candidato parece irremontable. De ahí que los ataques en su contra están arreciando hasta llegar a emitir anuncios con niños, lo que en Europa estaría prohibido. Finalmente, después de haber sido difundidos en radio y televisión, los spots fueron suspendidos por el Tribunal Electoral.
Acusan a AMLO de querer volver al pasado, de estar en contra de las inversiones, de que buscará implantar políticas similares a las de Hugo Chávez en Venezuela. Mentiras.
Buscan en el basurero cuentos de horror, sin reconocer que toda persona y todo movimiento evoluciona. López Obrador no es el mismo de hace seis o doce años, hoy es más moderado, está más cerca del centro.
Morena representa la mejor oportunidad para un cambio en México que conlleve justicia, lucha contra la pobreza y la desigualdad. Significa la búsqueda de una mayor cohesión social, valores que la Europa de la posguerra logró implantar en un Estado de bienestar.
Ante los ataques manipuladores, el equipo económico de López Obrador, coordinado por el empresario Alfonso Romo con el apoyo de Carlos Urzúa, su eventual secretario de Hacienda, realiza una discreta labor para infundir confianza entre inversionistas y banqueros.
Al mismo tiempo, López Obrador persigue el voto popular en las plazas públicas, en los medios de comunicación y en las redes sociales, apoyado por un reconocido e importante equipo en el que destacan las mujeres.
Los inversores extranjeros parecen dar por descontado que va a ganar López Obrador. Es importante que le den el voto de confianza y trabajen con su Gobierno si su triunfo se confirma en las urnas.
Los mensajes económicos de López Obrador son muy claros:
— Respeto a la autonomía del Banco de México.
— Libre flotación del peso.
— Impuesto sobre la renta y del IVA sin cambios (excepto en la frontera norte).
— Apoyo a los tratados de libre comercio como el TLCAN de Norteamérica, el TPP 11 del Pacífico y el TLCUEM de Europa.
— Disciplina presupuestaria.
— Reorientar el gasto público.
Algunas propuestas de López Obrador han sido manipuladas por la oposición.
AMLO ha reiterado que una amnistía no representa impunidad y que la actual política de combate al crimen organizado ha sido un fracaso. La violencia no se combate con violencia, dijo, porque solo engendra más violencia. Hay que dar empleo y educación a los jóvenes para que no sean atraídos por la criminalidad. Las cárceles no pueden estar llenas de campesinos que para sobrevivir cultivan estupefacientes.
Otro tema controvertido es su posición sobre la reforma energética. Ha dicho que se revisarán los 91 contratos asignados hasta la fecha en las diversas rondas de licitación. Si los contratos son transparentes se respetarán, no hay nada que temer. Esos mismos contratos incluyen una cláusula de rescisión administrativa que podría aplicarse si la empresa beneficiaria no cumple con los términos acordados. Corresponde a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, no al Gobierno, hacer esa evaluación, en apego a derecho.
La construcción del nuevo aeropuerto de Ciudad de México es un tema que se ha debatido recientemente. No es cierto que la oposición al proyecto impacte en las inversiones. Ninguna de las empresas que hasta ahora han recibido contratos ha invertido un solo peso. Son contratistas, no inversionistas. El único inversor es el Gobierno. Por lo pronto, los costos del aeropuerto ya se elevaron el 46% de lo originalmente proyectado y todavía faltan siete años para terminarlo.
En política exterior, López Obrador ha subrayado que la imagen de México en el extranjero está profundamente deteriorada por la violencia, la corrupción y la impunidad. Tenemos que cambiar esa realidad con la ayuda de nuestra cultura. México es un país de una enorme riqueza cultural y humana. El auténtico cambio de la imagen de México no será una operación de relaciones públicas, sino resultado de una profunda transformación del país.
AMLO ha dicho que buscará construir una política exterior de Estado con todas las fuerzas políticas, el Congreso y la sociedad civil. Una política exterior que mire más allá de la negociación de acuerdos comerciales, que tenga una visión más amplia, con énfasis en la acción multilateral y en relaciones con países estratégicos, entre los que destacan España, Francia y Alemania.
La relación con Estados Unidos será prioritaria, enfocada a la buena vecindad y la cooperación al desarrollo, así como a la protección de los derechos humanos de los mexicanos. Queremos ser amigos con el debido respeto mutuo.
Si bien López Obrador es un líder popular de izquierda, los inversores deben reconocer que está comprometido a ejercer un principio conservador: no gastar más de lo que se tiene. Exactamente lo opuesto al populismo.
Un Gobierno de López Obrador orientado a combatir la corrupción, que anualmente cuesta a las finanzas públicas una pérdida de alrededor de 500.000 millones de pesos anuales (cerca de 22.000 millones de euros), no puede ser llamado populista, sino progresista.
Revisar contratos petroleros para asegurarse de que las empresas cumplan sus obligaciones no puede ser populismo, sino ejercicio transparente de las facultades legales del Estado.
Suspender el nuevo aeropuerto internacional, si los altos costos se disparan incontrolables, tampoco es populismo, es mera prudencia económica.
El equipo económico que rodea a AMLO está a favor de la iniciativa privada y en contra de las expropiaciones. Nada de estatismo.
El Gobierno de López Obrador no será populista; al contrario, será responsable, progresista y moderno. Es, hoy, la mejor opción para el futuro de México.
Agustín Gutiérrez Canet es asesor diplomático de Andrés Manuel López Obrador y embajador de México en retiro.