Agencias/Ciudad de México.- Encontrar el amor en tiempos de pandemia se ha convertido en una tarea prácticamente imposible. O al menos, eso me cuentan mis amigos solteros. Y si bien las aplicaciones de citas llevan unos cuantos años sirviendo de Cupido fugaz en la sociedad moderna, la crisis sanitaria provocó un auge mayor ante la soledad vivida el último año, según aseguró el grupo Match (dueño de marcas como Tinder, Hinge y Meetic) que sumó más de un millón de suscripciones de pago en el último trimestre de 2020 y alcanzó los 11 millones de usuarios en todo el mundo.
Pero, ¿imaginan que encontrar a tu alma gemela fuera una cuestión de genética? ¿Que no hicieran falta apps ni citas, sino que un test de ADN hiciera de match para dar con el gran amor de tu vida? Desde ya, nadie habría pasado a solas la cuarentena. Pues esta es la premisa central de una serie de Netflix estrenada recientemente. Les hablo de The One, una apuesta de ocho episodios que me dejó con una pregunta rondando en mi cabeza: ¿qué haríamos los que estamos en una relación si de repente existiera la posibilidad de descubrir quién es tu alma gemela?
Basada en un libro de John Marrs, The One es una serie que juega entre el drama, el thriller y la ciencia ficción, y parte de una idea muy interesante: la existencia de una vía para encontrar el amor definitivo. La serie comienza con una mujer dando una charla inspiracional de tipo TED. Es la fundadora de “The One”, una empresa que está arrasando en todo el mundo a partir de haber encontrado la fórmula científica de encontrar almas gemelas a través de un simple test de ADN.
Según la serie, solo existe un amor único para cada uno de nosotros. Una persona genéticamente predispuesta a enamorarnos perdidamente y viceversa. Y mientras veía cada episodio pensaba que mientras los solteros tendrían la vida amorosa resuelta, ¿qué haríamos los que estamos en pareja? ¿nos ganaría la curiosidad y el anhelo de encontrar un amor perfecto?
La serie recurre a saltos en el tiempo para contarnos la historia de su fundadora, Rebecca (Hannah Ware); una estudiante de ciencias que amasa una fortuna al descubrir la manera de garantizar el amor a través del ADN junto a un compañero de estudios. De esta manera se suman varias historias de amor secundarias de clientes que encuentran esa pasión idílica, eterna e incondicional, que engloba la idea de un alma gemela.
Según la serie, las personas que hacen match reconocen la atracción enseguida. Una atracción que es mucho más que física. Es pasional, intelectual y emocional. Es el amor perfecto. Es algo que vemos en esas parejas secundarias, personajes que quizás están en diferentes rincones del mundo pero que después de someterse al test de ADN mueven cielo y tierra para unirse.
Sin embargo, las historias que más llaman la atención son las de aquellos que estando en parejas o casados se someten al test. Aparecen personajes dolidos por el abandono de parejas que se marcharon con su alma gemela, se habla del aumento de las separaciones y divorcios a raíz de la popularidad de la empresa, hasta el punto que el gobierno británico se plantea prohibir el test con tal de aportar estabilidad a la vida familiar del país.
Y si bien The One se va por derroteros fallidos que la hacen flojear como serie en general -como la inclusión del misterio de un cadáver y la transformación mafiosa de su protagonista- la premisa principal nunca se pierde. Aunque la serie falle en explotar más la idea romántica al irse demasiado por la tangente, hay algo profundamente inquietante en toda su premisa: ¿qué harías tú por encontrar el amor perfecto? Pero sobre todo, ¿qué harías si estando en pareja surge la posibilidad de descubrir si tu alma gemela está ahí fuera? ¿Lo harías? ¿Arriesgarías tu relación actual por la promesa del amor perfecto?
Algo me dice que más de uno caería en la tentación. Después de todo, el anhelo del amor idílico forma parte de la historia del ser humano. Platón mismo planteó la idea de las almas gemelas en El banquete escrito entre 385 y 370 a.C.; los cuentos de hadas influyeron a decenas de generaciones mientras las películas románticas alimentan la idea de un amor incondicional, apasionado y eterno.
The One es la típica serie británica de maratón para un fin de semana -como hace poco lo fue Detrás de sus ojos-, y si bien falla en la construcción de su narrativa, cuando se trata de cuestionar el amor consigue dar en el clavo. “¿Es mi pareja mi alma gemela?”, “¿Habrá otra ahí fuera?” “Y si pudiera encontrarla ¿lo haría?” Son algunas de las preguntas que surgen al verla.
Y supongo que las respuestas dependerían del nivel de curiosidad de cada uno…