Agencias/Ciudad de México.- De entre todos los proyectos de Star Wars producidos por Disney, hay uno que destaca sobre los demás, y no es The Mandalorian, sino Rogue One: Una Historia de Star Wars, la primera película de la franquicia donde realmente se nos muestra con empatía que entre los “malos” y los “buenos” no hay tantas diferencias. En una guerra entre los rebeldes y un Imperio galáctico, la violencia y el terrorismo son el pan de cada día. Esa versión adulta de Star Wars no se volvió a tocar (aunque brevemente se coquetea con la idea en Los Últimos Jedi) en las siguientes entregas, pero en Disney Plus ha llegado su sucesora, la serie Andor.

Lo que hacía tan especial a Rogue One: Una Historia de Star Wars era que por momentos parecía estar dirigida a los fans adultos y quería alejarse del maniqueísmo de la saga. Ahora con la serie dedicada a Cassian Andor (Diego Luna) las reseñas y los comentarios de los fans apuntan a que es una digna sucesora del filme de Gareth Edwards, e incluso va más lejos en algunos aspectos.

Andor confirma lo bien que le sienta a Star Wars un mayor grado de madurez, o mejor dicho, lo mucho que le suma a este universo una mayor amplitud de registros. Una saga que está muy cerca de cumplir cincuenta años, y que durante buena parte de su vida tuvo un tono aventurero sin mayores pretensiones (que no es una contra per se), de alguna forma necesitaba demostrar una maduración acorde a un público que pide ver relatos más incómodos. En ese sentido, Star Wars es un banco de pruebas perfecto, que permite desarrollar historias y personajes de todo tipo. No hay muchos mundos que permitan tantas formas de abordarlo, y que (en buenas manos) todas funcionen. Por eso es que la franquicia necesita un equilibrio en su fuerza, que se ampare en una convivencia entre aventuras iniciáticas de buenos contra malos junto a otras de mayor oscuridad, como es el caso de Andor.

Uno de los sitios que ha destacado esta madurez inusual en la franquicia creada por George Lucas es Comic Book, que en un reciente artículo destaca el sello del showrunner Tony Gilroy, guionista de Rogue One: Una Historia de Star Wars y director de cintas como El Legado Bourne:

Andor tiene un estilo característico de Gilroy que definitivamente está más dirigido a los adultos, con monólogos al estilo de un dramaturgo y diálogos esotéricos entre personajes. El mundo que estamos viendo también está lleno del tipo de moral gris en la que Gilroy disfruta jugar, en lugar del heroísmo del bien contra el mal de la típica historia de Star Wars. Su reflexión seria sobre los efectos del gobierno fascista en una población es oportuna, y una narrativa que claramente está destinada a que la mente adulta reflexione.

Tal como ya se había apuntado antes, películas como Star Wars: el ascenso de Skywalker sólo refuerzan la narrativa de buenos contra malos, que no es mala en sí misma, pero a las audiencias actuales puede parecerles aburrida si no se maneja de forma adecuada, y al tocar temas tan serios como los de un imperio opresor, siempre se agradece una poca de seriedad. Otro medio que apreció esta madurez del show fue The Atlantic, que en su reseña escrita por Shirley Li podemos leer:

La serie observa un entorno familiar desde un nivel del suelo poco familiar: la mayoría de los personajes intentan salvar su propio pellejo, no toda la galaxia. Un show que está más preocupado por retratar la vida bajo un sistema opresivo que por inspirar asombro, Andor es una entrada inusualmente madura en la franquicia de Star Wars. Es un drama confiado y sofisticado que pide, y recompensa, la paciencia de un adulto.

Finalmente, no podemos ignorar el artículo de SyFy donde se elogia que Andor reconozca que existe la vida sexual. Los fans de la franquicia que conocen el Universo Expandido y las novelas canónicas tal vez protesten, pues esta no es la primera vez que se aborda el tema, pero aquellos que sólo consumen los productos audiovisuales de Star Wars pueden verlo como una novedad:

De hecho, el primer episodio comienza con un viaje a un burdel y un reconocimiento indudable del hecho de que la gente realmente… lo hace, digamos, en el universo de Star Wars. Así es, Andor contiene sexo, o al menos una implicación abierta del acto sensual, lo que hace que el show cambie absolutamente las reglas del juego para la franquicia de casi 50 años. Pero cuando el escritor nominado al Oscar detrás de Michael Clayton y la trilogía de Bourne quiere traer su sensibilidad a la mesa, ¿cómo puedes decir que no?

Por todo esto es que la televisión le permite a Star Wars multiplicarse y crecer. Y ese laberinto en el que los productores no se animaban a arriesgar historias más densas para el cine, terminó encontrando una salida gracias a la pantalla chica. Andor es una ficción áspera, de personajes oscuros, de peleas sin códigos y de antihéroes que encuentran en la justicia una inesperada reivindicación. Cassian Andor es el emblema de lo que significa atacar al Imperio en el siglo XXI, una lucha que pide grises y para la que ya no alcanza con ser un joven granjero que mira con inocencia cómo se ponen los dos soles sobre el campo.

Comentarios desactivados en Triunfa Andor convertida en versión adulta de Star Wars