Agencias/Ciudad de México.- Un grupo rebelde armado de República Democrática de Congo obtiene unos ingresos mensuales de alrededor de 300,000 dólares gracias al control de una zona minera del este del país, según ha podido saber el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En abril, el M23 — un grupo rebelde con supuestos vínculos con Ruanda — capturó la zona minera de Rubaya, en el este de Congo, que cuenta con yacimientos de un mineral clave empleado en la producción de smartphones y computadoras. Más del 15% del suministro mundial de tantalio, un metal raro que se extrae del coltán, procede de Rubaya, dijo Bintou Keita, jefe de la misión de la ONU en República Democrática de Congo, al Consejo de Seguridad.
“A menos que se impongan sanciones internacionales a quienes se benefician de este comercio criminal, la paz seguirá siendo esquiva y los civiles seguirán sufriendo”, agregó.
El tantalio es uno de los minerales identificados a principios de año en la carta en la que el gobierno congoleño preguntaba a Apple por su conocimiento de los “minerales de sangre” de contrabando que entraban en su cadena de suministro.
Las décadas de conflicto en el este del país ha provocado una de las peores crisis humanitarias del mundo, con más de 120 grupos armados enfrentados por el poder, la tierra y los valiosos recursos minerales, mientras otros tratan de defender sus comunidades. Algunos grupos armados han sido acusados de asesinatos masivos, violaciones y otras violaciones de los derechos humanos. La violencia ha desplazado a unos seis millones de personas en el este.
El M23, o Movimiento 23 de Marzo, es un grupo rebelde militar compuesto en su mayoría por personas de etnia tutsi que se separó del ejército congoleño hace algo más de una década. En 2012 lanzaron una gran ofensiva y tomaron la capital provincial, Goma, cerca de la frontera con Ruanda, la misma ciudad que amenazan de nuevo ahora.
República Democrática de Congo sostiene que Ruanda ha estado implicada en crímenes de guerra en el este, y expertos de Estados Unidos y la ONU acusan al país de dar respaldo militar al M23. Ruanda niega la acusación, pero en febrero admitió que tiene soldados y sistemas de misiles en el este del país vecino para salvaguardar su seguridad, apuntando al incremento de las fuerzas congoleñas cerca de la frontera.
El M23 ha sido cómplice y responsable de infracciones graves del derecho internacional cometidas contra mujeres y niños en situaciones de conflicto armado en la República Democrática del Congo, como asesinatos, mutilaciones, actos de violencia sexual, secuestros y desplazamientos forzados.
Según numerosos informes, investigaciones y testimonios de testigos oculares, el M23 ha llevado a cabo matanzas en masa de civiles y violaciones de mujeres y niños en diversas regiones de la República Democrática del Congo. Varios informes indican que combatientes del M23 cometieron 46 violaciones de mujeres y niñas, la más joven de las cuales tenía 8 años.
Además de las denuncias de actos de violencia sexual, el M23 también ha llevado a cabo amplias campañas de reclutamiento forzoso de niños para que pasaran a engrosar las filas del grupo. Se calcula que desde julio de 2012, el M23 ha reclutado forzosamente a 146 jóvenes y niños tan solo en el territorio de Rutshuru, en la parte oriental de la República Democrática del Congo. Algunas de las víctimas apenas tenían 15 años.
Las atrocidades cometidas por el M23 contra la población civil de la República Democrática del Congo, así como su campaña de reclutamiento forzoso y la recepción de armas y asistencia militar, han contribuido considerablemente a la inestabilidad y el conflicto en la región y, en algunos casos, violaron el derecho internacional.