Agencias, Ciudad de México.- Todos los factores de pesadilla se conjugaron contra The Flash. Si bien no hay uno sólo que pueda apuntarse como el decisivo, los números no mienten: la película de Ezra Miller perdió cerca de 200 millones de dólares. Y esta cifra la coloca como una de las pérdidas más escandalosas para un filme de superhéroes, por lo menos, desde los últimos 15 años. Estos son peores números de los que Los Cuatro Fantásticos y X-Men: Dark Phoenix entregaron.

De acuerdo con Box Office Mojo, The Flash recaudó, a nivel mundial, US $268 millones contra un presupuesto de 200 millones y sin contar los gastos de publicidad y marketing. Esto se traduce en un par de centenas de millones perdidos para el estudio Warner Bros. Y con ello, supera los aproximadamente US $133 millones y 100 millones que perdieron Dark Phoenix y Los Cuatro Fantásticos, respectivamente. Esto efectivamente convierte al filme de Andy Muschietti en uno de los fracasos más estrepitosos en el género de los superhéroes y uno con la recaudación más baja con la excepción sólo de aquellos, también de este estudio, que se lanzaron durante la pandemia como Mujer Maravilla 1984 y El escuadrón suicida.

Pese a su apuesta por la nostalgia con el regreso de Michael Keaton como Batman, todo salió mal para el filme. Los escándalos de Miller y su indisposición para el marketing, el inminente reboot de James Gunn anunciado meses antes de su estreno, la pobre calidad de sus efectos digitales y una fecha atrapada en un verano abarrotado de otras franquicias listas para lanzar sus respectivas entregas son todos factores que le pusieron el pie al Corredor Escarlata en su llegada a cartelera.

Como saben, The Flash cuenta la historia de Barry Allen, quien usa sus veloces habilidades para viajar en el tiempo y prevenir la muerte de su madre y el injusto encarcelamiento de su padre por el delito. No obstante, descubre que alterar los eventos del pasado cambia el presente dramáticamente y acaba por dejar a la tierra indefensa ante la llegada del General Zod. Nada de esto resultó atractivo para el público, quien apenas se interesó por ella en poco más de dos meses que logró sostenerse en cines.

El estudio empleó toda clase de técnicas para tratar de posicionarla. Esparcieron detalles sobre una buena reacción en proyecciones de prueba, ejecutivos la llamaron una de las mejores del género, trataron de apelar a fans con proyecciones exclusivas muy adelantadas a su estreno y todavía insinuaron que Muschietti había sido tan impresionante que una secuela ya estaba en discusión y que le darían el siguiente filme de Batman: The Brave and the Bold. Pero nada de esto tuvo resultado.

Ante el fracaso, la lección que el estudio ha aprendido es a ser más cuidadoso con los gastos. Blue Beetle, siguiente título de DC, tuvo muy poca campaña de marketing ante proyecciones todavía más pequeñas. Aquaman and the Lost Kingdom, la que se espera sea la última película del ahora extinto DCEU, y de la que dice haber sufrido varios cambios durante el rodaje y en postproducción, no ha lanzado siquiera un teaser pese a que faltan apenas cuatro meses para su estreno a mediados de diciembre. Todo esto no hace más que dejarle el camino más libre a Gunn para rehacer su franquicia con los elementos que él mejor considere.

¿Podrá el reboot salvar a la franquicia? La excelente recaudación de Batman y Guasón parecen apuntar a que el público quería algo distinto al tambaleante DCEU. Pero no habrá más que esperar a ver si este resulta ser el caso. Hasta entonces, The Flash llegará a HBO Max el 25 de agosto y quizá esto permita revelar más sobre lo que hizo a uno de los superhéroes más famosos de DC perder la carrera del verano por la taquilla.

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