Agencias, Ciudad de México.- Ousmane Dembélé es la prueba perfecta de que todo (o casi todo) se puede reconducir en esta vida. Muy atrás ha quedado ese encontronazo con Luis Enrique, que ahora, se ha convertido una de las claves de que el galo viva el mejor momento de su carrera. También las lesiones que hicieron que su aventura en Barcelona fuera mala para ambas parte. Ahora, a sus 27 años, le ha llegado el momento de disfrutar de su mejor versión en París.
¿Quién puede parar a Ousmane Dembelé? Señalado durante toda su carrera por la falta de eficacia, el internacional francés ha completado su metamorfosis este curso con el PSG, convertido en el ‘killer’ del equipo como falso 9, alcanzando ya los 23 goles este curso.
El verdadero despertar de Dembelé llegó con el inicio de 2025: 15 de sus 23 goles los ha marcado este año. En sus 11 últimos partidos, 11 dianas.
Su metamorfosis había comenzado en diciembre, cuando el entrenador del PSG Luis Enrique comenzó a darle continuidad como titular en la posición de delantero centro, tras probar a prácticamente todos sus atacantes.
“Estoy bien situado en el campo en el papel de número 9 y debo marcar”, señaló el jugador el 1 de febrero tras un triplete al Brest (5-2), tres días después de otro ‘hat trick’, frente al Stuttgart en Liga de Campeones.
“Antes jugaba en el medio por la derecha, pegado a la línea, y era más difícil marcar, tenía que driblar tres o cuatro jugadores antes de poder marcar. Ahora, como número 9, solo tengo un jugador o solo tengo que golpear la pelota”, explicaba el atacante de 27 años.
Su última exhibición, el doblete con el Brest de nuevo como víctima (3-0) en la ida de la repesca de octavos de la Liga de Campeones.
Desbordando confianza, el antiguo jugador del Barcelona optó por disparar al primer poste en su primer tanto, cuando la jugaba pedía ponerla al segundo, y a continuación mostró más determinación que cuatro defensas del Brest para pelear un balón dividido y marcar. Buscó una cámara, sacó el dedo índice y se lo dedico a los telespectadores.
Además propició el penal que sirvió para abrir el marcador. El portugués Vitinha se encargó del lanzamiento.
Dembelé está cumpliendo con su objetivo de principios de temporada, tomar la responsabilidad y afinar ante portería, consciente de la difícil tarea de reemplazar a Kylian Mbappé como estrella del proyecto.
“Ousmane siempre ha sido un jugador diferente. No importa el puesto en el que juegue, es capaz de driblar a dos o tres jugadores, hacer pases decisivos y marcar goles. Nuestro objetivo con él siempre fue el mismo, encontrarle espacios en el interior o en las bandas”, explicó Luis Enrique.
Con Dembelé imparable, el PSG solo conoce victorias en 2025, salvo un empate ante el Reims. Antes de recibir al Brest en una repesca de Champions que tiene encarrilada, en el Parque de los Príncipes, visita al Toulouse (10º).
El PSG lidera con gran autoridad la Ligue 1. Tiene 10 puntos de ventaja con su primer perseguidor, el Marsella, que recibe al Saint-Etienne (16º).
El extremo del PSG está de dulce. Tanto, que algunos se empacharían. El 2025 le ha cambiado la cara y no puede parar de destrozar todos los registros posibles en este año natural. Su partidazo contra el Brest (0-3), que deja encarrilado el play-off de acceso a los octavos de final de la Champions League, fue otro día en la oficina para el galo.
Luis Enrique prescindió de Gonçalo Ramos y Khvicha Kvaratskhelia en el once inicial y le dio la libertad necesaria para moverse por donde quiso, como viene siendo habitual, y respondió con un doblete (que no fue hat-trick porque Lees-Melou frenó con el brazo su remate en el primer tiempo que acabó siendo el 1-0 de Vitinha de penalti) y un recital apareciendo por dentro que evidencia que el asturiano ha dado con la tecla con él.
Los datos no mienten y confirman las sensaciones de todos los espectadores del deporte rey: este Dembélé asusta. El galo ha marcado en todos los partidos que ha jugado en este 2025 y es el máximo goleador del año natural (15 dianas). En sus últimos cinco partidos, ha marcado 11 goles. En total, la cifra de la temporada 2024-25 asciende a 23 goles, que acompaña con seis asistencias.
Este Dembélé es otro. No es el del Barça. No tiene lesiones, es resolutivo, determinante, líder e imparable. La marcha de Kylian Mbappé le ha sentado de perlas. Luis Enrique quería solucionar la marcha del de Bondy al Real Madrid con la fuerza del trabajo colectivo, pero no nos engañemos, todo gallinero necesita un buen gallo, y en el Parque de los Príncipes, es Ousmane Dembélé. Lo más interesante para su equipo es que no necesita eclipsar a nadie para destacar semana tras semana. Más bien, al revés. Y mucho mérito es de su entrenador.
El gran momento de Dembélé (el mejor de su carrera) viene acompañado de un paso adelante de todo un PSG que hace unos meses estaba tocado y casi hundido en la Champions League. Sin embargo, la explosión de ‘Dembouz’ está coincidiendo con un gran Hakimi, con la mejora constante de Doué y Barcola y con la facilidad para conectar con los hombres de mejor pie como Vitinha o Joao Neves en la medular. No es casualidad, y seguramente, cuando coincida con Kvaratskhelia, también elevará el techo competitivo del georgiano. Pero, ¿qué ha cambiado tanto en Dembélé?
El galo sigue siendo ese futbolista anárquico e impredecible en el uno contra uno, pero Luis Enrique ha encontrado la manera de descifrarlo y construirle un ecosistema favorable para que esa anarquía sea positiva. Dembélé, con más libertad y un criterio más interesante para tomar decisiones, ha respondido a las mil maravillas. Asegura cifras y hace jugar al equipo. Todo lo que se le puede pedir a un delantero. Letal con espacios y desequilibrante cuando el equipo debe atacar de manera posicional, hoy es mucho más futbolista que con el Barça.
Entre todas las competiciones, Dembélé ha acumulado 22 participaciones de gol en 25 partidos, superando la temporada más prolífica de su carrera, la 2018/2019 con el Barcelona, en la que firmó 14 goles. Sus rencillas con Luis Enrique de comienzos de temporada han desaparecido por completo y ambas partes han remado en la misma dirección para, como resalta el asturiano, potenciar al equipo por encima de las individualidades.
En octubre, una objeción de Dembélé a una orden táctica de Luis Enrique derivó en su desconvocatoria para un encuentro trascendental contra el Arsenal de la Champions. El asturiano, después, apostilló que había tomado la decisión porque el jugador “había faltado a sus obligaciones con el resto de la plantilla”. Días después, el extremo se disculpó y el entrenador del PSG le dispensó. En noviembre, una expulsión del internacional francés provocó el enfado de Lucho, que le dejó dos partidos seguidos en el banquillo, pero aquel ‘castigo’ motivó al futbolista, imparable desde el mes de diciembre.
Con nueve goles en sus últimos siete partidos, manifestando un liderazgo jamás antes visto en París, Dembélé ha llegado para quedarse, para intentar convertirse en la referencia de un PSG que quedó huérfano en junio, después de confirmarse la salida de Kylian Mbappé. El Mosquito, tan criticado durante años por su falta de carácter y por su poca regularidad, ha dado un golpe sobre la mesa y en París, también Luis Enrique, sobre todo el entrenador parisino, lo celebran solemnemente.
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