Por António Guterres*
Nueva York, EU, 8 febrero 2017.-Con demasiada frecuencia, el mundo mira a África a través del prisma de los problemas. Cuando miro a África, veo un continente de esperanza, promesa y enormes posibilidades.
Estoy empeñado en aprovechar esas ventajas y establecer una plataforma de cooperación más elevada entre las Naciones Unidas y los dirigentes y pueblos de África. Ello es indispensable para impulsar el desarrollo inclusivo y sostenible y profundizar la cooperación en pro de la paz y la seguridad.
Ese fue el mensaje que trasmití a la Cumbre de la Unión Africana celebrada recientemente en Addis Abeba (Etiopía), en la que fue mi primera misión importante como Secretario General de las Naciones Unidas.
Ante todo, acudí a la Cumbre con un espíritu de respeto y solidaridad profunda. Estoy convencido de que el mundo puede beneficiarse mucho de la sabiduría, las ideas y las soluciones africanas.
Fui también a expresar un profundo sentimiento de gratitud. África proporciona la mayor parte del personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en todo el mundo. Las naciones africanas se cuentan entre los países que con más generosidad acogen al mayor número de refugiados. En África se encuentran algunas de las economías de crecimiento más rápido del mundo.
La solución de la reciente crisis política de Gambia demostró una vez más que los dirigentes africanos y la unidad de África pueden superar los desafíos de la gobernanza y hacer valer la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho.
Me fui de la Cumbre más convencido que nunca de que toda la humanidad se beneficiará si escucha a los pueblos de África, aprende de ellos y colabora con ellos.
Ya contamos con planes para construir un futuro mejor. La comunidad internacional ha entrado en el segundo año de la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un esfuerzo supremo para hacer frente a la pobreza, la desigualdad, la inestabilidad y la injusticia a nivel mundial. África ha aprobado su propio plan complementario y ambicioso: la Agenda 2063.
Para que los pueblos de África puedan beneficiarse plenamente de esas importantes iniciativas, es preciso armonizar las dos agendas de forma estratégica.
Todo empieza con la prevención. Nuestro mundo tiene que pasar de gestionar crisis a prevenirlas. Tenemos que romper el ciclo de respuestas que son demasiado tardías y poco eficaces.
La mayoría de los conflictos actuales son de carácter interno y estallan como consecuencia de la competencia por el poder y los recursos, la desigualdad, la marginación y las divisiones sectarias. A menudo, los conflictos se ven exacerbados por el extremismo violento o contribuyen a avivarlo.
Las Naciones Unidas están resueltas a colaborar estrechamente con los asociados dondequiera que un conflicto, o la amenaza de conflicto, ponga en peligro la estabilidad y el bienestar.
Pero la prevención no solo supone prestar atención a los conflictos. El mejor medio de prevención y la vía más segura para alcanzar una paz duradera es el desarrollo inclusivo y sostenible.
Podemos acelerar los progresos si trabajamos más para ofrecer a los jóvenes oportunidades y esperanza. Más de tres de cada cinco africanos son menores de 35 años. Para aprovechar al máximo este activo formidable hay que invertir más en la educación, la formación y el trabajo decente y hay que lograr que los jóvenes contribuyan a forjar su propio futuro.
También debemos hacer todo lo posible para empoderar a las mujeres, de manera que puedan desempeñar plenamente el papel que les corresponde en el desarrollo y la paz sostenibles. Me complace que la Unión Africana preste una atención sistemática a la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer.
Como se ha comprobado repetidas veces, cuando empoderamos a las mujeres, empoderamos al mundo.
Viajé a África como un asociado, un amigo y un promotor resuelto a lograr que cambie la manera en que se percibe a este continente diverso y vital. Las crisis ofrecen, en el mejor de los casos, una vista parcial. Sin embargo, desde una plataforma de cooperación más elevada, podemos ver todo el panorama –una visión clara del enorme potencial y los notables éxitos del continente africano.
No tengo dudas de que con esa perspectiva podremos ganar la batalla por el desarrollo sostenible e inclusivo, que ofrece también las mejores armas para prevenir los conflictos y el sufrimiento, y lograremos que África brille aún más intensamente e inspire al mundo.
*Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas